Capítulo III – Un Día de San Valentín…
Era de esas tardes algo carente
de actividad en la tienda. Todos en la calle estaban eufóricos, alegres y
excitados en compras. Fin de semana, dinero circulante, flores, chocolates,
encuentros, vinos y licores, tarjetas, regalos, osos de peluche en algunos
casos, y hasta las propuestas de amor eterno. Un día al año dedicado al amor,
pero en mi caso, no había ni remotamente cerca, alguien con quien compartir,
alguien con quien celebrar, un día realmente emocionante, pero no pierdo aún la
esperanza de encontrar mi ilusión...
Cansado y algo extenuado de un
largo viaje por carretera, bajó la velocidad de la moto para detenerse
oportunamente en la estación de gasolina, y cargar el tanque con combustible.
El calor hacia de las suyas, sin embargo el tráfico automotor en la autopista,
no estaba tan saturado, lo que permitía maniobrar con mayor rapidez su llegada
a la ciudad. La oportunidad se presentó, y no la desperdiciaría esta vez.
Cambiar de ambiente y de ciudad, quizás le favorecía. Todo sería nuevo y eso lo
estimulaba con pasión y emoción realmente. Aún quedaban dos horas de pista
asfáltica, un soda bien fría y a continuar la marcha...
Me dediqué a ordenar los pedidos
pendientes para la semana próxima, y llamar a algunos proveedores para
garantizar las entregas pautadas. Le indique a mi asistente a quienes debía
llamar oportunamente, mientras iba revisando uno a uno los compromisos
establecidos. Por supuesto, mi asistente también se encontraba entusiasmada, su
novio le había prometido pasar por ella e ir a celebrar este día. Parte de su
espíritu se encontraba con la ilusión de una enamorada, y eso era comprensible.
Hoy le puedo pasar por alto ciertas cosas, solo quedaban tres horas para
culminar la faena. Ella no cesaba de ver reiteradamente su teléfono celular,
solamente para ver como avanzaban los minutos, y quería que fuesen más rápido,
jejeje...
Por su cabeza pasaban las mil y
una ideas que deseaba implementar, establecer los primeros cambios en su nuevo
trabajo, un cambio de ambiente le hacía falta también. Nuevos compañeros,
amigos y relaciones de trabajo, lo impulsarían a ir a donde siempre ha anhelado
encontrar su mayor inspiración. Y esta era su oportunidad. Veía el velocímetro en
la moto y la aguja estaba rebasando el límite que frecuentemente mantenía en
carretera, pero estaba emocionado por los cambios que surgieron en las últimas
semanas. Su adrenalina estaba fluyendo insosteniblemente, y la tarde menguaba
poco a poco. Aún quedaba luz del día para llegar a su nuevo hogar y destino...
Y en la ciudad todo se encontraba
con mucho desenfreno, empuje y movimiento. Cientos y cientos de personas en las
calles, todos como esquizofrénicos, buscando, llamando por los celulares, hablando,
preguntando, acelerados, el tiempo transcurría y se acercaba el final del día.
Muchas parejas con ilusiones, celebraciones, sorpresas, y por supuesto esa
energía tendía a ser contagiánte y estimulante, hasta al más solitario o
insensible ser de esta ciudad. Esa es una muestra de nuestra sociedad y de nuestra
cultura, sembrada desde tiempos atrás. Y eso no cambiaría, al contrario, se
incrementa año a año aún más...
Llegó el novio y entendí acababa
el día y las labores en la tienda. Hora de cerrar el negocio. Los ojos de la
chica irradiaban mucha ilusión y alegría, al punto que ella me transmitió su entusiasmo.
El chico llegó con una rosa hermosa en la mano, y un pequeño presente envuelto
en papel de regalo metalizado con una cinta de color rojo. Era de esos detalles
románticos ante una amada mujer. Los despedí amablemente en la puerta,
deseándoles pasaran espectacularmente bien esta noche placentera. Luego quede
seducida y pensativa, con esos deseos e imágenes vivas, acerca de esos
encuentros emotivos y llenos de sorpresas, en estos días de celebración del
amor. Era imposible escapar a esos escenarios imaginativos...
Decidí entonces quedarme un rato
más sentada detrás de mi escritorio. No tenía prisa alguna en llegar al apartamento.
No había nadie esperándome. No habían flores, ni regalos, menos sorpresas. Fuera
en las calles aun había tráfico y alboroto. Y entonces seguía imaginando esas
escenas de romance, de sentir la ilusión, de sentir en la piel, la sensación de
ser amada y deseada por las delicadas manos de un hombre apuesto y viril. Deje
volar mi imaginación, sin cohibirme de nada, a sabiendas que solo eran sueños
de una mujer real...
Aminoró la velocidad de la moto
al entrar a la ciudad, notaba la congestión vehicular en las vías principales,
por la culminación de las jornadas laborales al término del día, debió ser una
semana bastante activa. Conocía bien la ciudad y sabía que tenía que tomar
ciertos atajos para llegar lo más pronto posible a su nuevo hogar. Un apartamento ubicado en un
edificio muy cerca del área de su trabajo. Ya sentía un poco el cansancio sobre
los hombros y el cuello, y daba comienzo la noche. Ligeramente despejada, algo
de nubosidad, pero no había señales de lluvia, simplemente la época normal de
verano con la presencia de vientos fríos del norte, que pasaban por la región...
Bastantes motorizados a lo largo
del trayecto, muy normal para esta ciudad. Algunas de alta cilindrada, pero la
gran mayoría eran motos pequeñas. La suya de alta cilindrada y muy bien
equipada. Un casco integral de ventilación incorporada, vestido absolutamente
de negro, con guantes y protectores en la casaca. Todo un fanático y auténtico
piloto de motores de prestancia. Siempre se sintió identificado con las motos,
por lo que dedicó gran parte de sus logros, a tener una buena máquina, sobre
todo para cubrir grandes distancias de recorrido, ya que ese también era su
hobby, los viajes y las aventuras...
La laptop encendida y sentí curiosidad
por leer algunos comentarios acerca del día del amor, del día de San Valentín y
su historia. Algunos muy acertados y otros muy bohemios y poéticos. Había de
todo. Salte a los post con imágenes muy gráficas, textos expresivos acerca de esta
celebración y entonces me detuve en una imagen erótica, un desnudo artístico
entre dos amantes, un texto bien cargado de sensualidad y romance. Cerré mis
ojos por un breve instante, e imagine la escena, tentadora, cautivante y excitante.
Yo no estaba tan mal en cuanto a mis atributos, tal vez algo desarreglada, pero
mis pechos aún llaman la atención, y en bikini mis aposentos aún están bien
rellenitos, jajajaja...
Veía la imagen una y otra vez, me
imaginaba ahí, seduciendo a mi hombre, insinuando mi cuerpo desnudo,
simplemente para estimular su dote y su creatividad en el cortejo. Abrí mi
blusa y deje correr mi mano por mis pechos de forma delicada. Se me erizó la
piel, mis pezones se endurecieron, y seguía en ese roce cautivante y
estimulante. Poco a poco fui quitándome la blusa y el brassier, quede al
descubierto, sentada en mi silla. La imagen ocupaba toda la pantalla. Estaba
encerrada sola en mi oficina, deje correr mis fantasías por mi mente, y también
por mi piel...
Las luces de la ciudad, el
tráfico automotor, cornetas y sirenas, el estrés natural de la gran ciudad, fin
de semana, quincena y de paso celebración del día de San Valentín. Todo
encajaba de forma armónica más allá del caos desenfrenado de la ciudad. Estaba
cerca del sector, tenía algo de hambre, sabía que no había nada en el
refrigerador, ni agua. Entonces decidí aparcar en un bodegón muy cercana al
edificio. Unos chicos que estaban ahí se quedaron viendo la moto. Me baje y abrí
la maletera para sacar un pequeño bolso con las tarjetas y algo de dinero. Debía
comprar algunas cosas para comer, hielo y bebidas. De repente sale de la
pastelería un monumento de mujer, alta, morena, cabellera larga y un cuerpo tan
apetitoso, que haría cualquier cosa simplemente por saborear parte de esa piel,
¡Woooooo! Se me estallaban las neuronas solo de imaginar una sesión fotográfica
con ella...
Uno de los chicos me trajo de
vuelta a la realidad, se acercó hasta la moto y comenzó a preguntarme algo sobre
la moto, hasta que me toco el brazo, y le pedí excusas, jajajaja, la mente es
algo estimulante...
-
Y el otro chico en tono de broma manifestó
- “ella vive en ese edificio”, señalándome donde yo voy a vivir ahora. Ellos entendieron
que la estaba vulgarmente hablando, “morboseando”. En nosotros los hombres es
muy natural cuando el sex-appeal de una chica, te enmudece y te estimula.
-
Entonces les dije, - “pues yo también
voy a vivir ahí, señalándoles el último apartamento de arriba”. El otro chico
dijo, - “te podemos dar datos de ella y con quien vive, pero nos tienes que dar
algo a cambio”. Jajajaja,
-
Estos chicos de hoy día no pierden tiempo.
“Está bien, veremos, déjenme terminar de llegar, voy a comprar algo y subo a
descansar, por favor cuiden la moto y algo les daré al regresar por ella”...
Cerré la maletera y entre al
bodegón, no sin antes seguir viendo al edificio, imaginando solamente un
encuentro fortuito con ese monumento de mujer…
En mi nevera tenía aún dos
botellas de vino rosado bien frías, terminé de quitarme los pantalones, porque había
entrado en calor, y deseaba dar rienda suelta a mis fantasías eróticas. Así
deje surcar vuelo alto a las tentaciones, celebrando aunque estuviese sola, el día
del amor y de la amistad, pero a mi manera...
Busque una copa, saqué una de las
botellas, un pequeño paño de tela de algodón que tengo en el kichinet, y regresé
a mi escritorio. Ya había despejado de documentos y papeles que quedarían para
la siguiente semana. Era hora de continuar el rodaje y la magia de mi creatividad.
Brindaría por esta noche, cual apenas estaba comenzando y quien no estaba en
mis planes, pero siempre lo que no se planifica, resulta ser mejor que todo lo
demás...
Al llegar al apartamento,
oscuridad total. A buscar el tablero para encender los breakers y tener luz,
guardar en la nevera las cosas que compré en el bodegón, y comenzar a dar orden
a mi nueva estancia. Abrí las ventanas y al ver abajo, aún los chicos estaban
en la calle, cerca del bodegón. Los saludé y me hicieron la seña de aprobación
correspondiente. Realmente me sentía muy bien, a pesar del cansancio acumulado.
Traje algo de hielo y saque de mi morral una de las botellas de vino tinto. Me
preparé una pequeña Sangría, con naranja picada, manzana, hielo picado, un
toque de salsa tabasco, con bastante vino tinto. A pesar de estar solo y sin compañía,
debía brindar por un nuevo comienzo, una noche de amor, y por ese monumento de
mujer, que me puso a volar mi imaginación...
La noche apenas iniciaba. Desde
mi ventana podía ver las luces de la autopista, los carros desplazarse a través
de la avenida y aun había gente en las calles. Me quite la camisa y me senté al
borde la ventana, necesitaba relajarme, y que la brisa nocturna refrescase mi
cuerpo, algo tenso aun del viaje...
Entre imágenes, videos eróticos y
mis fantasías, mi mundo interior se embarcaba en un viaje extraordinariamente y
placentero. Ya había consumido tres cuartos de la botella de vino. Me quedaba
otra en la nevera, sentía ansias y deseos de hacer el amor. Tocaba todo mi
cuerpo y me encontraba algo excitada, de tanto imaginar la virilidad de un
hombre dentro de mi ser. Estaba húmeda desde los pies hasta la cabeza. Tenía
mucho tiempo sin sentirme tan bien, a pesar de no tener pareja o compañero
alguno cerca, para mantener una relación estable conmigo. Creo que ya era
tiempo de buscar a alguien. No puedo quedar sola más tiempo, había que salir al
ruedo nuevamente, pero mientras, ahhhh… mientras yo seguía...
Y al llegar la media noche, el
cielo comenzaba a mostrar las miles de luces de ese universo inmenso y
asombroso. Las estrellas que a lo lejos marcaban astrológicamente, los
designios de tu personalidad, y en otros casos, los misterios de los encuentros
fortuitos sin razón alguna. Esa era mi interpretación del universo, y hasta
ahora todo con los pro y los contra, me habían otorgado satisfacciones más que
desilusiones. Increíblemente me sentía totalmente relajado, algo de música de
fondo, había consumido una botella completa de mi Sangría y mis sueños se
fueron a navegar a ese universo al que llamo “Mi Mantra, Mi Mar de Luces, Mi
Señor de los Cuatro Vientos”. Y es quién me ha ayudado a forjar mi propio
destino...
Abajo ya poco movimiento
realmente. La media noche era para aquellos seres que trascendían sus momentos,
en esos intentos de encontrar los avatares misteriosos de la noche. Es para dar
rienda a los encuentros sedientos, de quizás romance, de pasión, de erotismo y de
seducción, que incitan a cruzar la línea entre la realidad y la fantasía. Bajo una
lluvia de estrellas, luces fugadas, seres inconscientes, pero sedientos de
encontrar almas con hambre, con ganas de cruzar cuerpos, de indagar, de soñar,
de volar, en desenfreno y piel adentro...
En mi desenfreno y deseo de apreciar
a través de mis manos, todo mi cuerpo, mis partes intimas, con total ansiedad
perversa, de palpar, sentir y escuchar, mis más oscuros secretos, solo deje
rienda suelta a mis anhelos y sueños. El vino hizo su parte, la noche hizo lo
suyo, y mis ganas deben alcanzar la cima de esa excitación sublime, en todo
este drama excitante y erótico, propiciado por la noche del amor. Mis senos
estaban en su máximo esplendor, mis piernas pedían a gritos un ser que las
tocase y las besara con desenfreno y pasión. Desnuda sobre mi escritorio tocaba
cada parte de mi sin pudor, humedad total en mi ser interior, mi corazón a
punto de explotar de tanta excitación, mis manos no cesaban de sentir cada
parte de mi en total ebullición. Ansiaba y deseaba aún más al hombre de mi
imaginación, aferrado totalmente a mi cuerpo, poseyendo todo sin control, y yo
mordiendo y lamiando su piel con toda mi pasión...
La chica monumental acaba de llegar
y está bajándose de un vehículo. Una minifalda negra, piernas exorbitantes
largas y llenas de sensualidad. Blusa roja que deja al descubierto sutilmente, unos
hermosos senos protuberantes. Una cabellara suelta, sedosa y abundante le
terminaban de dar ese toque exuberante de mujer fatal. Tacones altos de cinta
aferrada desde sus tobillos subiendo por la pantorrilla. Es de esas mujeres que
es imposible dejar de mirar y navegar en imágenes de seducción y morbo sexual.
Y desde la perspectiva de un hombre que ha consumido mas de botella y media de sangría,
solo y con ganas, pues las neuronas están a punto de comenzar en ebullición de
erotismo y propulsión. ¡¡¡¡Wooooo!!!!, si he de morir esta noche, pues que Mi
Mantra ha de manifestar que ha de ser de este modo, porque creo que valdría la
pena el intento...
Me aferré al marco de la ventana,
mostrando mis atributos masculinos, al estar descubierto de la cintura hacia
arriba, con sed de deseos y ganas de ir sobre la presa, cual felino en noche de
caza. La chica simplemente volteó por instinto hacia arriba, y solo me miró
unos segundos. Tal vez se preguntaba quién era ese hombre en ese apartamento,
que ha estado desocupado durante tanto tiempo. Bajo entonces su tez, al recibir
una llamada a su celular, hablo poco y volvió a mirarme. Había que mover la
jugada precisa, con tranquilidad y paciencia, solo sin inmutarme, ni hacer
movimiento brusco alguno, pero sin dejar de intentar ver su alma, a través de
sus ojos, quien sabía estaba bajo la tensa mirada de su cazador...
Son más de las 2 de la madrugada,
y ya había alcanzado mi clímax con esta sesión entre vino rosado bien frió, imágenes
de erotismo y seducción, vuelo a mi imaginación y los deseos perversos,
ansiosos y estimulantes, de pasar mi noche de amor, bajo el éxtasis de mi
propia seducción. Quizás no era la única mujer en una situación así, pero creo
que tampoco sería la última, simplemente deje fluir mi imaginación, para no
dejar pasar por alto, una celebración que en muchos ha podido ser placentera,
maravillosa y hasta sorprendente. Como bien dije, era hora de salir al ruedo, y
a partir de mañana, cambio mi actitud para salir de caza, y no volver a pasar
una celebración más, sola, muy a pesar de que me sentí desinhibida y ardiente
esta noche...
Deje todo así mismo, sin ordenar
ni recoger nada. El lunes próximo vendrán a ser limpieza y mantenimiento, recogerán
todo, y solo quedará en mi recuerdo, una noche de amor y pasión, bajo las
tentaciones secretas y oscuras de mis deseos de erotismo y seducción. Cerré la
tienda y me subí a mi automóvil para ir a mi apartamento...
La chica monumental simplemente
se quedó mirándome sin mostrar ni un ápice de curiosidad. Ahora ella tomaba el
papel de cazador, y yo pasaba a ser la presa de la noche. Era hora de mover la
pieza y ver su reacción. Le hice señas de invitación al piso, con mi copa de
vino alzada y amablemente pidiéndole subir. La chica por el contrario me sorprendió.
Me señaló directamente que bajase con la copa hasta su ubicación...
Obviamente le manifesté con señas
que bajaría y llevaría otra copa de vino, mostrándola desde la ventana. Ella
accedió y entendí que estaba a la espera de mi presencia. Apresuradamente busque
las llaves, me coloque la camisa pero sin abotonarla, tenía preparada mas
Sangría, llené ambas copas y baje corriendo las escaleras. Creo que la noche
terminaría mejor de lo que esperaba...
Al llegar a planta baja, trate de
respirar pausadamente. Tenía que mostrar amabilidad, tranquilidad y seguridad
ante todo. Ese monumento de mujer es imposible dejarlo pasar por alto y como
hombre con la testosterona a mil, con botella y media de sangría consumida, y
comenzando una nueva etapa de vida, las tenía todas a mi favor, aun más en la
noche del amor y de la amistad. Mi primera tarea romántica en la gran ciudad. Salí
a la calle buscándola en el lugar donde previamente la había mirado por última
vez. Sorpresa. No estaba. Pensé estaba jugando a las escondidas, pero no. Continúe
su búsqueda en los alrededores, por ninguna parte, como si se hubiese
desvanecido de la nada...
De pronto llegó un vehículo, una
chica conducía y aparcó temporalmente a la entrada del estacionamiento, a la
espera de que la puerta automática de acceso abriese para ingresar. Ella amablemente
bajo el vidrio, me observó y preguntó si estaba buscando a alguien, ya que tal
vez le causó curiosidad, un hombre con dos copas de vino, a las puertas del
edificio y con la camisa ligeramente abierta. No había más nadie alrededor.
Silencio en la madrugada, bajo el manto de estrellas de mi universo misterioso...
Le dije que había bajado a buscar
a alguien, pero que de forma misteriosa desapareció. Ella pregunto donde vivía.
Le manifesté que había recién llegado a este edificio y que ocuparía el apartamento
del último nivel. Ella me refirió al que estaba desocupado. Le afirme que al
mismo. Bajo del vehículo y se presentó. Note que venía un poco desarreglada,
pero tenía cierto encanto que llamaba poderosamente la atención. Ella
amablemente tomo una de la copas con iniciativa propia, y brindo por un
encuentro fortuito. Me dio la mano y dio su nombre. Mi universo y sus misterios
después de todo, mi mantra seductor, mi mar de luces en acción...
Dos almas solitarias que pasarían
de una noche solitaria, a posiblemente una historia de amor y romance, en una
noche misteriosa, bajo el amparo de las luces del universo, quien forja esos
encuentros fortuitos, que muchas veces no tienen explicación...
Feliz Día de San Valentín...