viernes, 4 de mayo de 2018

La chica de la Pijama Roja – Capítulo X - “Simplemente atrás, solo un tiempo atrás…”


Como era de costumbre, siempre tomaba tiempo durante el día para indagar, revisar, leer y oportunamente entender lo que sucedía en otras partes de mundo, era intuitivo y formaba parte de su naturaleza, el internet permitía hoy acceder de manera inmediata a los diversos acontecimientos en el mundo, como también para investigar y documentarse en aquellos temas donde siempre sintió mucha curiosidad, simplemente era una manera de auto educarse y evolucionar en el deseo inagotable de su desarrollo personal...

Notas de prensa y aconteceres en Madrid, Barcelona, Valencia, París, Lyon, Roma, Venecia, Florencia, Frankfurt, Berlín, Praga, Ámsterdam, Odessa, Almaty e inclusive un poco más allá, Shenzhen, la ciudad tecnológica por excelencia al sur de China, Hong Kong, Guangzhou, Chongqing, Shanghái y Beijing, todas ellas siempre tenían algo en común, las tendencias de los mercados financieros, las innovaciones en los medios constructivos, la evolución en los productos alimenticios y tecnológicos, los eventos culturales, las exposiciones, el arte y las oportunidades...

Por supuesto, eventualmente leía noticias sociales y de sucesos, solo por curiosidad y para comparar los distintos escenarios en que nuestro mundo se comparten, con situaciones similares a las nuestras, y algo le llamo poderosamente su atención, un evento trágico ocurrido días atrás en Alemania, específicamente en Dusseldorf,  alguien con un nombre de una persona muy cercana, estuvo envuelta en un accidente lamentable, entonces leyó la nota de prensa completa, quedó inmutado al ver la referencia de dicha persona, era alguien que a pesar de tener unos cuantos años sin saber de ella, fue quizás de ese tipo de personas que marcaron una época imborrable de su historia de vida...

Al término de la nota de prensa, publicaron las imágenes con los documentos de identificación, era ella y solo recordaba la última vez que ambos se vieron, donde se despidieron diciéndose se volverían a ver en un futuro no muy lejano, para intercambiar y compartir una vez más todo aquello que ambos lograrían a pesar de estar muy lejos, y precisamente fue a finales de esa adolescencia ingenua, fantasiosa, alegre y divertida, en esa época esperanzadora donde todo podía ser, donde imaginabas más allá de donde pretendías ir, sin medias tintas, sin vergüenza, donde solo expresabas y compartías todas esas ideas que fluían sin importar qué y cómo alcanzarías llegar a ser eso que buscarías a través de ese camino, que apenas lograban ver, que apenas comenzaban a transitar sin importar por dónde, cómo y qué...

Fue un momento controversial, un momento de esos inusuales, no lo esperaba, ni tan siquiera al amanecer en ese día con el que se había levantado con muy buen ánimo, producto de esos últimos acontecimientos, y con ganas de ver nuevas cosas y emprender un pronto viaje hacia lo desconocido, pero sustancialmente nutritivo y tal vez esperado por tanto tiempo… Y entonces solo sintió una bocanada muy fuerte de aire de ese pasado, y viajó emocionalmente hacia esos años, hacia esa época donde todo comenzó de manera hasta ingenua, pero con tal fuerza que lo ha llevado hasta ahora por un sinfín de caminos, situaciones, experiencias y errores que le han permitido vivir y aprender a distinguir lo real y verdadero, de lo ideal y pasajero, pero así han sido todos, así ha sido su vida, con éxitos y fracasos, donde todo ha venido en el momento adecuado, así ha llegado hasta hoy, continuando y buscando eso que aun definitivamente, aún no ha llegado...

Ella fue alguien quien significo mucho en esa época, en esos años de finales de una adolescencia y el principio de una vida de adulto, donde prevalecían las ganas y los deseos de adquirir experiencia, alguien con quien compartió lecciones y enseñanzas, ideales y esperanzas, quien le ayudo a emprender ese viaje al cual aún no termina, y por quien en algunos momentos de su atenuante vida, ha vivido, ha experimentado, ha sufrido, ha aprendido, y ha querido compartir penas y alegrías, y recordó fue quien le dio su primer beso, ese que nunca se olvidaría, y que muy a pesar de no ser ninguno de los dos ese referencial del primer amor, fue una amistad especial para los dos, y que lamentablemente no volvería a verla ni a compartir lo que la vida les dio a los dos...

Fue en esa época cuando todo realmente se inició, donde comenzó a preguntarse acerca de tantas cosas, tantos sueños, tantos deseos, de quien llegaría a ser, en quien lograría convertirse, como lo haría, en ese acervo apetito por aprender, por conocimiento, por sentir, por querer, por aprender a amar y por encontrar el umbral hacia lo definitivamente esencial de una vida, compartir esos pequeños placeres donde solo eres quien deseas ser, sin vergüenzas, sin penas, sin adagios ni exigencias, solo dejar entrar y mantener todo aquello que te hace crecer, que te hace vivir, que te hace desear dar lo mejor, muy a pesar de no saber un carajo de muchas cosas que aun debes aprender, no le fue nunca fácil, no le ha sido complicado, muchas cosas fueran acertadas, y otras lamentablemente fueron erradas, es la propia ley de nuestra vida, no se vive bajo un arco iris, no se vive en un paraíso, estamos expuestos a todo y al mismo tiempo a nada...

Recordó sus comienzos, a ese glosario de elementos y aspectos que determinaron parte de los deseos de un ser quien comenzó a interactuar con un sinfín de acontecimientos y eventos versados sobre situaciones propiciadas, todas de acuerdo a lo esperado e inesperado, a sentimientos, a los juegos, a su vida profesional, a su sueño de convertirse no en alguien más, solo en alguien quizás un tanto diferente a los demás, donde muchas veces son riesgos, y otras son elecciones y decisiones acerca de eso llamado intuición, con alguna razón o sin ella, pero que algo definitivamente te llevaría a tomarlo y hacerlo, a pesar de seguir siendo un riesgo, porque no existe nada seguro en la vida, solo es eso o dejarlo pasar, sin embargo a pesar de todo eso, simplemente habría que brindar y solo recordar en algún momento lo bueno o lo malo que te hizo quién eres y quien aún continuas deseando ser...

Recordó aquella vez en el parque, aquella última vez donde compartieron todos un día de libertad, entretenimiento y diversión, donde abrieron con libertad su alma, un momento extraordinariamente sano para aquella época, quizás ingenuo o ideal, donde sentados todos sobre el césped hablaron abiertamente de sus deseos al culminar esa etapa que estaba muy cerca de culminar, y entrar a una nueva, una que definiría en cierta medida el inicio de un sueño que estaba por comenzar, una que definiría y formaría la personalidad que llevarían, y a pesar de tanta ingenuidad, de tanta vehemencia como los expresaban algunos, y de tanta timidez como otros se reservaban sus deseos, era evidente que entre todo el grupo solo cuatro de ellos, incluyéndolo, tenían un poco más claro cuál era la ruta escogida hacia la vida que buscaban, y reiteró muy a pesar de tanta ingenuidad, pero con ese deseo de encontrar la sapiencia y la certeza de que alcanzarían sus sueños, esos que de una u otra manera todos se plantearon en ese imborrable momento...

Muchos de ese grupo estaban con pareja, otros no, simplemente eran buenos amigos, pero fue ese día cuando todo quizás le permitió ajustar lo que en el fondo quería en principio alcanzar, siempre se caracterizó por su temeridad y riesgo, salir de su estado de confort e ir más allá de las trivialidades, de las características convencionales, de encontrar  y entender que no se trataba de hacer lo que la mayoría optaban por realizar, era disfrutar y saciar ese apetito voraz por aprender y sentir pasión por aquello que se mueve desde el fondo de su alma, aquello que le haría feliz, aquello que tal vez le permitiese encontrar eso llamado felicidad, que más que un término muy trivial, muy usual y muy buscado, es una cuestión de actitud que se busca compartir con alguien más, ese alguien con quien quizás logres pasar el resto de una vida, el tiempo donde Dios le dio la oportunidad de vivirla y sentirla, a pesar de cometer errores, y desilusionarse en cualquier caso, hasta lograr dar con la persona correcta, más no perfecta, y se dice fácil, pero nunca ha sido así...

Fue durante ese paseo en el parque cuando ambos en un momento determinado decidieron aislarse y conversar abiertamente de sus pasiones, sus deseos, visión de vida y sentimientos, hubieron encuentros fortuitos entre ambos y señales que parecían compartir en principio las ganas de ir hacia lo mismo, y fue cuando se miraron a los ojos, apenas en susurro intercambiaron emociones, se dijeron tantas cosas y de forma muy natural ambos acercaron sus labios, sintieron la suave piel de sus rostros y dejaron sentir su calidez, su humedad, su dulce y grato sabor, en ese beso que nunca antes habían sentido, se abrazaron tiernamente, y ella se acercó a su oído y le dijo...

Te irá muy bien en la vida, alcanzaras cada cosa que tu desees, llegaras lejos y harás lo que muchos no lograran, alcanzaras cosas buenas y te equivocaras, yo alcanzaré las mías y también me equivocaré, quizás nos volveremos a encontrar, quizás nos abrazaremos una vez más, quizás nos volveremos a besar, yo no lo sé, es cuestión de tener ambos un salto de fe y esperar ese encuentro nuevamente en un tiempo, ese que ni tu ni yo controlamos, ni sabemos cuándo ha de ser”…

Esas palabras quedaron grabadas en su memoria, ese momento quedó plasmado en su alma, no era ese amor angelical y primerizo, fue simplemente un momento especial de alguien quien significo mucho en un momento crucial, con quien compartió una visión de vida similar, con quién compartió intereses y deseos muy a pesar de tan corto lapso de tiempo e ingenuidad natural de adolescentes, con quien quizás sintió en algún momento pasión por juntos ir a través del mismo camino, pero que en esencia sabía muy bien, ambos elegirían caminos distintos, pero que existiría una remota posibilidad de encontrarse nuevamente para compartir historias y anécdotas de sus vidas y sus fehacientes elecciones y destinos...

Lamentablemente esta vez no sería así, el universo no tenía previsto ese encuentro quizás en este tiempo, tal vez en otro, acongojado y con una tristeza muy especial soltó una lágrima y comenzó a conversar en voz alta, se encontraba en su oficina, solo se asomó en la ventana, miró al cielo preguntándole al Creador ¿Que se hizo mal? o ¿Que dejamos de hacer? ¿Por qué no les permitió volverse a encontrar?... o solo era que su encuentro no estaba pautado para este tiempo eventual, simplemente somos almas que viajamos a través del tiempo, quienes cambiamos de forma, de color, de textura, de momentos, de historias, que a pesar de nuestro libro de ruta, solo está en las manos de nuestro Creador, creer y dar un salto de fe para continuar o para simplemente volver a empezar...

Ir hacia el pasado en un momento de su vida tal vez crucial, que apuntaba a un futuro gratamente mejor e inesperado, le permitió re-encontrarse consigo mismo en un momento determinado, sabía que nada en la vida sucede al azar, todo son consecuencias, todo está quizás escrito, en alguna parte de ese libro, y no precisamente el que escribe con su propia tinta y con sus propios sentidos, porque en el momento que Dios lo eligió para transitar por estos caminos, él no lo podía saber, no lo entendía, y no hacía falta que buscase explicación, era muy simple, debía dejar que todo fluyera sin ninguna condición...

Y en alguna parte, al otro lado de una montaña algo lejana…

A pesar del temor, las dudas, las mil preguntas, su deseo, su intuición, su perseverancia y su verdadero miedo, le preguntó a través de un mensaje directo...

“Me gustaría escuchar tu voz… ¿Quieres?”...

Y entonces solo esperaría la respuesta crucial...