sábado, 10 de septiembre de 2016

Entre letras, tal vez breves cuentos y quizás algunos sonetos…



Un caminante recordaba, entre tantas leguas y caminos que tanto andaba, y él decía con voces al viento, que al mirar atrás sin mucho espaviento, solo veía desde lejos, aquellos pendejos perplejos y grandes fantoches, que le vieron desde siempre, como un burdo farolero, como un miserable andariego, quien despilfarraba por doquier, letras, historias y cuentos, cuando los demás solo escuchaban, las noticias del momento, los comerciales del sustento y los chismes de esos quienes se palmeaban, de cristianos y religiosos sin ningún fundamento...

Entre estropajos y pelos alborotados, con una botella de buen vino tinto, un rico pan tostado y acaramelado, con trozos de queso bien madurado, un fajo de billetes bien guardados, continuaba su cíclica vida, sin pedir limosnas, ni fisgonear a nadie, sin perturbar los niños que lo miraban asombrados, de mirada pícara y con suspicacia, de reojo siempre alerta estaba, siempre confundían su extraña pinta, con un pobre andariego, con un miserable pordiosero, pensando era él, un pobre hombre sin dinero, sin conocimiento alguno, un triste vagabundo y un hombre sin testamento...

Cuanto estaban equivocados, aquellos quienes miraban siempre a ese caminante, por sus estrafalarias ropas y por sus trapos arbotantes, cuando la sabiduría sabe más por vieja que por diablo, y era esta su arma de doble filo, era esta su carta secreta, guardada bajo la manga sedienta, más allá de su extraña andanza, por aparentar por lo que los ojos pagan...

En relicarios de iglesias, de bibliotecario, de farmacia y medicina, hasta en una buena cocina y de barrendero, también de mensajero, de buen portero y como licorero de bodega de ocho cuartos, a la usanza vieja, aprendió con empeño, un poco de todo eso, con disciplina y con mucho conocimiento, al libre albedrio, autodidacta pero buen librero, pero no se sentía libre, y no era como el viento, quien va donde quiere, cuando sintiera ese alegre momento...

Fue todo un señor, fue un gentil caballero, fue todo un metodista, fue un humilde escritor, cantante y bailaor, muy buen anfitrión, amigo de la gente, amigo de sus enemigos, escopetero y sainete, hasta payaso y cuenta cuentos, pero seguía sintiendo, la necesidad de la libertad, se apenaba de la falta de sinceridad, de la compasión y de la ilusión, de la decadencia y del exceso de opulencia, de todos esos que aparentaban lo que no eran, de los charlatanes de oficio, de los politiqueros y tracaleros, que manipulaban una sociedad, quien había perdido el rumbo de la vida, por lo material, por la banalidad, por la triste historia, de aparentar, más allá de esa realidad, por asumir la mendicidad, como oficio de turno, por permitir ser usados, como instrumentos de punto...

Y en una noche a la estela del jilguero, al toque del vals de un bello lucero, vio al cometa, vio esa flecha, vio esa luz de colores, quien dejo una larga estela, escucho un susurro, en esa noche de un letargo en silencio, en una noche llena de estrellas, las más brillantes de todo el firmamento, escucho la voz de su conciencia, escucho la voz de alguien a lo lejos, escucho desde los cielos, sé libre, no te de pena, no te amilanes, no te acomplejes, no te pares, ve donde quieras, haz lo que te dicte tu conciencia, si quieres escribir hazlo, si quieres hablar grita, si quieres bailar no escatimes, si quieres reír no te detengas, si quieres andar como el viento, solo déjate llevar por la brisa de mi sustento, déjate guiar por la luz de los misterios, de esas que se ocultan, a los ojos de los ciegos, que aun viendo la luz blanca, solo ven oscuridad en sus cielos...

Fue entonces cuando decidió echar andar su bella, estrafalaria y alegre vida, fue entonces como un hombre culto, decente, socialmente ilustre, de buen andar y caminar, de buenas maneras de mil hablar, de vestimenta impecable, de conocida trayectoria insospechable, decidió dejar libre al viento, los sentimientos y ansiedades por vivir la vida libre, sin espavientos, sin cordura, sin ataduras, sin bocanadas de majaderías y adulerías, sin estar pendiente de los diretes y de los chismes, echo a andar su flamante vestimenta, al son de la música no estridente, pero de letra consistente, y de mucha sangre en su vientre, para bailar como el mejor sainete, al candor del sol, bajo las lluvias a granete, a la sombra de las ceibas, de las palmeras, de los edificios de cristal en exhibición, descalzo sobre las arenas, en sandalias sobre el asfalto caliente, con aroma a de todo, con olores sudorosos, barbado, despeinado, y con sus gafas oscuras, simplemente para mirar mejor, a los que hablan a su lado, a su costado, a sus espaldas, y por su andanza, loca y vertida de entusiasmo avivado...

Pidió perdón a los suyos, pidió perdón por su error, pidió perdón a Dios, pidió perdón con honor, se perdono él por todo lo anterior, por no haber sido sincero pensado en lo mejor, pidió perdón a su mujer, por no haberla amado más de lo que le dio con todo su amor, pidió perdón a sus hijos, por no haber sido padre a la altura, de lo que otros siempre emitieron en su opinión, pidió perdón a su madre, por no haber sido un mejor hijo y un noble descendiente de su gran amor, pidió perdón a la vida misma, por no haberlo hecho antes, cuando tuvo la ocasión, pero nunca será tarde en esta vida, ni en la siguiente, ni en las historias que dejara en su misión, tuvo en bello pasado, aprendió en ese gran presente, pero ahora ve un futuro incierto, pero con gran premonición, sabe que muy adelante estarán las puertas, los caminos de resurrección, ha de ser bendecido, ha de ser agradecido, con todo lo que ha ocurrido, y es así como este pobre andariego, echo a andar con la pinta, con algarabía, con la mayor ilusión, una vida libre y muy divina, llena de pasión, armonía, paz e ilusión...

Son cuentos, son breves historias, son melodías y canciones, versadas en sonetos de gran composición, son palabras que se diluyen en trivial tradición, que dicen de todo, que a veces no dicen nada, pero alegran mas la vida, sonríes sin dejar que la misma, te pase por encima, te pise sin permiso, te deje sin aviso, y llores sin ningún motivo, y es así, entregando mas amor, entregando más ilusión, bailando al son de la canción, motives a la nueva generación, que hay que aprender, hay que cultivar, hay que sembrar, los valores de la humanidad, al candor de la mayor motivación, hay momentos de momentos, hay que afrontar con valor, levantase y continuar siendo, la parodia de un caminante, quien será siendo un gran actor, un gran compositor, un bailaor del flamenco, de la salsa y del tango en ebullición, drenando sudor, contagiando con estupor, y estimulando a la estirpe que están llegando a continuación...

Continuare luego narrando, algunas breves historias, de este sainete, bailaor, cantante, cocinero y escritor, quien tienen en sus andanzas, cuentos breves jocosos, alegres, de borracheras, de quesos, de buen vino y de picantes brochetas, de esas que empalagan por tanto pimentón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario