lunes, 10 de agosto de 2020

Capítulo XIV – Un día muy especial, un tiempo que quizás se fue o tal vez algún día vendrá, no lo sé, pero bien vale la pena rememorar, mi angelito...

 

Quisiera ahondar en tu mundo espiritual, quisiera entender lo que para ti está bien o no tan bien, quisiera jugar con esa pelota que tú deseabas tener tanto en tus pies, quisiera volver a verte sonreír casi sin parar, quisiera ver tu postura tan afín cuando algo te desagradaba a veces sin chistar, quisiera tantas cosas que pudieran realmente sorprender, aun en la ausencia de un angelito que se fue hace un año sin saber por qué, sin embargo es parte del ciclo vital de la vida, es parte de a veces esas cosas que no siempre traen alegría, que en ocasiones son tan complejas y realmente lejos de lo simple de nuestra vida, que trascienden en un mundo extraño, controversial y asombroso por igual, quisiera definitivamente seguir viéndote aunque fuese en mis eternos sueños para poder disfrutarte sin que pare de llover...    

A veces yo imagino las audacias y la entereza que tú tienes allá en aquellos predios donde todo es posible sin saber porqué, donde tu Maestro cuida de ti, donde tareas tienes también a doquier, donde en ocasiones organizas los partidos de futbol a tus pies, donde pitas y protestas, donde corres a tus anchas donde quieras, donde ríes de una caída en un campo de mil maravillas, donde arrugas tu frente en algo tan improcedente, donde protestas y tu Maestro corrige tus petulancias, donde asientes la cabeza en señal de mil perdones y humildad sin arrogancia, donde tal vez comes helado a todas tus anchas, o te regocijas de degustar lo que más tú anhelabas, donde ayudas a los tuyos sin esperar nada a cambio, donde siempre miras a tus seres queridos a pesar de la distancia, donde vigilas hoy día a tu hermanita quien está en proceso de desarrollo y enseñanzas, donde velas por tu mami quien jamás olvida a su princesa Encantada, donde cuida a tu papi quien hace las mil y una peripecias para evitar les falta algo a sus dos amadas, quien te recuerda permanentemente montado en la bicicleta que tu tanto adorabas, y que quizás tu ya estés montando la tuya por allá donde todo pasa, y donde nosotros no podemos ni ver de eso que tu tanto veneras desde esa morada, a veces yo sigo imaginado escenas de una película, de una obra, de un libreto que aun no se acaba...

Son tantas y tantas las imágenes que surcan mis pensamientos acerca de los desafíos y las tremenduras que sigues tú haciendo por aquellos lares donde simplemente todo pasa, tal vez tú ves, tú escuchas y tú sientes todo aquello que a cualquiera de nosotros eventualmente nos pasa, cuando te vemos y cuando nos asentamos sobre la almohada, y aquí seguimos mi angelito, aquí recordamos tus andanzas, aquí mantengo tus imágenes de esos momentos desde la alborada, en ocasiones me río, y agradezco por esos pequeños momentos, te mantengo presente en cualquier reto, sé bien que escuchas cuando yo te hablo y te recuerdo, y sobre todo cuando tomo el teclado y simplemente escribo, para ti, para mí, para quienes disfruten o lean acerca de ti y de tus acrobacias, acerca de lo que yo pienso, lo que imagino, lo que escucho y lo que siento, de lo real o lo fantasioso pudiera ser, de lo versátil y contagioso que pueda dejar tu ver, de los malabares y hasta los bailes que en tus últimos días dejaste tu ver, de los días de lluvia o sol sobre aquellas montañas cuando llegaste para tu aprender, son tantas que aún quedan sobre este libreto que sigo yo intentando plasmar sin detener...

Una vez te vi bailando con tu traje de borlas y flecos, cual gitana sevillana gira y gira con maniobras muy arraigadas, traje de rojo, pañoleta sobre tu cabeza y un destello inmenso en tus ojos, una sonrisa picaresca, burlona y petulante que te hace la dueña de la escena en aquella obra montada, y yo desde ese palco sobre la barda, quien aplaudía sin parar gritaba y gritaba, olé y olé a la niña bravía quien taconeaba dura sobre la tarimada, mostrando la audacia y la gallardía que una bailaora hace al marcar la faena de una melodía que aun sonaba, el vitoreo sin parar de todos quien aplauden a la Princesa quien no paraba, mirada penetrante en momentos de cada tonada, desafiando el argumento, las tablas y mil miradas de quienes boquiabiertos simplemente te admiraban, escenas pirulescas, atrevidas y ensoñadoras en un teatro atiborrado de mil gentes que vitoreaban a la “Niña Envalentonada” y al termino de la algarabía y la melodía que te acompaño en esa audacia, un hermoso ramo de rosas rojas y un clavel rojo en tu boca, mordiendo la presentación en honor a quienes te acompañaban, viva la obra mágica, viva el teatro, viva la música, y viva la Niña quien honró las melodías que tanto amaba...  

Así yo deseo recordarte hoy, así te veo desde la fantasía de mi rincón, así intento yo describir las imágenes y las escenas desde mi bastión, porque vuelvo a decirte y expresar, siento te convertiste en mi musa cuando plasmo este libreto y cualquier otro emprendimiento de mi imaginación, tal vez son algo más que letras o composición de una prosa, de un poema, de una obra con matices de alegría, de recuerdos bonitos y sanos, de momentos vividos de un pasado, e incluso de escenas de un futuro promisorio que posiblemente aun no ha llegado, o que quizás llegó allá en los lares donde ahora eres tu el espectáculo de toda esta premonición, siendo esto un homenaje humilde a quien llego a tocar mi humilde corazón, aun lleno de amor y ternura que deposito sobre este texto sin vacilación, y donde yo sé muy bien te lo lee tu Maestro para alegrarte cada día por tu mejor interpretación...

Seguimos algunos por aquí recordando mil peripecias en tu honor, unas flores aun te debo yo, que te dejo allá donde reposan tus restos que tu padre designaron con dolor y con amor, una misa quizás hoy fuera el recuerdo de este día sin dudarlo, pero lamentablemente las condiciones actuales no lo permiten para esta ocasión, aunque cada uno de nosotros oramos y le pedimos al señor, te cuide como siempre lo ha hecho para que continúes desde allá con tu labor, un angelito que partió a hacer tareas por amor, por sus seres queridos y amados, por la historia misma de tu vida, existencial, espiritual y trascendental, aquí dejo plasmado mis oraciones y mis peticiones de una historia que aun tiene tela que cortar, y letras que contar...

En el capítulo anterior te compare con el Chocolate, el mejor de este mundo está aquí, y el mejor del universo está allá en tu jardín, y hoy luego de ver una reciente imagen de Issa, tu adorable hermana, definitivamente Dios nos dejo ver, probar y sentir un chocolate como tú, y un chocolate blanco como ella, tan parecidas, tan espontaneas, tan ustedes como lo fuiste tú y como lo es actualmente ella, pero una blanca como la espuma, dulce y angelical como tu desde la alborada, y la otra morena suspicaz, atrevida y hasta muy osada, y reitero, espero algún día tu bella hermana lea estas letras que estaré dejando como legado de una historia de vida de alguien quien importante fue en nuestras almas, "Mi dulce chocolate angelical", la Princesa Bailaora de mi arma, quien juega Furbol por allá en los jardines del cielo sin que nadie la detenga ni la distraiga, y ahora tal vez ya está montando bici haciendo Cross por esas montañas... 

Quizás son unas expresiones que fluyen a través de mis pensamientos, son escenas que vivo día a día entre algo de trabajo que emprendo, una melodía musical que escucho mientras yo escribo, viendo la costa del mar allá a lo lejos, obviamente desde mi ventana, y que cambie la posición de mi área de trabajo, para simplemente verte cada vez que yo miro al cielo, siendo tú quien motoriza mi inspiración, así te veo mi niña, así honro yo mis recuerdos, así yo deseo continuar creyendo que todo es posible aun con los atenuantes y las situaciones que afrontamos los presentes en un mundo controversial pero aun con esperanza e imaginación...

Un diez de Agosto de hace una año partiste sin aviso ni premeditación, un día como hoy lloramos tu regreso al mundo desde donde viniste a compartir tu aparición, tus enseñanzas, tus aprendizajes, tus arranques y tus acrobacias sin distinción, y hoy sigo viviendo las imágenes tuyas desde mis pensamientos, desde mis sueños y más allá de mi imaginación, quien te quiere, quien te ama, quien te tiene presente, tu humilde tal vez trovador, poeta y hasta escritor, narrador de esta historia y de muchas otras se despide por ahora con mucho nostalgia y amor, simplemente alguien a quien conocen como Esdras, quien escribe y seguirá escribiendo este libreto por honor y con AMOR...

Para ti Sophía...