Son miles de historias, escritas por miles de vidas, en miles de diferentes
tiempos, tal vez miles de momentos, sin dejar oculto esos sentimientos, ocultos,
abiertos, despiertos y hasta perversos, que denotan muchas veces, alegrías,
tristezas y suspensos, entre miles de días, entre miles de noches, en miles de
encuentros, a través de este mundo muchas veces cruel e imperfecto, otras veces
amable y sediento, y algunas veces, muy complaciente y displicente, con esos
miles de sueños, de peticiones y de esfuerzos, que muchos de ellos intentan
consagrar, alcanzar y atinar a través de miles de aciertos, con miles de fallas
y miles de defectos, que tenemos todos en este paso de vida, a través de ese
valioso tiempo, maravilloso y sediento...
Se escriben con tinta, con vino, con grafitos, con sangre y a veces hasta con
despecho. Se escriben de mil formas, en poesías, en versos, en cuentos, en historias
y hasta con sufrimientos. Se escriben en papel, sobre las huellas de nuestro
ser, en las arenas del tiempo, sobre las olas del mar, en los arboles y en los
bancos, de esos parques donde hubieron mil encuentros. Se escriben sobre la tersa
piel, sobre la tuya, la mía, la de ellos, la de todos, las de quienes están,
sobre las pieles de quienes se fueron, sobre la piel de los que pasaron. Se
escribe todo, sin ocultar la esencia de un pasado, la de nuestro presente,
aunque estén aun en blanco, las hojas de un tentador futuro. Se escribe
siempre, desde nuestro arribo, desde esa llegada a este hemiciclo, desde ese
pequeño grito, cuando decimos presente, aquí estoy, llegue vivo, ahora es
cuando, ahora soy alguien quien escribirá pronto su propio libro...
Son miles de historias, de verdades y mentiras, de fantasías y mitologías,
de crueldades y de ironías, de novelas y de suspensos, de pasiones y deseos, de
risas y lamentos, y del noble amor en esos miles de encuentros. Son miles de
autores, miles de escritores, miles de mujeres y de hombres, de la guerra y de
la paz, de las pruebas y de los éxitos, de las fallas y de los entuertos, del
amor y de la muerte, en blanco y negro y hasta en colores. Todos escriben algo,
quizás poco, tal vez mucho, pero todos escriben, dejan su legado, dejan sus
preceptos, dejan sus reliquias, en este mundo imperfecto...
Se pintan sobre lienzos, de tela, de pergamino, sobre papeles y en miles de
cuerpos. Con pinceles, algunos finos y otros gruesos, con líneas suaves,
gruesas, toscas, rudas, gentiles, sedosas, amorfas, en miles de colores, como
obras de arte, como un cuadro original, en claro oscuro, de forma y de fondo,
intrínsecos, cruzados, limpios, ninguno puro, porque todos tienen algún
secreto. Son reales, son fantasías, es surrealismo, es antagónico y es
meramente hasta difuso, pero son historias, de miles de artistas, quienes crean
sus propias obras, en su tiempo de vida, como recuerdo perenne, de su paso, de
sus intentos, de sus errores, de sus éxitos, y también de sus mortales
encuentros, porque todos tienen, aunque sea un secreto. Todos son buenos y todos
son malos, bondad y maldad divinamente cruzados, porque todos son abiertos y
todos tienen su cuarto oscuro, que pintan armoniosamente, con los colores del
cielo, y así ocultan muchas veces, lo que muchos no deben conocer, lo que
muchos no pueden descubrir, son mil historias, pintadas en mil colores, y son
mil lienzos, algunos al recuerdo, otros al olvido, y algunos trascienden a mil
tiempos...
Son miles de lienzos, en colores y blanco y negro, con estrellas en el
cielo, con soles y cuartos oscuros de miedo, como obras de cine y de teatro, con
mil rostros, de mil llantos, de mil sonrisas, a cielo abierto y también nublados,
a media luz y como una hoguera, donde danzan demonios, estando arriba los ángeles
viendo, son miles de hombres y mujeres, de todas las razas, de todos los
credos, de todas las lenguas y de todo el mundo, son cantábricos, son góticos,
del renacimiento, y también modernos. Todos pintan algo, quizás unas
pinceladas, tal vez majestuosas bulerías, o simplemente algunas pasadas que
dejan su presencia, en esta inmensa galería, dejan su legado, dejan sus
preceptos, dejan sus reliquias, en este mundo imperfecto...
Son miles de partituras, de música del alma, algunas dulces y suaves melodías,
y otras sonidos aterradores y estridentes, que dejaron a gritos, que dejaron
por su paso, quizás por hacer daño, o tal vez buscando algo, e inventando miles
de sonidos, intentando su música, anhelando sus sueños, deseando mil pasiones,
de ese un único amor, quien fue correspondido, quien fue traicionado, quien fue
usado, quien fue atendido, quien fue alcanzado, por un mismo destino, y por un
entreverado camino, que lo llevo al filo, de un pozo profundo, de una sabana al
frente, de un valle encantado, o de una playa caliente, pero siempre con melodías
ardientes, de corazones destrozados, de corazones enamorados, de corazones
asediados, de romance y de amores locos y hasta olvidados...
Son mil canciones, son mil melodías, son mil cantautores, esos interpretes,
ensayistas y coristas, quienes intentaron, quienes intentan, quienes
intentarán, dejar salir lo mejor, lo peor, lo audible, lo inaceptable, lo
bello, lo oscuro, lo dulce y lo amargo, la gloria y el despecho, es la melodía de
una vida, de mil vidas, es en esencia, la música que su alma lleva, guardada y
oculta, y que dejaran salir, para que sea el viento, quien la lleve hasta donde
deba ir, para ser escuchada, para ser olvidada, para ser recordada, en los
tiempos del presente, y quizás, algún día de ese futuro omnipresente, quien
juzgara su letra, quien juzgara su soltura, sus colores y su locura...
Todos escriben, todos pintan, todos componen, tocan y cantan, algunos aunque
sea solo un poco, otros algo de esto y de aquello, y quizás muchos increíblemente,
dejan su esencia, pero definitivamente, todos dejan, sí, dejan su legado, dejan
sus preceptos, dejan sus reliquias, en este mundo imperfecto...
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