domingo, 9 de febrero de 2020

Capítulo VIII - Escuchando melodías desde ese pequeño rincón del cielo… Simplemente melodías para el corazón... Sophía...


Aun en la tristeza, aun en los recuerdos, en ocasiones yo intento interactuar a través de este misterioso universo, a través de esos sonidos que redundan y susurran ocasionalmente a través de mis sueños, y ahí precisamente yo te vuelvo a ver, logro verte cantando, bailando, mirando ese panorama desde ese pequeño rincón del cielo, tú tan risueña, tan cálida, tan alegre, algo hasta tremenda y atrevida, intentando siempre alcanzar la maravillosa vida que lamentablemente dejaste atrás, aquí en estas tierras, aquí en nuestro laberinto de vivencias y de tan bellos momentos, y ahora tu desde simplemente ahí, desde ese pequeño rincón del cielo...

Aun así yo solamente como simple espectador te veo, escucho tus alabanzas, escucho tus oraciones tarareando cada canción entre esas melodías que antes ni tan siquiera logre admirar en esos pocos encuentros, ahora logro verte bailar al muy estilo flamenco, con ese traje de seda rojo, adornado entre borlas y flecos con un hermoso ruedo, y en ocasiones tu me ves, me señalas con tus pequeñas manitos y tus diminutos dedos, al bailao tan frenético guiñándome un ojito con ese tan hermoso gesto, ay mi linda, ay mi bella princesa, ay por los cánticos que perduraran por siempre en esos gloriosos sueños...

Aun bajo los días de cielos azules y radiante sol, o entre la penumbra nublada de remembranzas y hasta de ese dolor, mantengo la escucha de esos cánticos que me traen alegría y me alejan de todo aquello que me ha traído un poco de desilusión; sin embargo cada melodía que me recuerda tu bella ensoñación, ha de inspirarme desde el día que te atreviste a dejar el cielo por momentos de compañía y de creer siempre en lo mejor, es cuando todavía me traes de vuelta tú con esa sonrisa de picardía que mostrabas sin ningún estupor, entre tantas ocurrencias, entre tantos malabares, de risas sueltas y de esos cánticos que apenas yo vi cuando aun estabas por aquí, dejando tus huellas limpias a través de ese camino que transitamos todos con esos recuerdos desde las laderas alentadoras llenas de tanto amor, pues yo sigo aquí escuchando esos cánticos, a esa cantaora y bailaora quien a veces desde Levante o desde Lyon, en ocasiones desde Santa Marta o Lima, pasando por Los Andes y en ocasiones llegando a Caracas, a Monterrey o hasta por allá por la isla desde La Asunción, he de sentir todo eso al calor del verano en la punta de allá por los lados de Falcón, o en la primavera de la bella Colonia, o en los inviernos de Santiago y el otoño acaramelado de la romántica Verona, porque por allá a través de este mundo que algunos vemos, recordamos siempre todo aquello que tú hiciste por supuesto mucho mejor...

Aun yo te sigo escuchando, aun yo te veo ahí mi bella niña, aun tú me deleitas entre mis buscados y anhelados sueños, verte cantando y bailando hasta con descontrol, toda tú, simplemente tú Sophía, la bailaora, la artista, la atrevida que ahora desde el cielo muestra sus atributos ante el divino Creador, ante los ángeles que sonríen alegres con mayor ilusión, ante un humilde espectador quien intenta plasmar esta bella historia que evitare yo claudicar con mucha atención, porque cual musa de un artista, cual tonada de un vida, cual monologo que expresa apenas una historia de una vida, desde un antes o hasta un después, simplemente tu has de inspirar a un humilde escritor, quien más allá de ser tu abuelo busca entre poesías, desde un libreto, o desde una bella melodía y un poco de aun ese humor, la simpleza de una vida sin mayor distinción, y he de permanecer en ocasiones al anonimato, plasmando capítulo a capítulo una bella historia de un sueño inmenso y lleno de mucho amor, lleno aun de esperanzas y de anhelos por una vida que aun me queda, llena de sorpresas, llena de tropiezos, hasta de enseñanzas y de lecciones en la búsqueda siempre de todo lo mejor, y por supuesto siempre en tu compañía quien desde el cielo, más allá de cantarme, de bailar, de guiñarme tus ojos, de sonreírme y alegrarme esos momentos de tristeza que no escapan a cualquier situación, tú me proteges y hasta me cuidas en mis aventuras e ideas que intento yo alcanzar sin vergüenza y con todo el amor, y aquí sigo mi niña bella, escuchando tus arrebatos, tus canciones y melodías desde allá, desde donde yo intento siempre verte para que me inspires con mucho ilusión...

Aun espero así a través de las estelas que dejan las estrellas como cometas que transitan por esa canción, esas composiciones del alma que te llevan más allá de ese cántico profuso lleno de amor, escuchar desde el cielo simplemente esa voz, esas voces, esos cánticos, esas melodías que traen esperanza, que traen mucha ilusión, que traen la semblanza de mas de un recuerdo de un paso por tierras benditas para albergar todo tu amor, aun cuando tu estancia fue corta y una partida intempestiva que nos lleno de dolor, así todavía yo me aferró a escuchar tu divina canción, en cada viaje que yo hago y en cada sueño que yo tengo por alcanzar más que tu humilde atención, tu cariño y por supuesto todo tu amor...

Y aun así al sabor de un buen gelato desde la bella Florencia, de una almojábana por el Caquetá, o de un caldo de Sapuara por la antigua Angostura, o un rico pastel de queso y champiñones por los Paramos de estas tierras benditas donde tu arribaste, yo quiero junto a estas melodías y estos cánticos que aun mantengo en todo mi ser, que escucho a través de esos aventureros sueños que me atrevo yo a tener, continuar verte es lo que le pido yo al Señor, simplemente tener esa y una y mil veces más que una única opción, y para no olvidar jamás que si tu alcanzaste tu sueño de bajar a este mundo para tú conocer, hasta compartir y también para aprender, con un poco de todo hasta casi que nada, y sin dejar de ser quien tu siempre has de ser, permíteme alcanzar con la esperanza de esa bella inspiración, que a través de esas miradas picarescas, de esas melodías tan sedientas, de esas sonrisas que sigues dejando a través de mi ser interior, aun más allá de mis aventureros sueños llenos de algo de humor, hoy yo intento mantener tu recuerdo más vivo que nada y así yo mantengo este humilde libreto, plasmado cada décimo día a través de estas humildes letras que yo aquí te dejo, y que ruego a Dios también te lleguen como cada canción, esa que aun yo escucho en mis sueños todavía con mucha ilusión...

Tu querido abuelo, tú poeta y velador de esos sueños, quien bendice a ese angelito del cielo con muchísimo amor. Esdras...