jueves, 28 de marzo de 2019

La Magia está… … ¡Quizás en ti!… ¡Quizás en mí!… ¡Quizás simplemente está ahí!…


Quizás como una ilusión, cual sueño a veces fugaz, etéreo, sensible y hasta certero, intentamos alcanzar en ocasiones a través de esas luces, la entrada hacia ese único sendero, sin dejar de vivir ese momento, sin dejar intentar volver a llegar a tanto y tanto muy desde dentro, y a veces nos ofuscamos, lo revivimos, nos animamos y nos atrevemos a ir desde el alto cielo al mismísimo infierno, con tal de envolvernos y sucumbir a ese inmensurable misterio, quien eventualmente llamamos mundo mágico o universo paralelo ¡¡¡Tentaciones que vuelan mas allá de nuestros propios desvelos!!!…

A pesar de las distancias que muchas veces nos separan, a pesar de las costumbres y tradiciones que en ocasiones nos apartan, y a pesar de las intermitentes preguntas que nos traen dudas por evitar decir “tirar la toalla”, cual lidia afrontamos y nos arrastra, todo está ahí, dentro de ti, dentro de mí, dentro de ese universo envolvente que nos arropa y nos empuja a cruzar la línea entre lo irreal y lo tangible, entre lo impredecible y lo mágico, entre los atenuantes y los sortilegios que a su vez nos depara el tiempo, todo sigue quedando ahí, a nuestra elección, a nuestra decisión, a nuestro ímpetu de desafiar lo inexorable, lo impredecible y angustiante ansiedad, por descubrir el secreto de eso llamado a veces mundo mágico o irreal sueño del alma, cual esmero a nuestros secretos…

Tiempos han pasado desde hace ya, tiempos presentes en constante movimiento horario vienen y van, tiempos que seguirán sumando, hacia un futuro asombrosamente inexplorado que tú verás, más allá de detenerte o atreverte, pero que tentador y sublime es en toda su extensión, cuando sientes en el alma ese cosquilleo que te dice simplemente “HAZLO YA”, y no precisamente dejadlo para después, porque el tiempo no se detiene, ni por ti, ni por mí, ni por nadie, solo es una mera oportunidad, a veces en un millón que el universo nos da, cual conspiración flagrante nos desarma y nos deja señales ahí, donde solo tu las verás, pero es de ti elegir y detenerte a decidir si te atreves a tomadla y arriesgarte a cruzarla, más allá de las sombras, de las tormentas, de la calma y de la dulce espera, porque esa es la magia que está ahí, quizás en ti, quizás en mí, quizás en ese entorno y momento mágico que define tu destino y forja tu propio camino, muy a pesar de los aciertos y de las fallas, y que te obligan a ti mismo a desafiarte constantemente para alcanzarlo como un noble hecho…

¡Ay, ay, ay, bendita seas entre tantas y tantas maneras! ¡Ay, ay, ay, bendita seas por haber sucedido ya! No sabemos por qué, ni cómo, ni cuándo y ni dónde comenzó todo, ni tampoco quién o qué propicio todo, simplemente la vida nos da y nos quita, nos ofrece y nos reta, nos atenúa y nos engrandece a tomar nuestras propias riendas, sea al éxito o al fracaso de esta asombrosa pelea, porque a fin de cuentas, es tu elección, es tu decisión, asumir las consecuencias, muy a pesar de siempre intentar ganar con la mejor intención en esta ineludible afrenta que nos lleva hacia esa meta…

Así como la música, como la dulce melodía misma, como esa composición escrita, labrada desde un corazón sincero, desde una historia de vida con esmero, desde una cruenta lucha inagotable, desde un bello encuentro memorable, de un romance de almas inexpugnables, en el deseo eterno de encontrar ese amor aventurero, leal y apasionante, así mismo vuela y surca los cielos, cruzando millas y millas de tierras y senderos, de amplios océanos y mares, de barreras en nuestros idiomas y de un mil malabares, apostamos todo a lograrlo, no sin antes visualizarlo desde nuestro ser interno, no sin antes entender nuestro pasado, no sin antes perdonar a quienes te marcaron, no sin antes a aceptar tus errores y tus fracasos, y no sin antes de querer y atreverte a lo inesperado, con la real intención de plasmar todo simplemente por lograrlo y alcanzarlo, trabajando con tesón, perseverando a pesar de los vaivenes de cualquier ocaso, sacrificando en ocasiones las posturas individuales por las de un bien común, donde el universo mismo nos desafía a superar los obstáculos, es así como se puede lograr, como se puede alcanzar y donde la magia misma concatena y engrana todas sus partes confabulando a nuestro entrañable deseo, a nuestra ilusión y sueño, a nuestro apasionante momento, para darle melodía, vigor, atención constante, fortaleza y visión desmedida  a cruzar cualquier barrera, con las ganas tremendas de encontrar eso llamado “Felicidad”…

Se ha dicho desde tiempos inmemorables, “Si te esfuerzas lo alcanzas, si duro trabajas lo logras, y si te caes en el intento, te paras, te sacudes, comienzas de nuevo y continuas sin dudarlo más allá de los vientos” suena cónsono y acertado, siempre y cuando te comprometas contigo mismo a vencer y a trabajarlo, y quizás ahí está el secreto de esa magia, porque en cualquier momento aparecerá el detonante, esa chispa delirante, ese momento único quien te roza la piel sin avisarte, y al mismo tiempo del otro lado hay algo mágico también incontrolable, haciendo lo mismo y apostando a lo entrañable y asombrosamente compaginable, aun cuando las distancias, las barreras, los atenuantes y las circunstancias nos sugiriesen en nuestro inconsciente evitar intentarlo porque es desesperante, pues solamente está en ti, está en mí, está en nosotros, está ahí, en ese momento de elegir con el corazón, obedeciendo al llamado de tu alma, sucumbir al espíritu indomable que te reta y te delata, para hacer todo aquello que tal vez antes no habías hecho, o quizás te atrevas a hacer algo distinto, entendiendo que aun cuando susceptiblemente estamos atados en ocasiones a nuestras reacciones, quizás la madurez y la sensibilidad de las emociones te increpan a aceptar tu verdad, tu realidad, tu temeridad y tu ímpetu a controlar y minimizar lo que tú conoces de tus ser y existencialidad, más allá de tus intrépidas locuras y tú objetividad…

¡Ay, ay, ay Amor! Si tú llegas a mí, aquí yo estaré, para darte la bienvenida con los brazos abiertos, por tenerte por siempre, por quererte y amarte en este presente, en nuestro futuro y en los designios que juntos nos lleven, por juntos crecer, por juntos trabajar y por juntos sacrificar sobre nuestras vidas a cualquier inconveniente o dualidad, por hacerme mejor hombre, por hacerte mejor mujer, por construir, agradecer y bendecir, por ser testigos ambos de tu vida, de la mía y de la que juntos desarrollemos sin tanto que ver atrás, de la que a nuestro entorno está, de lo que hicimos o de lo que dejamos de hacer hasta nuestro presente y tal vez mucho más allá…

¡¡¡Ay, ay, ay, Amor Mío!!! Si yo llego a ti, yo espero tú siempre estés ahí, me des la bienvenida para indagar, descubrir y sucumbir a tu alma, para embarcarme hacia tus secretos, penetres tú en los míos y juntos exploremos los misterios que nos rodean, para que tú ames a un ser imperfecto, justo y sincero y me des tu mano en el momento perfecto, para que me enseñas a amar tanto sin pensar, sin meditar, sin evaluar, lo que fue, lo que es, y lo que será, sin medir el tiempo, porque no se trata de cuánto y porqué, se trata de hacerlo y seguir haciéndolo, hoy mañana y siempre, construyendo y apostando por un mañana a veces incierto, pero temerario y sorprendentemente bello, que solo y únicamente depende de nuestros momentos y de un romance quizás eterno y mucho más allá de lo que ambos creemos…

Amores que vienen, amores que van, amores de almas que aunque lejos aún están, amores que se entregan, amores de una única realidad, tal vez etéreos, tal vez eternos, tal vez audaces, tal vez muy férreos, de esos que nacen donde nada se oculta en este mundo sin igual, donde cruzamos océanos, donde a pesar de los limites, juntos nos atrevemos a buscar simplemente eso que perseguimos y llamamos “Felicidad”, esa que se construye piedra a piedra, esa donde las cargas no son las falencias, esas donde lo material, lo banal, lo mundano no es lo crucial, esas donde lo humano, espiritual y existencial prevalecen ante lo trivial, eso donde crecemos y crecemos cada día muy a pesar de la fatalidad, esa donde la bondad siempre ha de triunfar sobre la maldad, esa donde nuestras almas se unen no por casualidad, sino por un universo que nos ha unido a través de los designios de nuestros sueños y de nuestra realidad, esa de amar por igual con o sin tu presencia, esa de querer en los tiempos turbulentos o en un entorno donde giran y giran los males perversos, y donde las tentaciones solo serán para nuestra y total intimidad, esa donde confiamos con quien estamos sin dudar, esa donde nos apoyamos en los momentos de debilidad, y donde nuestra historia se escribe siempre, con la flama de un amor que nos llevará más allá de nuestra increíble realidad…

¡Ay, ay, ay Amor! Esa es la Magia que siempre ahí estará, sin importar estés tu allá, yo aquí y mañana… ¡¡¡Sí mañana!!! Donde todo puede ser una realidad…