miércoles, 9 de diciembre de 2015

Y del cielo ha llegado un ángel, de tierras muy lejanas, a quien llaman ahora, la Princesa Sophia…



Lo que estaba previsto, ha llegado sin contratiempos, un ángel del cielo ha caído, de un cielo remoto, de unas tierras distantes, en un viaje hermoso, de unos cuantos kilometrajes, recorriendo diversos lugares, y para asentar sus miradas, quizás sus cantares, así también sus avatares, en esta tierra extraña, pero rica en manantiales, de hermosos amaneceres y de asombrosos bienestares...

Sophia se llama, la hermosa Princesa, de estos bellos lugares, hermosa y angelical como su madre, tierna como los pétalos de las rosas, más delicadas y más esenciales. Suave, sutil, inocente y mágica en su quietud, en su bondad, de ingenuidad absoluta, mientras crece al lado de sus padres. Apenas es el comienzo, en una fría mañana, en la sierra de las montañas, de las cordilleras andinas, de las nieves incesantes. Fría y calmada, en este día de la mañana, arribó en el primer vuelo, de una cigüeña que salió un poco tarde, pero el cruce de cielos, le permitió apenas al alba, llegar justo a tiempo, llegar en el sublime momento, a la anunciada del protocolo, que dictan las leyes del universo, que rigen así sus tiempos, que anuncia su adorable madre, apenas en este momento...

Ahora inicia, ahora comienza, un hermoso periplo, a forjar un camino, de sueños inmensos, de enseñanzas y lecciones de vida, que crecen al ritmo, de la melodía asonada, de la canción ya labrada, en las rocas del tiempo, en su alma que regocija, sus ansias y sus momentos, de llevar consigo, las lecciones del tiempo. Alegre ella viene, contenta ella llega, sin saber que le espera, pero siempre la alberga, la esperanza de un destino, ayudada de padres, auxiliada de familiares, querida por cientos, de diversos amigos, unos están y otros se quedan, algunos se van y otros quizás la pierdan, pero siempre tendrá, a las personas correctas, aquellas idóneas, que a su lado estarán, para ayudar a crecer, para ayudar a entender, que la vida es un cúmulo, de aventuras y caminos, y entre todo ello, habrá sorpresas y tristezas, pero que siempre valdrá la pena, aventurarse por los senderos, de un avasallante circuito, de penas y glorias, para encontrar su destino...

Nunca será olvidado, este día de Diciembre, que arribó en su momento, una damita muy bella, una niña muy risueña, con sueños eternos, de una adorable Princesa, llamada Sophia, quien busca y encuentra, a través de estos tiempos, mil y un eventos de risas, mil y un eventos de alegrías. Son quizás las primeras letras, de una historia que apenas comienza, de un libro que narra, las peripecias y aventuras, de una emotiva Princesa, que solo desea, ser bendecida por todos, ser querida por siempre, ser sorprendida en su mente, cada vez que despierta. La vida ahora inicia, una aventura ahora emprendes, y ahora es cuando tienes, momentos e instantes, de subir tú la cuesta, de mil y un cuentos, de fabulas y misterios, de encuentros y amoríos, que en su momento, han de llegar, como a tu adorada madre, le llego siempre el suyo...

Solo yo me encuentro, lo bastante contento, por tu llegada risueña, por tu aventura secreta, de inundar de alegría, de risas y sorpresas, a tus adorados padres, a tus familiares y amigos, y a todos aquellos, que poco a poco iras conociendo, a lo largo de tu vida, a lo largo de tu camino, y jamás tú nunca olvides, a un ser que por ti ha escrito, unas cuantas letras, unas cuantas palabras, de aliento y recibimiento, quien sabe que apenas, es el bello comienzo, de una vida sin penas, de glorias y metas, que una a una, deberás tú superar, algunas con ayuda, y otras por tu cuenta, pero siempre recuerda, el viaje apenas comienza, y siempre ven a esta carta, para que en ella siempre recuerdes, este adorable momento, de tu llegada a la tierra, de tu adorable instante, que llegaste anunciada, que llegaste riendo, y que un pana te dijo, “Bienvenida Princesa, bienvenida de nuevo”...

De alguien quien cerca estará, de alguien quien siempre está, de ti y de tu adorable madre, aunque no me veas hoy, aunque no me escuches mañana, aunque no me sientas en tu piel presente, mi espíritu siempre ha de estar, con adorables mujeres, quien una vez me dieron, la mayor alegría, quienes seguirán siendo, mi mayor ilusión, y quien se que el destino, les reserva la mayor sorpresa, que la vida misma, les ha podido haber concebido, simplemente para honrar su presencia, en este mundo complejo, pero inmensamente bello, de alegrías y de penas, pero de nunca olvidos...

Tú súbdito y obediente sirviente, un loco que escribe, un loco que siente...

Simplemente Esdras...