No es de noche, es
aun pleno día... “Mirá” los rayos del
sol que iluminan los abetos por allá en la serranía, tal vez un poco más allá
sigue siendo toda una algarabí... Se acorta el tiempo y su hermana ya da
muestras de salir en su momento, y mientras tanto la vigilia desde los cielos
va surcando esas melodías que a lo lejos ya van cantando... ¿Quién? ¡¡¡Preguntan
por ahí!!!... Los ángeles desde el majestuoso vecindario, allá por las nubes,
allá desde el cielo eterno, donde solo la inocencia y la bondad vienen
entonando, tal vez hasta esas canciones para la bailaora de flamenco que va
calando, la de aquella niña, la de borlas blancas sobre tela roja y faralaos
que adornan por siempre con gestos y mucho trapo, alza la mano, gira su cuerpo
porque ella encabeza la balandra de Isabella
que llegará prontamente mostrando tanto, para alegrar nuevamente la vida en estas tierras donde
ocurren a veces los venerables Milagros...
No es de noche, es
aun pleno día... “Escuchá” sí, allá a
lo lejos los versos de amor y hasta muchos otros cantos, se confunden con el
viento, se diluyen entre sonetos, a través de las ramas, el de las aves, el de ese
jilguero que canta por la mañana cuando la luz despunta entre rayo y rayo,
cruzando las nubles, atravesando la diana para cantar Victoria, porque ella llegará para disuadir la nueva generación de
chavales en este día santo, tal como lo hizo en la antesala la bella Sophía, quien marco la pauta, quién
señalo el camino, pero tuvo que retornar hasta el cielo sin entender el porqué
entre tanto llanto, sin embargo ella no abandona a los suyos, aunque no la vean
en este presente donde se mueven los del corretaje y los otrora del vecindario...
No es de noche, es
aun pleno día... “Sentí” sí, y solo
déjalo fluir, porque quizás entre estas palabras que el narrador de esta historia
les deja desde un corazón por quien ríe y llora, por quien cuenta y cuenta
entre poesía, versos y sueños de gloria, deja a sus anchas un pequeño homenaje
a quien fuese su musa, a quien sigue siendo su inspiración más allá de esos
sueños donde en ocasiones la ve, la escucha, la siente y ella le dice: “No te
preocupéis, porque todo estará bien…” Y ella entonces le suelta esa sonrisa entre su
jactancia y picardía para que él entienda “Solo plasma mi alegría, aquella que
no terminé de dejar porque tuve que regresar…” ¡¡¡Ay mi Señor como a veces me
cuesta un montón, encontrar las palabras y describir una pequeña historia de
amor y dolor, con pautas de algarabía, de bromas, de espasmos y galanterías, de
esas tal cual picardías, al estilo muy propio de aquella niña de aquellos días,
la que aun todos recuerdan como la Princesa que llegó para esos días!!!...
No es de noche, es
aun pleno día... “Dejá la vaina mijito”,
dijo la señora quien la cuidaba, la mamaíta quien le encontraba todos los
trucos y las mañas, esas manías que ella siempre sacaba, pero con quien nunca
pudo doblegarla, porque los años no pasan en vano, y las vueltas de la vida van
más allá de esos recovecos que no es cuestión de suerte y menos de su
abecedario, y así pues ella dejo en todos un poquito de su intensidad y más
sonrisas que algún otro llanto, de jugadora de futbol y come caraotas a
escondidas, pasando por los pancitos con algo de queso y mantequilla, ya la
mamaíta lo sabía, le había tomado la caída y sabía como capotearla al estilo de
su propia faena, es parte de sus cuentos, de sus anécdotas y de su historia, de
esos momentos que yo pretendo dejar de a poco aquí, para que en algún momento Isabella lea parte de su vida, aunque
poca pero muy diversa, en ocasiones entretenida, a veces algo extraña pero tan
cierta, y donde en cada capítulo publicado algo dejo de ella, tal vez a mi
manera, recordando siempre sus palabras, “No te preocupes, todo va a estar
bien”…
No es de noche, es
aun pleno día... “Ahora suspirá”, sí, es
contigo, quien lee esta pequeña historia llena de humor, de tristeza, de ilusión y
algo de melancolía, como la vida misma, porque yo deseo que suspiren mientras
leen esta sampablera, porque la Victoria
ya está cerca, ¡¡¡SI!!! ya es cuestión de días, esa barriga sí que pesa, bien
cuidada, bien abrigada, sin muchos saltos, sin muchos desatinos, tal vez algo
tranquila, diferente por supuesto, y con sus propias líneas, ella regocijada en
el vientre materno, escuchando y sintiendo los latidos de su madre, la mejor
Mamá, la de ayer y la de estos días, quien cada noche y cada día le bendice y
le expresa cuanto amor está presente a cada hora de estos bellos días, y quien
le contara acerca de esas historias de su vida misma, desde su infancia hasta
el día que el milagro nuevamente ocurriría, porque todo es parte del mecanismo
del universo concatenado con la sincronía de nuestra vida, y porque se dice que
todo está escrito, para Isabella,
para Sophía, para Adriana y también para su papá Edgar Molina, y por supuesto para este narrador de historias que asumió
el papel de un errante trovador de amores, de penas y también de alegrías...
No es de noche, es
pleno día… “Ay Carajo”, ¡¡¡Sí!!! Como
esos sobresaltos coloquiales que en ocasiones los dejamos cada uno de nosotros en
el vecindario, desde ayer hasta hoy, y seguirá siendo mañana y quizás por siempre,
tal vez la escucharemos a ella repetir nuestras manías, nuestras ocurrencias,
nuestro folclore, porque es parte de nuestro legado, de la mejor manera posible
y entendiendo que el mundo hoy sigue evolucionando, cambiando de una u otra
manera, en ocasiones para bien, en otras para aprender, y a ella le tocara lo
mismo, porque la Balandra ya está navegando, viene con las velas a sotavento,
amainando esos vientos de cambio, junto a la bandada de gaviotas, junto a los
delfines y a las maromas de estos argonautas, entre valles y montañas por la
Serranía, cruzando nubes en tiempos tal vez de cuaresma o de luna llena, no lo
sabemos, porque el único que dispone es el Maestro redentor de los milagros, y quienes
a pesar de haber ya cruzado por estas corrientes, pues ellos aun se sienten y
se comportan como la primera vez que todos en su momento los auparon y los
llevaron, padres primerizos nuevamente, esos de pañaleras, de teteros, con el
coche, los paquetes y el vainero que deben llevar cada vez que salgan a cualquier
lado... Insisto es la vida, es el universo, son los ángeles quienes los cuidan y
comandando la tropa sigue la líder siendo la Niña Bailaora, cuidando a su
hermana que ya está llegando...
¡¡¡A Dios, sígueme
dando luz por todo este relicario, por esta sampablera de palabras, de
entuertos armados como un canto, de versos y no tanto de poesía, pero si con
algo de humor, un poco de chispa y
algarabía, simplemente para recordar a mi Princesa a quien siempre será mi traviesa
Sophía, a quien le dedico estas líneas cada treinta días, a quien le escribo
parte de su historia y de su corta vida, a quien le entregaré estas anécdotas,
a su madre quien es mi hija, y a su hermana la que pronto arribara y la
llamarán Isabella Victoria, porque será bueno ella lea en el futuro de algo que
no podrá vivir, pero si tal vez sentir por quien se escuchan hoy los cantares,
las campanadas y los cánticos de ese amor que ella ha dejado en nuestros
corazones!!!...
¡¡¡Ay Dios sigue
dándome vida, algo de sabiduría, conciencia plena, imaginación y esas ganas de
continuar plasmando lo que hoy trato con tanta alegría, continuar escribiendo,
continuar narrando algunas historias, algunas novelas, algunas poesías, algunas
dedicatorias, porque eso lo encontré como ese salvavidas, ese artificio que me
deja plasmar desde mi ilusión y hasta las fantasías, porque así como agradezco
a mi niña, a mi pequeña Princesa Sophía, he de agradecer también a la Princesa
Isabella, quien será parte de esta historia de vida, y quien me dará aún más
estimulo quizás para seguir escribiendo un poco de todo, incluso hasta parte de
mi historia de vida!!!...
Hoy cariño, en este
capítulo un poco de todo, de ti, de tu bella hermana quien está por llegar, de
tus padres y hasta de mi, y luego aportaré un poco de aquellos que también
siguen siendo parte de ti, pero todo a su tiempo Princesa, y hasta este
momento, te agradezco también a ti, si a ti, a quien ha llegado hasta aquí
leyendo esta sampablera de palabras versadas con algo de alegría, con algo de
emoción y hasta de melancolía, porque recuerden, es simplemente un pequeño
tributo para que nadie la olvide aun en los tiempos de celebración y de
alegría, aun entendiendo que no estás presente, pero que estás aún más cerca de
lo que muchos no ven en estos días... Quien te siente, quien te quiere, quien te
recuerda, tu errante caballero de mil palabras para el cielo, tu narrador de tu
historia y ahora la de tu hermanita, simplemente… Esdras… ¡¡¡Gracias!!!...