domingo, 29 de marzo de 2015

Creer siempre en lo que soñamos, en lo que hacemos y en lo que seguimos intentando…



La naturaleza humana a veces se muestra llena de contradicciones y de un sinfín de situaciones, algunas a veces eventuales y otras fortuitas. Cada hombre o mujer que a través de la historia de la humanidad, han pasado y dejado su marca o aporte en la sociedad, les aseguro y de acuerdo a datos, biografías, escritos e historias, han tenido una gran cantidad de obstáculos, pormenores, sin sabores, decepciones, fracasos, penurias y un sin número de veces que les negaron esa posibilidad. Sin embargo el común denominador entre todos ellos, es que jamás se dieron por vencidos. ¿La razón de ello? Muy simple, desde que comenzaron al tomar la decisión en ese periplo, en ese andar y en ese camino a veces tortuoso, creyeron en lo que hacían, en sus ideas y en su proyecto de vida, para la cual dedicarían el tiempo que fuese necesario para alcanzarlo...

Nadie y absolutamente nadie en este mundo puede decir que los éxitos alcanzados de muchas de estas personas, en ambos géneros, en cualquiera de sus profesiones, en cualquiera de sus aportes a la sociedad, en cualquiera de sus propuestas y en cualquier momento de la historia referente, les fuese fácil, inmediato, con disposición de los medios necesarios o con el apoyo necesario para salir adelante. De ninguna manera. La historia de la humanidad nos demuestra que los sueños, anhelos, ideas y proyectos pueden llevarse a cabo, pueden alcanzarse, pueden ser el motor necesario para que las siguientes generaciones continúen. Pero hay que trabajar, hay que dedicarse, hay que levantarse de cada caída, de cada fracaso, de cada puerta cerrada, de cada decepción. El secreto siempre ha estado, está y estará en jamás darse por vencido. Independientemente de las dificultades, de los obstáculos y de las circunstancias a las que siempre estemos expuestos. En un artículo ya publicado manifesté de acuerdo a un mensaje que pude ver en internet, de alguien que aporta con su granito de arena, y dice “el tener problemas es inevitable, y ser derrotados por ellos es opcional"...

Bajo este parámetro es que considero que cada uno de nosotros llegamos a este mundo a cumplir una o varias metas. Algunas importantes en lo personal, otras importantes en lo familiar, unas cuantas muy importantes para la sociedad y solo unas pocas trascienden en la historia de la sociedad, bajo el calificativo o genero que nuestra misma sociedad quiera darle. Y todas siguen siendo importantes porque deja la enseñanza, la experiencia, las anécdotas y la fuente de inspiración para continuar y no doblegar, aun cuando todo pareciera indicar que está lejos esa meta, ese objetivo o ese alcance. Nada de eso, ni pensarlo, ni permitir deprimirse ante ello, ni victimizarse y mucho menos rendirse. Levantarse nuevamente así estés muy abajo, que de escalón en escalón, subimos poco a poco hasta que alcancemos demostrar que lo que hacemos, bien ha valido la pena el esfuerzo y el sacrificio...

Hay un sinfín de diversas historias de personas de todos los géneros, que al escucharlas, leerlas, documentarnos y entender como lograron alcanzar después de tanto tiempo el éxito, resulta que muchos nos identificamos y nos decimos en voz alta “si él logro hacerlo, también yo puedo”. No hay diferencia sino aquellas aptitudes necesarias, la actitud ante la vida, la vocación, voluntad, entereza, fe, preparación, convicción y perseverancia, en que nuestras ideas y sueños podemos alcanzarlos igualmente, esforzándonos todo lo necesario y creyendo firmemente en que nuestra idea es materialmente alcanzable y tangiblemente demostrable...

Cuando nos proponemos algo, simplemente debemos creer en nosotros primero que nada, ya que es fundamental que entendamos en el fondo que somos totalmente capaces. Debemos creer en nuestra idea, aun cuando está no sea perfecta. Sobre la marcha vamos aplicando los correctivos necesarios para mejorar poco a poco el materializar nuestra meta. Debemos tomar todos aquellos aportes que de una u otra manera permitan continuar en nuestro andar. Si fracasamos en el intento, tomar lo mejor y continuar, levantarnos y seguir, intentar y seguir intentando, que mas tarde que temprano se llegará a esa meta, bien sea a través de un medio, a través de alguien, a través de nuestro esfuerzo y dedicación. Muchas veces sentiremos que nos vencen los obstáculos, muchas veces sentiremos fracasos y fracasos. ¿Pero quien no ha fracasado con intentar? Esas historias sirven de inspiración, sirven de preámbulo, de motivación...

En el medio artístico, en el medio profesional de la arquitectura e ingeniería, en el medio de la medicina, en el medio de los derechos humanos, en el medio agroalimentario, en el medio rural, en el medio aeroespacial, en el medio tecnológico, en el medio de la literatura, en el medio deportivo, en el medio gastronómico, y si continuo hay mil y una propuestas sin menospreciar a ninguna, porque de cualquier fuente humana, puede llegar una propuesta que cambia la percepción del mundo, cambia la percepción de la sociedad, cambia la percepción de la familia, cambia la percepción de una situación en cualquier sentido. Es así, siempre ha sido así y seguirá siendo así. Solo depende de cada uno de nosotros en querer intentar, seguir intentando y continuar intentando, con el deseo de alcanzar el sueño, el anhelo, la idea, la propuesta, el proyecto, en el tiempo que sea necesario. Nunca es demasiado tarde, ni demasiado temprano para intentarlo...

En mi caso particular jamás me había atrevido anteriormente a escribir, o publicar algún artículo contentivo de cualquier tema, que permitiese con humildad, aportar, estimular o servir de iniciativa para realizar cualquier actividad. Lo había pensado con anterioridad, sin embargo muchas veces consideramos que no debemos salir de nuestro ámbito donde nos hemos formado, simplemente porque creemos que no estamos preparados o porque nos salimos de nuestra área de confort. Atreverse es solo el comienzo para lo que sea que determinemos realizar...

Un día me dije a mi mismo, ¿Por qué no? Lo decidí, lo hice, lo intento y cada día lo seguiré intentando, con todas los posibles errores que como humano pueda cometer, pero lo que tengo muy claro, es cada día aprendo un poco de cada aspecto necesario, y esto me permite mejorar cada aporte y cada artículo que publico. Obviamente no soy escritor ni nada parecido, pero también he podido comprobar que hay muchos que jamás pensaron en escribir, y les resulto que era una opción para expresar algo importante. Honestamente no lo hago para vivir de ello, lo realizo porque siento una satisfacción extrañamente personal. Y me complace mucho aunque sean de unas pocas personas, puedan tener el tiempo para leer e interpretar los escritos expuestos. Y esto les permita ver de mejor manera la vida, la sociedad, las oportunidades y que el destino de cada quien, lo forja de la mejor manera posible, para alcanzar la meta que plantease en su camino...

Agradezco enormemente a todos aquellos que se tomen un poco de su tiempo en leer, criticar, apreciar, expresar o contribuir, a que estos ensayos, textos o escritos, sirvan de ejemplo, de estimulo, de motivación a decidir realizar cualquier idea o proyecto. Simplemente porque si se puede y cada quien aporta para cambiar el pedacito de mundo en el que convive...

martes, 24 de marzo de 2015

La predisposición a las palabras, la desconfianza y la intolerancia…



Puede sonar duro, repetitivo, más de lo mismo, hasta algo que ya entra en el cansancio de escucharlo, leerlo o de escribir, tal vez acerca de esto. Sin embargo y atreviéndome a ir un poco más dentro de la terminología y los aspectos culturales que en la gran mayoría de las sociedades nos caracteriza, nos estereotipa y hasta nos clasifica, dada entre ambos géneros, pudiera tratar de expresar algunas apreciaciones y comentarios, producto de mis experiencias, citas de algunas amistades y familiares, y anécdotas de otras personas de las cuales he leído en algunas publicaciones…

Para muchos y en ambos géneros de nuestra sociedad, resulta a veces temerario, arriesgado, tal vez osado, o simplemente por una manifestación natural al emitir una opinión, apreciación o comentario, y que en algunos casos con poca o mucha información al respecto, sean mal interpretadas esas palabras emitidas. Lamentablemente parece un gran defecto en muchas personas. Tal vez la razón sea simple. Son tantas las veces que nos han herido, manipulado, ensañado, utilizado y hasta cuestionado, llegando en algunos casos hasta de juzgar a las personas, que nos convertimos en seres desconfiados e intolerantes. Entonces nos creamos una coraza, un escudo o un protector a nuestro alrededor, para evitar antes de cualquier eventualidad, podamos sentirnos agredidos…

Es muy cierto y con toda la razón tal vez, que nuestra sociedad sea la responsable de esas conductas y actitudes. Son tantas las anécdotas y referencias en la gente, que en muchos lugares la gente adopta y hasta asume esas conductas, en vista de la capacidad de algunos para perjudicar a las personas, y bajo cualquier pretexto. Nos convertimos en seres muy desconfiados y a veces intolerantes, en ambos géneros reitero. Cuando cito cualquier pretexto, es desde lo más natural, moral o espiritual, como en aquellos casos donde prevalece la malicia para dañar tu ego, tu personalidad o tus habilidades, y hasta perjudicar en términos materialistas. Aunque muchas veces no sea así, porque caemos en lo que describo al inicio, una mal interpretación de las palabras producto de una predisposición a lo que se escuche, lo que se percibe, lo que se escribe o lo que se dice…

Resulta poco procedente a mí parecer, el medianamente administrar las palabras antes de emitir un comentario o una opinión. Obviamente también se entiende que muchas veces dependerá de las condiciones como se emitan, se escriban o se perciban, sin embargo creo que al menos algunos puedan tener la capacidad, de tal vez saber a veces él cuando, donde y como decirlas. Por prudencia, decoro, sutileza y hasta consideración. Tal vez a veces el tono con que se dice o se manifieste, pueda resultar comprometedor, pero también muchas veces estoy casi seguro, no ha sido con beligerancia o con mala intención, como lo decimos popularmente…

Esa desconfianza con la cual la gran mayoría convive, a veces es tan dañina o perjudicial que propicia y permite que al encontrarnos con tal vez buenas intenciones, o buenas señales, simplemente las dejamos pasar e inmediatamente se enfilan las armas verbales y se escudan en interpretaciones erradas. Se han visto casos donde tiempo después algunos que percibieron la situación de una manera equivocada, se arrepienten pero no reconocen el error. Eso también forma parte de las consecuencias erróneas, al no aceptar por una dignidad tonta, que se equivocó. Al final todo se pierde aun cuando la vida continúa sin detenerse. Lamentarse nunca servirá de nada si no se decide a reconocer que como seres humanos, la perfección no existe. Lo que existe es la rectificación y la aceptación de poder cambiar para bien, con todo lo bueno y malo que existe…

La intolerancia nos ha llevado a grandes problemas y conflictos, como consecuencia de muchas de estas eventualidades, en todos los aspectos de la vida. En las familias, en las relaciones de pareja, entre amigos y vecinos, en reuniones donde compartes con diversidad de personas, en fin en casi todas las ocasiones donde convergemos muy a menudo. Para muestra un botón, en nuestra sociedad y tal vez no es para menos, cuando consigues personas que su reacción ante las posiciones u opiniones, son agresivas, cortantes, hasta groseras y de una falta de sensatez a la hora de responder. Tal vez algunas no con ese tinte, pero si dejando ver que se sienten ofendidos sin razón alguna en ciertas veces. Es parte de los cambios a los que día a día vamos asumiendo y vemos como se convierte en un instrumento común, hasta  que forma parte de una costumbre…

En ningún caso pretendo que pasemos por ser ingenuos, inocentes o incautos, asumiendo que todas las personas andan en la vida con muy buena actitud y sin las pretensiones de obrar de mala fe, como decimos coloquialmente. Porque si las hay realmente, solo debemos confiar en nuestros instintos y eviralas a toda costa. Pero lo que sí creo es que en la medida que recapacitemos, reconsideremos y nos podamos convertir en seres humanos que propiciemos en los mejores términos que podamos disponer, con educación, sentido común, tacto y consideración, tal vez, solo tal vez, podamos ayudar aunque sea en una medida pequeña, a cambiar nuestro mundo y a darnos ese voto de confianza que muchos necesitamos hoy día. Es completamente necesario y hasta procedente podamos dar esos pasos, uno a la vez, coadyuvando, contagiando, compartiendo y logrando que poco a poco se sumen a estas iniciativas, y estoy muy seguro que eso puede cambiar en parte a lo que hoy hemos llegado sin necesidad. Hay sociedades en el planeta que culturalmente hablando están clasificadas con niveles de aceptación, felicidad, honradez y mejor calidad de vida. Todo eso está debidamente documentado y estudiado, ya que eso sirve de parámetros para tener esa mejor calidad de vida que se necesita…

De eso se tratan estos sencillos aportes, de eso se tratan estas apreciaciones y tal vez no sea la persona más adecuada para realizar las mismas. Sin embargo y después de todo, simplemente me atrevo a plasmar de acuerdo a mis vivencias, a lo visto y a lo escuchado, a lo leído en otras publicaciones, que muchas veces las cosas que se dicen o se manifiestan, no llevan el tinte mal intencionado o prepotente. Solo que algunas veces nuestros estados anímicos nos llevan a dar respuestas o a escuchar que suenan a eso, aunque en el fondo no sea así. Aprendemos día a día, poco a poco, de los fracasos, de los errores y de los aciertos, a encontrar una mejor manera de convivir, de compartir y de prosperar, para tener una mejor calidad de vida, sin menospreciar absolutamente a nadie…

sábado, 21 de marzo de 2015

La Felicidad es un estado mental, es una actitud ante la vida y es relativa…



Mucho se ha dicho sobre este tema, sobre esta filosofía de vida y sobre las mil y una posibilidades de poder alcanzarla. Muchos han escrito acerca de ello. Muchos han logrado promover y propiciar a través de encuentros, talleres, seminarios y demás eventos, que si podemos escoger la forma para llegar a ese estado. Pero lo que sí es bastante cierto es que no es absoluta, ella es relativa. Es decir llega, se disfruta, se contagia y la contagiamos, a veces dura el tiempo que deba durar, pero no siempre en nuestras vidas y las sociedades donde convivimos es permanente…

Convivimos ante circunstancias, adversidades y los avatares que día a día, nos permiten crecer, nutrir y experimentar, la diversidad de situaciones y eventualidades a las que afrontamos, tratando de aprender de forma acertada o errada,  y buscando en muchos casos ser mejores seres humanos. Tal vez no todos, tal vez si muchos, tal vez no siempre, tal vez cuando nosotros propiciemos esos momentos adecuados, tal vez no hoy, pero si tal vez mañana. Tener y encontrarnos problemas es inevitable. La perfección no existe realmente, pero lo que sí es cierto también, es que asumir una actitud de derrotados es opcional. Es decir es una decisión unipersonal, más allá de la complejidad y particularidad individual o de grupos...

Adoptar y asumir una actitud mental positiva, de entusiasmo, de vitalidad y de encarar día a día la vida aunque sea con una sonrisa, con alegría, con las ganas y el deseo que las cosas han de ir bien, muy a pesar de las circunstancias, ayuda en suma cuantía a que tal vez hoy, mañana o después, todo pueda mejorar y propiciar a que estemos relativamente felices. Considero es una actitud que muchos la aplican y tratan de llevarla así, para sobre llevar todo lo que nos encontramos en el camino. Se entiende que para algunos no es tan fácil como se describe y pueden haber razones asociadas con diversas situaciones. Es lamentable sin embargo hay un dicho que reza, “a mal tiempo, buena cara”, y reitero muy a pesar de las circunstancias...

Algo realmente a todos los seres humanos nos gusta hacer, nos gusta desarrollar, nos gusta practicar y disfrutamos cuando esas cosas salen bien. Bajo esa premisa, bajo esos aspectos pudiéramos bien adoptar y asumir una actitud ante los problemas. Y estoy medianamente seguro que posiblemente, eso mejoraría un poco afrontar los mil y un problemas que nos abruman muchas veces. Y repito es una actitud ante la vida. Se han visto y registrado cualquier cantidad de experiencias a lo largo del planeta, de personas que muy a pesar de sus condiciones, de su situación, de los problemas que viven a veces de forma permanente, tratan en lo posible de afrontar su eventualidad, con valor, dignidad y con una pequeña sonrisa al menos en el día. Y eso les ayuda a llevar la vida con fe, esperanza y optimismo...

Decidí escribir acerca de esto, por experiencias, situaciones, eventualidades y circunstancias que también he vivido, he sobre llevado y continuo encontrando día a día. Con una actitud más proclive a superar los obstáculos que se presenten, las oportunidades que en el camino encuentre, las personas a las que logre contagiar y a sonreír aunque sea una vez al día. Porque esa sonrisa me lleva a pensar y a tener la esperanza que en el futuro siempre ha de irnos mejor, muy a pesar de todo lo que nos encontremos. Cuando una puerta se cierra, el universo de manera extraña nos indica que más adelante otra se abrirá y que tal vez, solo tal vez, en esa puerta será mejor lo que encontraremos a lo que ya pudimos haber visto o disfrutado. Esos estados de felicidad hay que aprovecharlos, vivirlos, sentirlos y a veces contagiar a otros, porque dura lo que deban de durar...

Es parte de la ley de vida, es parte de nuestras experiencias, es parte de nuestros aprendizajes y es parte de nuestras lecciones. Nunca es tarde ni demasiado temprano para aprender, para experimentar o para buscar esas emociones, esas sensaciones y esos estados que nos lleven a contagiar momentos de felicidad. Insisto la vida no es perfecta y a veces no es justa, pero es la que decidamos tener. Agradezco a todos aquellos que lean este breve escrito y de esta manera pueda contribuir a ver hacia el futuro con mejor disposición, con la esperanza que tal vez mañana sea mejor que hoy. Feliz día internacional de la felicidad a todos con quien comparto mi apreciación personal...

lunes, 16 de marzo de 2015

Unas palabras con Dios (II parte)…



Comenzare esta continuación al artículo anterior, en expresar y de acuerdo a un criterio muy personal, que Dios lo llevamos todos dentro de nosotros mismos. Siempre, en momentos buenos y en los no tan buenos. En la medida que nos encontramos con nosotros mismos, en esa misma medida seguimos comprendiendo los infinitos aspectos de la vida, que muchas veces no entendemos. Muchos de ellos se les adjudican nombres de todo tipo, calificativos, personales, inocentes y hasta sublimes. Es nuestra naturaleza, es como en la sociedad denominamos muchos acontecimientos y muchas veces (tal vez en la mayoría de los casos), no entendemos realmente que Dios está detrás de todo eso...

Cuando anhelamos o deseamos alcanzar algo, con mucha insistencia, planificando la estrategia para ello, calculando las probabilidades, manteniendo la vista puesta sobre el objetivo, se inicia un trabajo arduo en el cerebro motivando a nuestras neuronas, a sacar lo mejor de nosotros para encarrilar las acciones correspondientes, que nos lleven a cumplir dicha meta o las metas correspondientes. De igual manera nuestro corazón en ese instante aumento su ritmo cardíaco, cambia nuestro estado anímico, a veces nos ruborizamos, nuestros sentidos entran en un estado muy sensible como de alerta, muy pendiente de lo que pretendemos. Nuestro espíritu está exaltado, hay un aura positiva y un no sé qué diciéndonos en el fondo “ahora si lo voy a conseguir”. Así lo he sentido, así lo he vivido y así muchas cosas las he logrado conseguir y alcanzar...

Sin embargo luego de mucho tiempo y agradeciendo el haber alcanzado esos anhelos, esos deseos, independientemente que sean materiales, sentimentales, espirituales y hasta por apoyar causas justificadas, es que terminamos de entender que en el fondo de todas esas cosas, es el mismísimo Dios quien a través de nuestros pensamientos, corazonadas, instintos y acciones, nos da la fuerza, la fe, la esperanza y la voluntad interior, para que las alcancemos. Algunas se logran, se mantienen o duran mientras están presentes. Otras a pesar de haberlas logrado, en algunos casos se pierden en el tiempo, mas allá de ese deseo de alcanzarlas. Tal vez no porque no quisiéramos conservarlas, tal vez no porque pudiésemos haber perdido el interés, sino al decepcionarnos de ciertos aspectos congruentes. Simplemente porque creo que al cerrarse una puerta sin entender la razón, mas adelante otra puerta nueva se abrirá, ofreciéndonos algo más sorprendente, que esa que habíamos abierto anteriormente...

Dios definitivamente nos obliga a mirar, sentir, percibir, intuir, disfrutar, triunfar, fracasar y hasta lamentar, muchísimos aspectos de nuestras vidas. Solo para que entendamos en el tiempo que transitamos por nuestro camino, que todos los sacrificios y los avatares a los que nos vemos expuestos, durante el transcurso de nuestro camino por la vida, podamos apreciar, valorar, aprender y confiar en nosotros mismos y en Dios...

Día a día suceden un sinfín de acontecimientos a cada uno de nosotros, tal vez algunos a los que consideramos muy oportunos, interesantes y hasta pre-concebidos por nuestra naturaleza de sentido común. Pero hay otros aspectos que muchas veces pasan casi que inadvertidos, casi que ligeramente rápidos, sin mucho sentido de conciencia, que en el fondo de todo y luego de cierto tiempo, es que rememoramos y nos preguntamos “será que esto desde el principio era una causa perdida”. Tal vez si, tal vez nos había pasado un flash fugaz alertándonos que eso no se debía intentar, no se debía buscar, o no lo debíamos tratar de alcanzar. Eso pasa, eso sucede y eso cada uno de nosotros lo hemos vivido de diferentes formas y maneras. Algunos sencillamente lo toman como algo muy normal y otros lo tomamos como algo que fue importante. No importa realmente la trascendencia, eso queda al criterio de cada uno. El punto es que Dios también nos alerta, nos avisa, nos da tips, nos orienta sobre infinidad de aspectos y muchas veces le hacemos más caso a los agentes externos, que a nuestra intuición o al mensaje subliminal y espiritual que Dios nos ofrece...

Definitivamente Dios está dentro de cada uno de nosotros. De formas misteriosas se manifiesta. Encuentra los canales adecuados para que entendamos que siempre estará presente, sobre nuestras decisiones, no importa cuales, como, porque y donde sean que se realicen. No importa si son las adecuadas o las que propiciaran que fallemos. Esa es la naturaleza de la imperfección, esa es la naturaleza de la vida, esa es la naturaleza que nos permite crecer, vivir, experimentar, aprender de los aciertos y de los fracasos, la que nos lleva definitivamente a reflexionar, comprender y entender que debemos creer en Dios, tanto como creemos en nosotros mismos y en los mil y un intentos de continuar tratando de tener una mejor vida, mientras dure…