martes, 25 de octubre de 2016

A veces… y solo a veces… solo sientes... y debes dejar que salga antes que...



A veces… y solo a veces… solo sientes, que te desvaneces, y solo dejas que la energía regrese y se inserte, como luz viva, candente, y llena de un poco de sensibilidad y sabiduría, colmada de ensoñación, quién como aquella ilusión, como la sublime emoción, como flama ardiente que dura más de mil días, llene de pasión y de alegría, y es al calor de esa brisa, que refresca tu sonrisa, y hasta en las noches más frías, esa la que al desvelo de toda una vida, no dejas por seguir soñando y siempre anhelando, alcances un amor, alcances en tu ser, alcances cualquier locura, por quien la vida daría, para seguir viendo en ese rostro mil alegrías, y en sus ojos vivaces, viva cual único romance, de una historia que nace, de un corazón hermoso e inolvidable...

A veces… y solo a veces… solo sientes, que tú quieres arrancar a mil sin parar, sin detenerte ni siquiera a mirar atrás, dejar toda una vida, dejar mil recuerdos, dejar un montón de amigos, a la familia, dejar un amor, quien fue tu tormento, quien te dejo triste, sin conocimiento, y aprendiste luego, lecciones de entendimiento, dejar ese amor, por quien intentaste lo bello, la magia, y lo inevitable, y termino simplemente, por no entender tus semblantes, y comenzar de nuevo, muy lejos, en otro mundo más habitable, donde nadie sepa, por quien corriste sin pararte, no por miedo, no por ser culpable, sino por comenzar nuevamente, y llegaras como alguien quien busca refugio, quien busca un inicio, quien busca en mil intentos, un nuevo destino hacia lo indescifrable...

A veces… y solo a veces… solo sientes, que escuchas desde muy lejos, dulces melodías, esas que te llevan a un largo viaje, que al cerrar tus ojos, sientes armonía, sientes paz, sientes intuición, hacia una magia que no puede evitarte, y dejas que fluya dentro de tu alma, mil sentidos hacia los senderos inimaginables, son tus sueños, son tus deseos, de esos que llevas muy dentro, reprimidos quizás, guardados tal vez, pero que llegó la hora de encaminarlos rumbo a lo memorable, sin importar riesgos, sin importar tropiezos, sin importar el tiempo, porque a veces debes dejar que el agua te lleve, hacia tu propio destino, por esos caminos, hacia lo que tanto anhelas, sin pensar ni dudar, ya que es tu vida, y no es la de mas nadie...

A veces… y solo a veces… solo sientes, algunas penas, también remordimientos, algo de desaliento y de tristeza, y ganas de soltar al viento, llantos de dolor, de angustia, de abatimiento, y también de mucha pena, por haber dejado atrás, un montón de torpezas, y no haber intentado, mas por tu cuenta, pensando que fuiste valiente, pero no mediste las consecuencias, de esas acciones con la gente, sin saber que el sabio tiempo, te recordaría que fuiste tan culpable, como a quien culpaste por tus creencias, y nadie es dueño de la verdad, nadie sabe tanto como la honestidad, quien a través de tu alma, de tu espíritu, y de tu corazón, te hace entender que son lecciones y enseñanzas, acerca de esas vivencias, y que por eso duele, que por eso sientes soledad, agonía, y hasta cierta condena, esa que tortura, que no te deja, pero siempre queda la esperanza, de encontrar redención, de encontrar el perdón, para corregir las acciones de mil penas, por las que todos pagan, aunque sea en algún momento de esta vida certera...

A veces… y solo a veces… solo sientes, que nada es lo que parece, que haces sacrificios, que trabajas duro, que empujas un tren, sin encontrar alguien quien te ayude a impulsarlo también, pero a veces el tiempo tarda, y jamás te olvida, porque es el universo, es quien se aparece en su momento, con una señal, con una luz, con una ilusión, esa que mantienes en tu haber, escondida dentro de tu ser, esperando llegue para bien, y sientas algo de placer, por compartir alegrías, de compartir sueños, de compartir deseos, y también de esfuerzos, y así intentar alcanzar, eso que llaman felicidad, entendimiento y un poco de sabiduría, y que solo es con el sabio tiempo y la voluntad de querer, creer y sentir, mil veces más que ayer, continuar la ruta, continuar el sendero, de un destino que compartes, con alguien que esperaste, para ambos ser testigos, en el arte de un renacer, en el milagro de creer, en eso llamado Amor, Pasión y Romance, y sin dejar de hacer todo, superando los embates, de lo que a nuestra vida, y que solo llega para retarnos, y de comprender que no se trata de ganar o de perder, sino de aprender, de ser humildes también, que errando y mil veces intentando, alcanzamos con sacrificio cualquier milagro...

A veces… y solo a veces… solo siento deseos, de plasmar y expresar a través de palabras, de frases, de oraciones, en verso, poesía o con canciones, esos manifiestos, que salen de mis sentimientos, eso que muchas veces guardo, eso que muchas veces oculto, eso que a veces no digo, hasta que termino entendiendo, que posiblemente mañana, ya no tengo el aliento, porque me ha tocado partir, porque he tenido que dejar este mundo tan diverso, tan complejo, tan asombrosamente bello, y que no tome parte de mi tiempo, para decirlo libre al viento, lo que siento yo por dentro, a quien le pido perdón, a quien perdoné, a quien quise, a quien quiero, a quien deje de querer, a quien pasó como fugaz estrella, a quien me humilló, a quien me maltrato o me utilizó, a quien solo se acerco, por un momento de su tiempo, a quien vi una vez, a quien vi varias veces, a quien fue amigo, confidente, compañero, socio o un familiar de mi tiempo, a quien ame, a quien amo, a quien amaré, más allá de mi muerte, con la esperanza de encontrarla nuevamente, por esos caminos del universo, y que tengo la fe y la creencia, que nuestra vida está escrita, en los cielos o el infierno, en las arenas o en las aguas del océano, pero que en algún momento de nuestro tiempo, nos volvemos a cruzar más allá de nuestro entendimiento...

A veces… y solo a veces… solo debes dejar que salga todo, y sin ningún arrepentimiento, porque a veces no tienes tiempo, porque a veces tú excusas, lo que más tarde llegará sin discusión y sin consentimiento...

sábado, 22 de octubre de 2016

¡¡¡Olé, olé y olé, viva el capoteo, la diestra faena, mil botas con vino y mil fantoches quienes lo bailan, al compás del martirio!!!



Saltando desde las bardas de aquellos senderos, sale reluciente rumbo al ruedo, nuestro amigo “el andariego”, hoy vestido de gala, bailando entre un montón de damas, bebiendo hoy más que ayer, quizás como nunca, señala la tarima donde rinden oda al temible bandolero, y brinda con bota arriba, con su boca abierta al licor pendenciero, y suena la maldita banda, cuando la muleta embiste a la bestia, quien muge de rabia, porque a su lado él lo danza, con su ágil maestranza, desliza entre lid y soltura, cual fandango en comparsas, y es entre mil colores y banderillas punzadas, quien derrama la sangre, esa que sale de la piel torneada, de esa musculatura bravía, de esos ojos que saltan, y dicen en la faena, que viva la magia, que viva la tarde, olé al torero, olé al vino, olé a la bestia, quien sabe ya cual será su destino...

Todos lo miran, todos lo alaban, todos se agitan, todos se abrazan, tercer cuarto de tarde y apenas arde la empalizada, es el sainete quien baila, y baila con muchas ganas, y embista a las damas, cual torero de la plaza, y mientras ahí sigue esa faena programada, se oyen cantares, y es la maldita banda, quien vuelve a sonar, desde la entarimada, porque el ilustre “mataor”, goza mil capoteadas, es el olé a grito perplejo, es el olé en toda la condenada plaza, y alzan las botas, y tragan y tragan, viva la vida, viva la danza, vivan las damas, que entre escotes y nalgas, seducen a cualquier alma, la muergana quien está muy encabronada...

Sueltan mil carcajadas, con gritos y coplas de mil almas desaforadas, es de esas tardes relucientes, de ese sol inmaculado, porque es entre sol y sombra, que se abaten mil ganas, las tribunas repletas, ya no cabe un puta alma, banderillas van, banderillas vienen, y el toro lo embiste, a se caballo bien “tapao”, quien con ojos bien cubiertos, no le importa cuánto lo han maltratado, porque es su gordo jinete, quien lo lleva asustado, y es la puta pica, esa quien revienta a un lomo sangrado, de esa pobre bestia, quien está intentando, acabar su jornada, sin saber ni siquiera, que su muerte temprana, está casi asegurada, pero está el sainete al frente, incitando al milagro, incitando a la bestia, para que no caiga en la maldita jugada, y salve su alma, salve su piel, salve su porte, de esta maldita gente, quizás despiadada, quienes por beber y gritar, desean ver a la muerte, desean ver mucha sangre, entre la arena perenne y la curtida empalizada...

Son los trombones, son las trompetas, y es el oboe y es la muleta, que se escucha sin desentonar un pasodoble entonado, y urgen mil centellas, y estallan mil tonadas, más allá de la entarimada, y “el andariego” quien se hace, quien bebió demasiado, pues entre risas y bailes, él danza al compas de esas ardientes damas, con su flamenco él incita, a la burda y descarada plaza, y él solo ve a la gente, quienes lo creen el sainete, el loco de la puta plaza, ese quien deleita por mil bufonadas, pero se equivocan todos, es más sabio que el diablo, es más temible que el santo, quien protege a esa alma desconsolada, por quien abajo sangra, por quien abajo lidia, entre la arena, los capotes, vítores y gritos, de esta encabronada plaza, y él mira a la bestia, a esos ojos brillantes, entre rabia y un corazón incesante, quien lucha por su vida, más allá de esta faena, porque a él lo eligieron, para llevar esta gran cruzada...

Ruedan mil vinos, entre mil botas mezcladas, hasta con jugo y licores divinos, de dulce almíbar, de ese de alcohol bien caro, ese por quien levantas, a cualquier enamorada, y beben mil hombres, y beben mil damas, quienes gritan ole con ole, hasta quedarse sin ganas, y es el toro quien pierde fuerzas, y es el sainete quien reza entre sus penas, entre esos gritos de alegrías y de azucenas, por ver la sangre en el ruedo, el rojo vivo de esa pelea desaforada, para admirar al de colores, quien baila al son de la entarimada, él hace lo suyo, hace por lo que le pagan, es la faena perfecta, de un toro que lidia, al compas del verdugo que inquieta, quien está pensando, en perdonar la vida, si la vida de la bestia, pues salió batallador, con alma de hombre envalentonado, luchando hasta más allá de lo que imaginaba, y siguen danzando, y siguen alabanzas, y siguen los gritos, y sigue la maldita banda, sigue el capote, sigue la faena mejor que mil zancadas, es la tarde perfecta, es el suspenso que tienta, evitar la muerte, del padrote de la hacienda de los Arriaga, ellos son andaluces de sepa, de tres generaciones en el arte de la tauromaquia...

Y llega a la tribuna la diva, la rubia platinada, vestida toda de negro, con sombrero de ala ancha, con una blusa blanca y una rosa en el pecho, de labios encamisados, de ese rojo sediento, por quien moriría cualquiera pendejo, por sentir cualquier beso, y ella se empuja la bota, del hombre quien la acompaña, un bufón de la calle, quien aparenta con sus sobras, por tener tanta plata, pero al hablar se incomoda, y es el licor quien lo hace, ventilar sus maromas, es más de lo mismo, es lo que siempre se ha visto, y “el andariego” ya ha visto, por dónde van los colmillos, de esa astuta diabla, quien derrama delirios, por donde pasa sus ancas, es alta, muy esbelta, buenota la cabrona, indiscreta, sabe lo que tiene, y se alza entre mil gritos, pues de algo le ha servido, la figura por quien ha mantenido, entre el gym, las frutas, la comida y lo mil acertijos, de aspirar por quien brille al tino, por ese hombre quien valga, lo que ella ha pedido...

Continúa la faena en la arena, continua la lidia sin penas, es el toro quien va y encamina, a no perder su vista, por ese capote rojo-amarillo, con su patas muy firmes y aun con mucho brío, y el andaluz lo tornea, lo capotea en la arena, y baila divino el danzón, muy flamenco el cimarrón, y suena el pasodoble al ritmo, de la banda que marcha con tino, todos bailan, todos gritan, olé, olé, olé, el toro se luce, el de las luces lo asume, es la tarde perfecta, es la magia del día, la gente lo aplaude, la gente lo grita, no mates la bestia, el ha hecho la gran faena, y miran al gran jurado, un poco de ancianos elitescos, los que llevan la batuta en la mano, quien muere, quien vive, y al toro han perdonado, mil algarabías han sonado, el toro mira al sainete, el sainete bendice sin creces, han salvado la bestia, merece una segunda mano, ahora a curar sus heridas, se retira a una gran vida, pues vuelve a la hacienda con porte, a procrear descendencia el padrote, y retirarse a la sombra del roble, a esperar con sus años no estorbe...

Y lo cargan con vitores, con aplausos y alegrías, pues es el torero quien trajo a este día, mil gritos, mil ofrendas, mil tragos y mil almas sedientas, por una faena muy entretenida, es entre tumultos y birretes, que siguen los tragos, siguen bebiendo desaforados, con mucho deleite, y con mucho torrente, es el momento de cruzar a la gente, para alcanzar a la diva, a esa mujer por quien el loco suspira, entre loqueros, borrachos e impertinentes, la diva lo mira, el sainete la cruza, son miradas que derriten, los deseos de mil alicientes, pues es el vino, son los tragos, es la gente, es su destino, buscar culminar en esos caminos, juntar la magia de un romance, de un placer, del besuqueo y del poder, entre un hombre y una mujer, quienes juegan hasta más no poder, a quien es el verdugo, y quien cederá su derrier, y se toman de manos, y al bufón lo dejaron, y a las afueras se apartaron, entre bebidas y tragos, hablaron de algo, de todo lo que gustaron, y por los poros afloraron, el deseo de sexo, sudor y desnudos de enamorados, pues es la tarde perfecta, pues el torero no mato, pero sacio la pasión, y el andariego logró, matar su ilusión, a la diva platinada, pues la hembra tiene lo suyo, y el sainete tiene lo de él, y pasaron una noche, entre velas y diretes, no se cansaron sino hasta ese amanecer, que quedaron exhaustos de tanto trinquete, fue amor, fue pasión, fue deseo, fue locura impregnada de sexo y desinhibición...

Fue un martirio, fue un tedioso delirio, suspirar por la bestia, suspirar por la vida, suspirar por la hembra, por quien cualquier loco no olvida, y fue el loco por quien no pensaron, se llevaría el trofeo de un mejor regalo, una tarde de faena, una tarde de gritos, allá en la arena, en una tarde de danza y de brillo, como nunca antes había tenido, pues fue la vez que entrego su alma, a esa diabla por quien valió la pena, morir por esa mirada, morir por mil estocadas, olé una vez más, olé, olé y olé, por los mil fantoches quienes gritaron en vilo, por esa bestia quien bailo con tino, al ritmo de un pasodoble pero muy divino. ¡¡¡¡¡Olé!!!!!...

viernes, 14 de octubre de 2016

De un cuento miserable, de esas historias interminables y de un danzante embriagado de un amor inolvidable…



Y un nuevo amanecer llegó, luego de esa farra, borrachera y pestilencia, que a cigarro con aguardiente le dejo, la noche de luna que lo volvió, como el andariego mulero danzante de ese sortijón, y como cada día en este hermoso continente, aun plagado de flagrante verde, realmente crudo, letal y hasta insolente, abarrotado de una sociedad insurgente, con deseos y anhelos de surgir entre miles de desmanes, de patanes, charlatanes, zorras y lengua largas desobedientes, es la viva escena, es lo que a diario envenena, es lo que te envuelve entre las penas, sobre estas calles pestilentes, algunas limpias, sanas y obedientes, pero no es el común en este cuadro a veces maloliente...

Ya no había marcha atrás, el pasado había quedado entre escombros, entre las arenas, entre recuerdos diluyentes, ahora era el presente, era lo conveniente, habían sonrisas y risas, hubo penas y tristezas, también tragos amargos, si, de esos muy amargos, sin embargo todo valió la pena, y entre tragos de vino, cerveza y licor del más fino, bailaba sin parar, entre miradas que envenenan, cruzaba las calles, andaba sin prisa, y sin trabajo, y sin estar pendiente de los que miran, de los que hablan pura paja, de los que dicen que ayudan a quien grita, y simplemente los utilizan, los seducen y los humillan, así lo veía, así lo sentía, así día a día, este sainete danzante, se hacia el loco, con estropajos, despeinado y con mucho tino, los veía entre sus lentes oscuros, los marcaba, no los odiaba, pero entre sí decía, algún día, sé que algún día, la factura has de pagar, y seré yo quien ría, pues entre sus risas, murmullos y alegrías, en su bolsillo no le faltaba, su fajo de billetes escondido, para hacer de las suyas sin aparentar su propio destino...

Cuenta su compañero de farra, de tragos, de borracheras y de cuanta vaina tú encuentras, en esas noche de luna llena, la tragedia por la que bebía sin tregua, esa que lo embriagaba de penas, que de su trabajo lo habían echado, por intentar hacer lo suyo con exigencia, en su casa lo culpaban de tantas ausencias, y solo se esforzaba por trabajar para llevar lo que pedían sin tregua, su mujer se acostaba con cualquiera, por billetes, por tonteras, solamente para que le dieran por donde quisieran, ya que su marido ni siquiera la veía en su mesa, sus hijos ni aparecían, se fugaban, se excusaban, para no dejarse ver la cara, porque les daba vergüenza, se esforzaba todo lo que podía, pero nunca fue suficiente para aliviar tanta pena, y llego el momento de saciar sin vergüenza, pidió dos botellas, convido al sainete danzante a compartir con sus letras, esas historias que te dan ganas de llorar, y también te dan pena, no por vergüenza, sino porque somos parte de esas historias de dolor ajenas...

De elecciones, decisiones y consecuencias, somos culpables siempre, nadie nos coloca una daga en el cuello, nadie nos obliga a hacer lo correcto, o lo peor del momento, somos consecuencia, de esos malos ratos, de esas angustias, de los sobre saltos, de las ilusiones, de los sentimientos y de encuentros, con mil deseos de llegar como el viento, lo más lejos de nuestros tormentos, apostando siempre, a ganar sin ser prudentes, a veces la pegas, y otras trastabilleas, te caes, te vuelves “una verga”, te destrozas, y aun así, te levantas nuevamente y sigues la senda, cambias la ruta, modificas lo que sea, para seguir adelante, porque siempre, siempre, valdrá la pena, intentar todo con lo que tengas, aprendiendo de errores, y enseñándote sin vergüenza, que nadie aprende de otros, y que tu lo intentas, aun cuando otros intenten frenar, esos destellos de luces, que te dan las buenas vibras, para alcanzar lo que de verdad tú tientas...

Y eso le decía repetidamente el andariego a su compañero, al pobre condenado, pues entre copas, y botellas de vino y cerveza, en ese rincón del bartulario, a baja luz y sin presencia de ningún otro aprovechao, hábilmente lo llevaba a su entramado, lo colocaba en la arena de los desdichados, citando encuentros y aventuras de miles de condenados, incluyéndolo a él, que pasaron por todo ese parvulario, relicarios y sudarios, pagando penitencias, pagando las avenencias, pagando los errores de esas elecciones que llevaron al fracaso, pero que detrás de ese elección, nos deja siempre un aprendizaje, pues nadie es perfecto, y nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde, y todos somos sainetes de este hermoso viaje, y vivimos la vida entre diretes, miradas, comentarios y esfuerzos por ser mejores que nadie, pero es nuestra vida, son las pruebas que a veces esta injusta y cruel vida, nos pone en frente de aquellos que no nos miran, por lo que realmente somos, sino por lo que tenemos encima...

Elegiste a una perra, él sainete le decía, vestida con piel de oveja en aquella vez que se presento con mucha pena, con esa sonrisa somnolienta, de ojos encantadores, de mirada seductora, de escote entre esos buenos melones, y de andar sin vergüenza, pero escondía bajo esa escena, las garras y la manera de seducirte, sin que te dieras cuenta, para alcanzar su meta, agraciarse sin saber tu lo que realmente escondía, pero tranquilo, aun sigues aquí, vivo, despierto, embriagado de alcohol solo por tus penas, tal vez tú la querías, pero ella le interesaba lo que tú le traías, no lo que tu sentías, quizás fue de esos trastabilleos en el camino, y más adelante todo podrá ser mejor, que en ese entuerto en el que te enredaste por tu propio instinto...

Y por los hijos no te preocupes, mas tarde que temprano ellos pagaron con su propio destino, nadie está exento, de sus culpas, fechorías, vagabunderías y de sus propios mal oficios, el universo entero se encargara de sus caminos, y trastabillarán, y se caerán, quizás más profundo que quien los trajo, quien los alimentó, y quien los acobijo, aunque no fueses el padre perfecto, pero intentaste tu mejor concierto, para construir tu castillo imperfecto, que se derrumbo no por tu amor, sino por la avaricia y por la conspiración, de quitarte todo lo que construiste con esfuerzo e ilusión, aprendiste la lección, pero mira hacia adelante, pues allá siempre hay mayores tentaciones, mayores elecciones y tal vez mejores decisiones, a las que ayer te embarcaron en esa aberración...

Pídele perdón a Dios, pídele perdón a todos ellos, pídele perdón a quien te humillo, a quien te utilizó, a quien no entendió, que no eras perfecto, y que solo intentaste lo mejor, bebamos esta botella en celebración, brindemos por esta noche de desorden pero de consideración, quien te apoyó sin ningún interés en esta ocasión, porque entre soledades, penas y desilusión, llegan los destellos de un mañana quizás mejor, porque lo que por mal camino te llegó, el universo entero se confabula para mejor, tal vez no es ahora, quizás tarde un tiempo, pero asi se aprende la lección...

Y llegaron de repente, en esa madrugada muy perenne, dos yeguas estridentes, muy alegres y displicentes, a embriagarse con mucho alcohol, envalentonadas con vestimenta de coloración, sin dejar de prestar atención, a aquellos que intentaban aprovecharse de esa ocasión, no eran fáciles, no eran perras, eran de esas mujeres alegres, guerreras, andadas por esas carreteras, de cuestas y de miles de cuerdas, de historias y de escenas, que sabían algo, que no eran cualquiera, miraba prudente el sainete danzante, cual hecho el loco entre palabras van y palabras vienen, propiciando con aliciente, se sentaran en ese rincón del Albacete, para brindar con su amigo, el pendejo quien liberaron de ese mojalguete, para ver un mejor futuro entre risas y diretes, no importa lo sucedido ayer, hoy es otro día que comenzó con mucho fulgor, y hay que ver la vida con humor, con pasión, con esa sensación, de dejar todo atrás y continuar el camino entre polvareda e inconvenientes, para abrir todo un mundo de oportunidades y de emociones con amor...

Mil desilusiones tuvo él en su ocasión, mil inconvenientes la vida le dejó, mil oportunidades también tuvo el loco en cada ocasión, algunas las pego, y en otras fracaso, pero aun así continuo él dando lo mejor, le decía al grupo reunido embriagándose todos con humor, les hablo de su gran amor, les hablo de toda su ilusión, les hablo de lo hermoso que sucedió, pero que quizás no estaba destinado para su mejor ocasión, y de esta manera el continuaba aprendiendo la lección, les dijo que pidió perdón, les dijo que aún sigue pidiendo perdón, y que perdonarse a sí mismo, lo volvió más humano y más libre de lo que pueden imaginar sin contemplación, y también él sufrió, y también en silencio lloró, pero eso lo hizo más fuerte y se envalentonó, en lo que hoy se convirtió, le aconsejó a su amigo de copas en esa noche de celebración, que bebieran hasta emborracharse de tanto licor, no por dolor, sino por abrir un nuevo mundo de ilusión, porque las oportunidades están afuera esperándolo con tesón, para regalarle por lo que tanto trabajo, quiso y amó, porque a veces lo malo trae cosas buenas, y al final de esa tormenta, que pasará en ese momento de revelación, pero que debe continuar trabajando como lo ha venido haciendo, porque nada llega gratis caído del cielo como premio de consolación...

Y entre la música de una buena rocola, diez botellas de vino, veintiocho botellas de cerveza, tres platos de maní, dos ensaladas con aguacate y palmito, y esas dos mujerones, que se sentaron a compartir cuatro destinos de desencantos y desamor, se embriagaron todos con tanto alcohol, con humo de tabaco y cigarrillo de Ecuador, hablando, riendo, llorando y contando anécdotas, de esos cuentos e historias en esa noche de celebración, porque para el sainete danzante, la vida es una tómbola, es un circo, es un sube y baja de emociones y de dolor, que abre funciones, asi llueve, relampagueé o truene, y que todos se montan en el vagón de la ilusión, para aprender y dejar en el camino, lecciones de humor, sueños, alegrías y de dolor, pero todo siempre por amor...

Más adelante continuaremos narrando más cuentos de tragos, de encuentros, con desatinos y de ilusiones de amor, algunos de este bailaor farolero y pendenciero, conocido en el mundo como el "Sainete", quien se mueve al paso del mejor capoteo con un clarinete, y de sus compañeros de farra, de cruces de caminos y de otros que en su destino, le dejaron huellas de aprendizajes y de una hermosa lección...

viernes, 7 de octubre de 2016

En agradecimiento por vivir una vida asombrosa...



La gratitud generalmente está a menudo vinculada a cosas positivas, como un acto de gracia, de bondad o de amor. Sin embargo, las cosas no siempre salen como queremos, y esto a veces obstaculiza nuestro agradecimiento. Aunque el deseo de evitar esos momentos en los que nos sentimos con ese bajón es comprensible, sin embargo y en el fondo, siempre hay algo positivo que puedes ganar con ellos. Recuerda que de las caídas en realidad, hacemos valorar lo que tenemos y por tanto debemos ser más agradecidos y audaces al continuar luego de levantarnos. Entonces, si ves que estamos teniendo algún mal día o estamos pasando por una mala racha (una situación normal y eventual), no debemos culparnos por ello, al contrario, quizás agradecer (aunque no tengamos el semblante para ello), porque lo que tenemos tal vez, puede ser una bendición...

Es parte de nuestros percances, vicisitudes, eventualidades y ocasiones en la vida. Nada puede ser perfecto, siempre existirán los obstáculos y aquellas situaciones fuera de control, inesperadas, a veces propiciadas por nosotros mismos, aun cuando no aceptamos nuestra intervención. La mala suerte no existe, menos las casualidades, como tampoco los eventos al azar. Simplemente todo tiene una razón, todo sucede por algo que tal vez no lo veíamos venir, y nos quedan las lecciones en ese proceso de aprendizaje. Es así como gracias a miles de experiencias, propias y de otros, artículos publicados, consejos, y un sinfín de discusiones al respecto, puedo aportar con humildad, estas apreciaciones que resumen a mi criterio, la razón del porque debemos agradecer, incluyendo cualquier mala situación...

1.- Es fácil ser agradecido por todas las cosas buenas de la vida, pero también es bueno ser agradecido por las cosas malas, porque a través de ellas, obtenemos esas lecciones de vida oportunas, y detrás de cada lección en nuestra vida, es posible descubrir algo mejor...

2.- La gratitud puede convertir lo negativo en positivo, al encontrar siempre una manera de agradecer por nuestros problemas, y estos serán convertidos en una bendición. Todo pasa siempre por alguna razón, y a veces pueden ser inexplicables o divinas, más allá de cualquier interpretación...

3.- Debemos ser agradecidos por no tener aun todo lo que deseamos, es tal vez un indicativo que aun debemos perseverar, trabajar y confiar en que cada esfuerzo por mínimo que este sea, porque al final eso tiene su recompensa...

4.- Debemos ser agradecidos por cada nuevo reto, por ese ímpetu para intentar alcanzar algo, por cada superación a través de mil y una dificultades, y así construimos poco a poco, nuestra fuerza interior y nuestro carácter...

5.- Debemos ser agradecidos también por nuestras propias limitaciones, porque ellas nos dan la oportunidad para intentar mejorar todo aquello que nos propongamos alcanzar...

6.- Debemos ser agradecidos por los momentos difíciles, complejos, a veces cruciales, porque es a través de ellos que aprendemos día a día, e intentamos ser mejores, así nos equivoquemos, pues eso nos determina a levantaremos y continuar...

7.- Debemos ser agradecidos por nuestros propios errores, muy común, muy humano, muy de nosotros mismos, porque así partiendo de ellos, nos enseñan las mejores y más valiosas lecciones...

8.- Debemos ser agradecidos cuando estamos cansados, agotados y extenuados, muy a pesar de que muchas veces deseamos “tirar la toalla”, porque de esa manera entendemos a la larga, el significado de que estamos haciendo la diferencia, al esforzarnos día a día por eso que creemos valdrá la pena...

9.- Debemos ser agradecidos por esos días de soledad, ya que después de todo, son los mejores recordatorios de todas las cosas importantes que han pasado a lo largo de ese tiempo de vida...

10.- Debemos ser agradecidos inclusive por nuestros finales, nuestros a veces lamentables ciclos terminados, porque de esa manera entendemos que es el inicio de una nueva oportunidad, de un nuevo comienzo, de una etapa donde intentaremos algo mejor a lo que hicimos anteriormente...

Con estos aspectos descritos de manera sencilla y puntual, podemos entender que para bien o para mal, como se dice muchas veces en nuestro argot popular, agradecer realmente no cuesta nada, ya que nuestro paso por esta vida es tan corto, que de alguna manera debemos celebrar cada paso, cada evento, cada ocasión, simplemente para haber tenido la oportunidad de vivir la experiencia y aprender aunque sea la lección de esa vivencia. Siempre hay y vendrán tiempos mejores. Gracias por leer este humilde aporte y contribuir con la difusión, para una mejor manera de vivir cada minuto de nuestras vidas, en cualquier vivencia y en cualquier situación...

Y a pesar de todo, el Sol seguira saliendo para todos, gracias por permitirme vivir...