“Quizás más
allá del entendimiento existencial… Los ángeles también le dicen al Maestro,
cuanto a veces ellos desean entregar aun en la ausencia desde el laberinto de
sus sueños…”
A pesar de lo que se
dice, a pesar de lo que se sueña, en ocasiones se vislumbran tanto de esas
señales que simplemente escuchamos tantas melodías de aquello que tú ni tan
siquiera esperas, y tal vez entre esos cánticos, tal vez entre la penumbra
espesa, tal vez en ocasiones sea al alba o al ocaso, donde algunos de ellos y
hasta muchos, sentados a los pies de quien los venera, los cuida, los ama y también
les enseña, es el Creador quien les cuenta, quien los mira, quien los siente y
les infunde esa sensibilidad que se disgrega entre tantas alegrías y a veces
entre algunas penas, pero así es la vida, aquí en la tierra, e inclusive más allá
del cielo, donde también ellos anhelan trascender esa visión de vida, si tan
solo lograsen bajar aunque sea en un segmento de ese tiempo, aquí en la venerable
tierra donde todo es posible más allá de nuestro entendimiento y nuestra
entrega aun en los desvelos...
Eran varios de ellos
en aquella reunión tan abierta, quienes con ímpetu, con pasión y devoción, con
mucha curiosidad y con deseos de ver y sentir aquello que no entienden desde el
glosario de su sapiencia, pues ellos se manifestaban con algarabía a través de
mil maneras, pero en ese momento solo uno de ellos ese día logró destacarse en
el bululú de esa adorable fiesta, ya el maestro lo sabía, lo había notado, conocía
de sus esfuerzos, de esas mil preguntas, de esas inclusive mil respuestas por
quien ese angelito generalmente dejaba a otros con la boca abierta, porque su
deseo iba más allá de lo que otros quizás querían, y así de esta manera nunca
dejaba escapar oportunidad alguna, no perdía un ápice de tiempo en cualquier
tribuna abierta, siempre se destacaba manifestando las ganas de señalar aquello
que quizás desde acá nosotros especulamos hasta con algunas velas, y a pesar de
la esencia fiel a la verdad, a la existencia, a la vida espiritual, a la vida
eterna, lejos de lo trivial, de las incongruencias, de a veces esas
limitaciones en un mundo terrenal donde todo puede ser a pesar de tantas penas,
simplemente quiso arriesgar un tanto de su espíritu por la oportunidad de
participar en esa carrera por la vida, aquí donde nace la vida, donde todo
prospera y en donde en ocasiones también regresas cuando la campana suena,
porque en ese llamado no existe una espera, ni corta, ni larga, es simplemente
cuando tú la escuchas, atiendes y subes sin chistar a pesar de las tristezas...
Ella sería ese
angelito, ese quien sería elegido por el Creador para vivir en las tierras venezolanas,
allá por la cordillera andina, la niña quien bajaría desde allá, desde las
nubes, de esa post vida por quien los humanos tanto anhelan, ella convertida en
una pequeña Princesa, una niña a quien llamarían en un futuro cercano, aquí en
la tierra como la pequeña Sophía, juguetona y preguntona, directa y muy
abierta, sin pretensiones, sin vacilaciones, a veces escurridiza pero atinando
ante su presencia, así preguntó y preguntó, comentó y hasta sonrió, nunca
lloró, en ocasiones cabizbaja así quedó, pero no por las dudas, ni por
lamentos, sino por salirse siempre con la suya, esa era ella allá entre los
cielos, ante el Creador todo un volcán de sensaciones y por supuesto llena de
ilusiones, de esperanza y de amores, quien para todo siempre había una
respuesta, y ante sus preguntas siempre había certeza de todo aquello que su
gran maestro ya sabía con antelación a su espiritualidad, a su humanidad, a
pesar de estar allá en el cielo donde todo se muestra, tal vez no esa maravilla
perfecta, pero si alguien especial a quien el Creador le otorgaría una vida
para compartir sin ninguna preocupación o pena...
Y de esta manera
entre tanta curiosidad, tantas ilusiones y añoranzas, los ángeles desde los
cielos cuidan y velan a tanta gente, siendo todo esto un misterio desde el
universo, y a través de ese espejo espiritual abstracto pero sin complejos,
donde todo pasa sin contar el tiempo, donde el maestro siempre vela por cuidar
a sus guerreros, porque a pesar de las batallas que se libran a través de los
tiempos, ellos aprenden y enseñan todo con el mayor esmero, y así ella comenzó
su periplo desde el cielo, simplemente para pretender sin ningún titubeo,
queriendo conocer más allá de lo que el maestro les enseño allá en los cielos,
de esa vida terrenal donde no hay nada perfecto, pero entendiendo que desde siempre
quiso sentir la calidez de ese amor eterno, el de una madre por quien siempre
sería la imagen de quien ella soñaría más allá de todos los tiempos, el de un
padre por quien se desviviría en sus momentos hasta acariciar todos sus desvelos,
el de unas abuelas quienes se moverían sin despertar la sospecha detrás de sus
sueños, de un tío algo loco, creativo y adorable a quien ella llamaría a su
manera aun desde el cielo, y de un montón de personas que conocería a través de
sus andanzas entregándoles lo mejor de todo su sustento, así le decía ella al
Creador, jamás yo te defraudaré ni tan siquiera en el peor momento, porque todo
sucedió, todo sucede y todo pasará como ha estado escrito desde la llegada de
ella a este mundo universal y supremo...
El Creador sonreía
de todas sus suspicacias, de sus peripecias, de sus preguntas y hasta de sus
respuestas, todo un sinfín de dilemas, de tinturas plasmadas a través de un
lienzo magistral por quien un artista se impregna, se ilusiona y hasta lo
venera, cual musa universal ve la magia entre las aguas y las arenas, entre
nubes llenas de ilusiones y esperanzas donde una niña se empeña, en cruzar el
umbral de lo espiritual hacia un mundo terrenal donde las aventuras le esperan,
así comenzaría la transición de un tiempo del más allá, a un tiempo de nuestra
realidad, en el vientre perfecto de una madre quien la espera, donde mientras tanto
su tiempo lo pasa formando su perfil acá en la tierra, ella allá desde el cielo
continua aprendiendo acerca de sus andanzas, acerca de lo que el Creador le ha
dejado como constancia, que disfrutara un poco de cada aspecto que la vida le
depara, que mirara a las personas como maestros por donde todo pasa, que
escucharan de sus caprichos y de sus silencios, de sus secretos y de algunas
palabras que para algunos dejara sin aliento, porque su destino fue marcado,
escrito y labrado por el mismo Creador allá donde todo es posible, allá desde
laberinto del cielo, donde sus sueños se harán una realidad porque todo es y quizás...
Y entre estas letras de este
interminable poema, entre las frases de unos versos que quizás nos recuerdan, entre
la composición de una melodía que surca los cielos sin ninguna pena, entre el
canto del jilguero donde cada mañana siempre ella despierta, entre el sonido
del oleaje en aquella playa donde el sol tal vez la calienta, y entre las tantas
tertulias del Creador con esa Princesa quien aguarda en el vientre de una bella
Reina, vendrá ella como una tromba a inundar de pasión a esa familia sin ninguna
vergüenza, donde quiso, quiere y querrá su Maestro tanto darle para que nadie
nunca dude acerca de sus proezas, donde ese tiempo de vida será el que marcará toda
una entrega, donde las campanas sonarán desde el cielo anunciando la llegada de
una Princesa, y así ella sobresale más allá del cielo manifestando sin miedo
que dará todo sin guardarse nada bajo su esencia, porque ella es y será por
siempre ese ángel especial quien Dios Creador del cielo y de la tierra eligió
para venir a un país llamado Venezuela, muy a pesar de los cambios, muy a pesar
de las inconsistencias, pero que la magia habrá de llegar a esa familia por
quien tanto amor ella entregara en cada momento con su presencia...
Todo ha sido
dilucidado desde el cielo, todo ha sido escrito sobre las arenas, para que dure
el tiempo perfecto sin cuantificar cual es la meta, donde el pasado y el
presente se conjugan con un futuro tomando todo en cuenta, y así él ha sabido
escuchar de todas sus plegarias, de todas sus faenas por el mundo imperfecto,
de sus andanzas y sus incursiones mientras un ángel es hasta que le toque convertirse
en esa adorable Princesa, entonces es como el oráculo, es el misterio mismo, son los
secretos que yo intento dilucidar más allá de mi entrega, donde creeré todo aun
cuando yo no lo entienda, donde siempre escucharé su cántico aunque así más nadie lo
sienta, donde supe, sé y sabré de una tormenta que intentaré convertir en un poema y
donde yo escribiré cada vez que yo pueda acerca de sus peripecias, allá en el cielo
como aquí en la tierra, y donde quizás todos preguntarán porque y cómo fue su
elección allá desde el cielo, aunque yo no participase en ese dilema, porque
simplemente ha sido el Creador quien me enseño como plasmar la vida de esa Princesa,
esa niña a quien llamarían Sophía, la bella niña por quien muchos a través del
tiempo siempre hablarían y donde mi labor esencial es jamás dejar de que
olviden como llegó ese ser quien nos llenará con su presencia, desde lo trivial
y existencial, pasando por lo espiritual y universal, porque no existe nada
oculto entre este asombroso universo y esta bendecida tierra, es el lugar que
destinó Dios para que Sophía viniera, donde todo puede suceder sin tan siquiera
saber cómo pasó entre los designios de Dios todo poderoso y Creador y este
angelito convertido en una bella Princesa...