Lo que estaba previsto, ha
llegado sin contratiempos, un ángel del cielo ha caído, de un cielo remoto, de
unas tierras distantes, en un viaje hermoso, de unos cuantos kilometrajes,
recorriendo diversos lugares, y para asentar sus miradas, quizás sus cantares, así
también sus avatares, en esta tierra extraña, pero rica en manantiales, de
hermosos amaneceres y de asombrosos bienestares...
Sophia se llama, la hermosa
Princesa, de estos bellos lugares, hermosa y angelical como su madre, tierna
como los pétalos de las rosas, más delicadas y más esenciales. Suave, sutil,
inocente y mágica en su quietud, en su bondad, de ingenuidad absoluta, mientras
crece al lado de sus padres. Apenas es el comienzo, en una fría mañana, en la
sierra de las montañas, de las cordilleras andinas, de las nieves incesantes. Fría
y calmada, en este día de la mañana, arribó en el primer vuelo, de una cigüeña que
salió un poco tarde, pero el cruce de cielos, le permitió apenas al alba,
llegar justo a tiempo, llegar en el sublime momento, a la anunciada del
protocolo, que dictan las leyes del universo, que rigen así sus tiempos, que
anuncia su adorable madre, apenas en este momento...
Ahora inicia, ahora comienza, un
hermoso periplo, a forjar un camino, de sueños inmensos, de enseñanzas y
lecciones de vida, que crecen al ritmo, de la melodía asonada, de la canción ya
labrada, en las rocas del tiempo, en su alma que regocija, sus ansias y sus
momentos, de llevar consigo, las lecciones del tiempo. Alegre ella viene,
contenta ella llega, sin saber que le espera, pero siempre la alberga, la
esperanza de un destino, ayudada de padres, auxiliada de familiares, querida
por cientos, de diversos amigos, unos están y otros se quedan, algunos se van y
otros quizás la pierdan, pero siempre tendrá, a las personas correctas,
aquellas idóneas, que a su lado estarán, para ayudar a crecer, para ayudar a
entender, que la vida es un cúmulo, de aventuras y caminos, y entre todo ello, habrá
sorpresas y tristezas, pero que siempre valdrá la pena, aventurarse por los
senderos, de un avasallante circuito, de penas y glorias, para encontrar su
destino...
Nunca será olvidado, este día de
Diciembre, que arribó en su momento, una damita muy bella, una niña muy risueña,
con sueños eternos, de una adorable Princesa, llamada Sophia, quien busca y encuentra, a través
de estos tiempos, mil y un eventos de risas, mil y un eventos de alegrías. Son quizás
las primeras letras, de una historia que apenas comienza, de un libro que
narra, las peripecias y aventuras, de una emotiva Princesa, que solo desea, ser
bendecida por todos, ser querida por siempre, ser sorprendida en su mente, cada
vez que despierta. La vida ahora inicia, una aventura ahora emprendes, y ahora
es cuando tienes, momentos e instantes, de subir tú la cuesta, de mil y un
cuentos, de fabulas y misterios, de encuentros y amoríos, que en su momento,
han de llegar, como a tu adorada madre, le llego siempre el suyo...
Solo yo me encuentro, lo bastante
contento, por tu llegada risueña, por tu aventura secreta, de inundar de alegría,
de risas y sorpresas, a tus adorados padres, a tus familiares y amigos, y a todos
aquellos, que poco a poco iras conociendo, a lo largo de tu vida, a lo largo de
tu camino, y jamás tú nunca olvides, a un ser que por ti ha escrito, unas
cuantas letras, unas cuantas palabras, de aliento y recibimiento, quien sabe
que apenas, es el bello comienzo, de una vida sin penas, de glorias y metas,
que una a una, deberás tú superar, algunas con ayuda, y otras por tu cuenta,
pero siempre recuerda, el viaje apenas comienza, y siempre ven a esta carta,
para que en ella siempre recuerdes, este adorable momento, de tu llegada a la
tierra, de tu adorable instante, que llegaste anunciada, que llegaste riendo, y
que un pana te dijo, “Bienvenida Princesa, bienvenida de nuevo”...
De alguien quien cerca estará, de
alguien quien siempre está, de ti y de tu adorable madre, aunque no me veas
hoy, aunque no me escuches mañana, aunque no me sientas en tu piel presente, mi
espíritu siempre ha de estar, con adorables mujeres, quien una vez me dieron,
la mayor alegría, quienes seguirán siendo, mi mayor ilusión, y quien se que el
destino, les reserva la mayor sorpresa, que la vida misma, les ha podido haber
concebido, simplemente para honrar su presencia, en este mundo complejo, pero
inmensamente bello, de alegrías y de penas, pero de nunca olvidos...
Tú súbdito y obediente sirviente,
un loco que escribe, un loco que siente...
Simplemente Esdras...