viernes, 24 de julio de 2015

Tears of Heaven, Tears of Angels...



We all looked up to heaven, we all look the clouds in different ways, we all look the closest stars, all look the moon, always admiring the universe. We witness the grandiose and spectacular, in this amazing, imperfect, natural and full of the most diverse beings world. Just we fit like a grain of sand in this vast world, asserting that share everything, though many take advantage of this condition...

Sometimes we have days of intense sunshine, brightness and radiant heat, cheerful and days needed for life to reach its total harmony. Sometimes we cloudy and dark, damp and dreary days, rain, thunder, lightning bolt, where the faces of the beings who inhabit are not the same. But also in those days life goes on, in spite of the circumstances...

It is in that sky, in that universe and the majesty of the unattainable, where lie a benign spiritual beings called angels by the Supreme Creator. These beings of the spiritual world which labor is to care, encourage and try to help everyone equally. Perhaps those of faith and with good intentions. Perhaps those unbelievers and malicious. Perhaps believers and non-believers, but always trying to live together in a better world...

Sometimes they smile and find a way to bring joy to us. Sometimes they also cry, grief, sorrow, sadness, just by our conduct, by our attitudes, by our decisions. And sometimes that wonderful sky is turbid. And sometimes that blue sky hides the sunshine. And sometimes that is cloudy and dark. And sometimes the sky cries and cries and cries, almost nonstop, almost lethargic, almost flooding of sadness to our imperfect world, our world diverse, our amazing world...

They are turbid moments, are the darkest moments, are the unexpected moments that bring one thing to the other. These are the moments that sometimes you do not expect, but they arrive, but leave that sometimes bitter taste. Moments that mark and make us stronger, more determined, wiser and perhaps more human. But always after the storm, the darkness of the tempest the sun will rise. For you, for me, for us, for everyone, and the Angels then return to smile again rejoice, again spread that pleasant feeling, and from the sky tears stop falling for a period of time, for a moment , for a beautiful and sublime moments ...

sábado, 18 de julio de 2015

Una Oda, una Prosa, tal vez unos fragmentos, de las alegrías y de las tristezas…



Las alegrías de los ángeles llenan de esperanza y sonrisas a esos inocentes niños, a esas inocentes niñas, que integran la barriada, esa del alma, esa del último lugar, esa que quisimos, esa que llevó a cuestas voluntades, sacrificios, sueños y anhelos, en la que el tiempo solo y únicamente será testigo del hecho, quedando como legado en su intento...

Las tristezas de los ancianos y a pesar de sus esfuerzos, a lo largo de todos esos años de vida, llenas de aciertos y desaciertos, de batallas ganadas y de recordadas derrotas, dejan un sabor dulce, un sabor amargo, un no sé que de eso que quisiéramos, de aquello que dejamos, sin arrepentirnos del deseo, del esfuerzo y de su propio destino...

Las alegrías en la llegada a la barriada de esos recién bendecidos niños, de esas recién agraciadas niñas, que prontamente saldrán del cascaron, caminando, corriendo, sonriendo, buscando protección, buscando calor y buscando esperanza, para continuar la tradición, la conducción y la renovación a un nuevo tiempo, a un nuevo amanecer...

Las tristezas de aquellos que antes de tiempo se fueron a otra vida, a otro lugar, en otras circunstancias, sin haber compartido los mismos sueños, las mismas esperanzas, el deseo aquel, tal vez inocente, tal vez ingenuo o tal vez lleno del dulce almíbar de una vida que pudo ser y quedó interrumpida en un tiempo efímero, fugaz e inevitable...

Las alegrías de esos logros, de esas aventuras, de esas iniciativas y de esas pequeñas cosas que la vida nos otorga, encontradas en el camino, llenas de emociones diversas y deseando en ese lapso tan corto, permanezca para siempre, permanezca en el tiempo, permanezca como testigo único, que llegó, se vivió y quedó para el recuerdo...

Las tristezas del fracaso, del retiro, de esos intentos frustrados, de esas derrotas a veces inevitables, inimaginables y hasta amargas, cuando menos lo esperamos, cuando están a la vuelta de la esquina o una milla adelante, sin saber porque, sin saber cómo, sin saber que nos llevó a eso, pero entendiendo mucho tiempo después, que tuvo que ser así...

Las alegrías al escuchar historias, de intentos alcanzados, de ilusiones cristalizadas, de sacrificios en el tiempo, que permitieron cambiar el rumbo, encontrar el camino, construir un mejor mañana, continuar la labor iniciada por esos visionarios empecinados en demostrar con fe, amor y compromiso, que podían vencer para tener un mejor mañana...

Las tristezas al recordar, al rememorar, al mirar atrás, que tal vez se pudo hacer algo mejor, que tal vez no hubo el esfuerzo necesario, que tal vez falto perseverancia, firmeza, convicción y determinación, muy a pesar del brío, muy a pesar de las lecciones, muy a pesar de las vivencias dejadas, muy a pesar de esas buenas intenciones...

Las alegrías y las tristezas, de aquellos y de aquellas, las mías, las tuyas, las de ellos, las de nosotros, las de todos y las de todas, las de ayer, las de hoy, las de mañana, las de siempre, esas que llegan a veces sin avisar, esas que se desvanecen sin tan siquiera entender, de esas que se quedan en la piel, de esas que nos marcan en el corazón, de todas aquellas que siempre han de dejar una imagen, un olor, un sabor, una sensación, un recuerdo, que se mezcla con el viento, que se une al universo, que tal vez regresa mucho tiempo después, que tal vez vuelve a nacer, a repetirse, a encarnar en los momentos inesperados, en los momentos más intensos, y tal vez en los momentos más cruciales de una vida, de tu vida, de nuestras vidas, de aquellas que anhelamos vuelva a suceder y de aquellas que deseamos ni siquiera volver a recordar...

Las alegrías y las tristezas de mi espíritu, de tu espíritu, de nuestros espíritus, de todos aquellos espíritus que luchan día a día, que no se dejan vencer, que no se amilanan, que a pesar de las circunstancias, son guerreros, son luchadores, son vencedores aun perdiendo en las batallas, aún sacrificando con alma y corazón la vida, para demostrar que no hay obstáculo, que no hay limitaciones, que siempre hay riesgos, que siempre habrá fortaleza y que siempre existirá la fuerza, la determinación y la esperanza, para celebrar ese triunfo, o tal vez para aceptar que nuevamente volveremos a confrontarlo, para lograr con mayor tesón, con mayor vigor, cambiar el rumbo, encontrar el camino, alcanzar la victoria, en esta vida o la siguiente, y si no fuese así, en ese mañana que existirá, que está cercano o que está alejado, pero que más tarde que temprano llegara, para continuar y para una vez más demostrar que con persistencia, fe ya amor, esas tristezas se convertirán en las alegrías mías, las tuyas, las de ellos y las de todos, en el tiempo de hoy, en el tiempo de mañana, en el recuerdo, en todas esas historias que volveremos a contar y que se volverán a escuchar tiempo después...

Las alegrías y las tristezas de Dios, al vernos luchar, al escucharnos pedir, al sentir nuestras penas, nuestras angustias, nuestras algarabías, nuestras celebraciones, nuestros llantos, nuestro dolor, sin inmiscuirse, sin intervención alguna, solo iluminando el camino, solo dejando señales, solo hurgando muy dentro de nosotros, para que podamos entender  solo que es de nosotros únicamente, la determinación, la intención y el esfuerzo, para encontrar todo aquello que nos pueda dar alegrías o que nos pueda traer tristezas, aceptando todo, aceptando los aciertos, aceptando nuestros errores, aceptando nuestra vulnerabilidad, aceptando que tal vez podemos, que tal vez erramos, que tal vez nos tardamos, pero que tal vez podemos aprender de esos aciertos y de esos fracasos, a entender la vida, a entender al de al lado, al que encontramos, al que conocemos y a los que no conocemos, a los que están cerca, a los que están lejos, al que puede ver, al que no puede ver, al enfermo, al impedido, al minusválido, al pobre, al rico, al del medio, al que no está en ninguna parte, al que catalogas y no catalogas, al imparcial e incluso a todos aquellos que viven equivocándose, a pesar de las anécdotas, a pesar de las experiencias y a pesar de todo, seguimos juntos, tal vez no revueltos, seguimos e intuimos la ruta, escabrosa, dura, con curvas, con altibajos, con sorpresas y con todos los menesteres que Dios nos deja, como prueba de fuego solamente, para ver hasta donde podamos ser capaces de levantarnos cada vez y continuar, continuar y continuar...

martes, 14 de julio de 2015

Sacrificios y algo más, que una simple expresión a lo que estamos dispuestos a dejar por una mejor sociedad para las nuevas generaciones…



Una palabra que encierra tantos aspectos que están más alrededor nuestro, que propiamente aquellos que aunque parezca extraño, están intrínsecos en nuestro ser interior. La evolución del ser humano a través de los siglos, las nuevas tecnologías, el mismo avance de la ciencia, la difusión a través de los medios de comunicación del marketing y las tendencias, incluso el uso masivo de las redes sociales, han singularmente desviado bastante ese aspecto tan humano, tan de nosotros en épocas pasadas, tan emotivo, especial y universal...

Las sociedades han ido desarrollando aspectos con tendencias más superficiales, que aquellos que tiempo muy atrás, nos erizaba la piel como se dice folclóricamente, “de gallina”, cuando se trata de vivir esas experiencias “en carne viva”, como también se dice popularmente. Hoy día se siente, se percibe y se nota generalmente que muy a pesar del acercamiento en tiempo real, acortando las distancias y accediendo a todo aquello que “nos interesa”, dejo de ser una prioridad o importante, las sensaciones y emociones de las personas, el compartir con alegría, nostalgia, dolor o satisfacción.  Eso que para aún algunos de nosotros consideramos más importante, como mirarse a los ojos, sentir y tocar la piel, abrazar a la persona, y hasta tratar de “ponerse en sus pantalones”, simplemente porque la sociedad así hoy lo ha impuesto…
Antes cuando partíamos hacia una nueva incursión personal, fuese por vacacionar, por ir a estudiar, por hacer un trabajo determinado en un tiempo determinado, hasta por la ansiedad en las relaciones interpersonales de que llegase el momento, el día, la semana, la hora, el minuto o simplemente el instante de ver, sentir, escuchar y compartir con esas o esa persona, esos momentos, pues esas sensaciones dejaron de ser mas importantes o relevantes en la gran mayoría, porque fueron sustituidas por las nuevas tendencias. Un mensaje de texto, por whatsapp, por MSN, por e-mail, por facebook, linkedin, instagram o cualquier otra aplicación, red, sistema de comunicación disponible, es el recurso apropiado para cumplir y hasta ahí es suficiente. Y por esos medios por más que tratemos de transmitir emociones a través de las palabras, estas dejaron de ser hasta útiles en muchos casos, bien por el receptor o por el que envía la información, sea cual sea. Ahora las minimizan, las reducen, las simplifican y las nuevas generaciones solo entienden de qué se trata, mas no sienten en lo absoluto nada. Esa es una realidad. Y muy a pesar de que a lo largo del proceso educativo en los planteles, durante los primeros 14 años (tres en pre-escolar, seis en primaria, y cinco en secundaria), no son suficientes para escribir, redactar, leer y expresar lo que naturalmente por dentro llevamos intrínseco...

Los adultos formados, educados y llevados bajo las viejas escuelas por decirlo de alguna manera, y entendiéndose que no me considero un anciano, o en su defecto alguien de la tercera generación, cuando les indicamos, manifestamos, decimos o les insinuamos que la calidez, la sinceridad y la manera como deben tratar en lo posible de conducirse, dirigirse o expresarse, debería ser más cónsona a lo que se debe sentir, simplemente se molestan. Hoy día ni siquiera son capaces de subir la cabeza del dispositivo (celular inteligente, tableta super-inteligente o mini-laptop ultra-inteligente), porque están ocupados en algo que si es relevante, y eso a lo que nos referimos dejo de ser importante para ellos. La pregunta que algunos nos hacemos, ¿Dónde y cuando dejamos que esto pasara? Tal vez todos somos co-participes y culpables directos, al no instruir en ese sentido, que muy a pesar de la evolución de las sociedades, de las nuevas tecnologías, las tendencias y la manera de conducirnos hoy día. Los sentimientos y las sensaciones nunca se van a extinguir. Y solo por una razón sencilla, sublime y universal, todo ese ADN viene intrínseco en la sangre, en nuestro cuerpo y en nuestras mentes. Tenemos la capacidad de reaccionar y accionar las neuronas, para que el cuerpo y la mente enciendan todos esos ingredientes que están dentro de cada uno de nosotros...

¿Qué estamos dispuestos a dejar de ser? ¿Qué estamos dispuestos a hacer? ¿Qué estamos dispuestos a cambiar? ¿Qué estamos dispuestos a perder? El materialismo ha inundado lamentablemente a las sociedades. Absolutamente todo lo que el ser humano ha generado, creado, formado y desarrollado, ha servido para que avancemos, mejoremos, podamos convertirnos en mejores profesionales, técnicos, trabajadores, educadores y especialistas de lo que sea, pero nunca podremos dejar de ser humanos. Nunca será posible que nos comportemos como las mismas máquinas que construimos para beneficio propio. La conducta de nuestra sociedad debe tener un punto de inflexión, de corrección y de re-orientación, para todos aquellos aspectos que repito, deban permitir beneficiar para mejor, para bien, para dejar a las nuevas generaciones ese legado y ese ingrediente que la historia misma se encargara de recordar, tal como lo hace en algunos casos, para algunos de nosotros que extrañamos bastante esas conductas y esas maneras de ser mejores personas y más humanos...

Si cada uno de nosotros puede dedicar veinte minutos de tiempo al día sobre nuestros hijos, sobre la familia, sobre los amigos, los conocidos, hasta los que no conocemos, para que esa dedicación pueda abonar un mejor camino, tal vez, solo tal vez, esa contribución pueda ayudar a re-conducir y hacer entender a las nuevas generaciones que la vida no se trata de marcas, de tendencias, de materialismo superficial, de redes y algo más. Se trata de no permitir dejar de ser humanos, nobles y amables en todo su contexto, más allá de las circunstancias, situaciones y eventualidades. Al final la historia misma de la sociedad sabrá interpretar la lección dejada, heredada y transmitida a los que por llegar están...

Un breve cuento del Ángel Alhaayt - Capitulo 8 – Elección…



Al amanecer y muy temprano, justo al alba de un radiante sol apenas saliendo al horizonte, un ave revoloteaba en círculos en lo alto del cielo. Lo hace alrededor del grupo y lo suficientemente retirado, emitiendo sonidos fuertes como avisando la ubicación de una presa. El líder del grupo levantó la cabeza y señaló al cielo. Todos miraron pretendiendo buscar la manera de cazar al ave desde tierra, pero estaba muy lejos. Las chicas salieron de la tienda y observaron el alboroto por el ave. Alanna-Zuhi se encontraba tranquila pero tensa, sabiendo de antemano que los destinos de ella y su apreciada hermana, estaban sujetos a las no tan buenas intenciones de sus captores. Pensaba mucho en su amado padre, las conversaciones que tuvieron el día anterior, y sabía que él no se quedaría de brazos cruzados. Presentía que más tarde que temprano, sabría de él y de las verdaderas intenciones de los beduinos. Alhaayt mientras le preocupaba y se angustiaba en cómo ayudar a superar esta situación. En cómo hacer que las chicas pudieran escapar de sus captores, pero también sabía que no estaba fácil eso. Menos en la inmensidad de las dunas, sin agua ni provisiones, a pie y en el medio de la nada. Su aura se encontraba en este momento muy disminuida, casi apagada. Luchaba por mantener su espíritu en armonía y estabilidad. Algo muy dentro de él, lo inducia a tomar medidas más drásticas, pero estaba consciente que El Creador lo había advertido de sus responsabilidades, sus limitaciones y sus acciones dentro del campo de los mortales. Lo que no intuía Alhaayt es que su amado protector y conductor de su vida espiritual, estaba siguiendo paso a paso, todas sus angustias y sus pensamientos, esperando el momento preciso de ayudarlo a dar el paso siguiente...

El Príncipe al otro lado de las arenas, oraba dentro de la tienda, como costumbre y un rito que forma parte de su educación y formación. Imploraba a Alá, pidiendo lo condujese a ayudar y asistir en el rescate de alguien a quien no conoce, pero más allá de eso, intuye es lo correcto. Y sin saber aún las razones que lo trajeron a estos lados del desierto. Había algo que no podía sacar de su mente, de su corazón y de su espíritu. Había algo que le decía que tenía que hacerlo, pero al mismo tiempo sentía que estaba tentando a su propio destino, sin embargo la decisión estaba tomada. Recordaba las palabras sabias de su amigo, “Nunca sabrás que encontrarás en el camino, pero debes dejar que fluyan las energías en tu alma, para que eso te ayude a tomar las decisiones, sean acertadas o inequívocas, porque así aprenderás y Alá jamás te abandonará”. Esas palabras lo alientan hacia lo inesperado y hacia las sorpresas que la vida le dé, sin importar bajo qué condiciones, solo dejando que su corazón y su conciencia lo guíen, tal vez llevándolo hacia la mayor aventura que siempre ha ansiado tener. Esa que desconoce en estos momentos y que lo intuyen a continuar esa búsqueda permanente de algo que aun no sabe que es...

Mientras algo lejos, en el Universo Infinito y Espiritual, el Creador muy calmado como siempre y desde un lugar privilegiado, observa la situación de algunos mortales y sus penas. Seguía muy de cerca a algunos de sus ángeles protectores, a quienes les encomendó misiones muy particulares, y sabía de antemano como algunas de esas eventualidades culminarían. Es el único que puede predecir y conocer el futuro de los mortales. También entiende que la única manera de que estas experiencias sufridas y vividas por los mortales sirvan de algo, es de no intervenir, salvó fuese muy necesaria esa intervención divina a la que se conoce popularmente. Porque no todo estaba prescindido de ello, solo para algunas almas, para algunos mortales y para algunas situaciones muy particulares y especiales. Una ley divina que solo tiene esas excepciones en el universo infinito y por mandato celestial del Supremo Creador...

La caravana partió al poco tiempo luego de la algarabía sobre el ave, que continuaba muy cerca revoloteando sobre la marcha del grupo, lo que Alanna-Zuhi presagiaba como una divinidad de Dios, en vista de sus angustias y sus peticiones al Supremo Creador. Su hermana hablaba poco, nerviosa, sumisa y aferrada a Alanna-Zuhi, rogaba que no les fueran a hacer daño alguno. En su mente solo imaginaba que su padre se presentase pronto a rescatarlas, junto a los amigos de la comunidad y de otras aldeas cercanas, para así regresar a su vida cotidiana. Pero temporalmente las cosas no iban a ser de esa manera. Uno de los integrantes del grupo veía con mucho malicia a la mayor, había cierta percepción por parte de ella que no lo intuía para bien. Por el contrario si no fuese por el líder del grupo, a estas alturas hubiese pasado lo inevitable. Alhaayt se mantenía muy cerca, y a través de su aura mantenía a Alanna-Zuhi tranquila, pero siempre alerta. Él sabía que iban las chicas rumbo a una eventualidad nada agradable. Las venderían en la frontera a los traficantes de blancas, para ser expuestas como esclavas. Un negocio lucrativo y poco vigilado por las autoridades en la región. La extensión en las dunas y los negocios turbios formaban parte de grupos organizados que operaban en todo el desierto, sin embargo en algunas oportunidades las mismas comunidades se encargaban de ajusticiar por su propia mano. La ley de las dunas como es llamada por algunos, y luego se desaparecen bajo las arenas mismas del desierto...

El Mercader, padre de las chicas junto a sus compañeros y la caravana del Príncipe partieron rumbo al Oeste, tras la pista de los desalmados raptores de sus hijas. Llevaban suficiente provisiones para soportar la cabalgata en eso inmenso desierto árido y ardiente. Sabían de antemano que no iba a ser fácil tal aventura, pero también estaba confiado en Dios Todopoderoso para que lo acompañase en sus angustias, iluminando su camino y llenándolo de fuerzas, fe y perseverancia, para librar a sus hijas de lo impensable…

El Principie durante el trayecto seguía viendo el ave a lo lejos.  Un detalle visual que solo y únicamente él podía ver. Interpretaba esa señal como el camino a seguir para dar con los beduinos. Notaba la preocupación y angustia que el mercader llevaba durante la cabalgata. Hablaba muy poco y solo estaba concentrado en acelerar el paso, para acortar la distancia con el grupo de forajidos. Sin embargo el Príncipe le daba ánimos y le indicaba que su grupo era bastante numeroso, lo que les daría cierta ventaja a la hora de confrontarlos. Que confiara en Alá, que confiara en su Dios (el mercader era cristiano), que confiara en lo que sus instintos le indicaran, porque a pesar de que muchas veces la vida en las arenas del desierto es injusta, no por ello van a darse por vencidos. A la vuelta de numerosas situaciones que a lo largo suceden, tenemos tal vez la oportunidad de corregir o enmendar los errores. O simplemente alguien o algo más allá de nuestra comprensión, nos está dando una nueva oportunidad. Eso le daba al Mercader ánimos para ir con mayor fuerza al rescate de sus bien amadas hijas. Con una ayuda enviada por Dios decía él internamente. Jamás llegó a pensar que todo sucediera de esa manera y mucho menos que alguien desconocido por completo, llegase en el momento preciso a ayudarle en una tarea arriesgada...

Al caer la segunda noche luego del rapto de las hijas del Mercader, ya se notaba el agotamiento de las mujeres. Decidieron parar para descansar, comer y dormir un rato. Antes del amanecer continuarían. El líder destacó tres en vigilia, para prevenir cualquier situación contra ellos. Las chicas volvieron a ingresar a una tienda preparada para ellas solamente. El líder ingreso y les habló directo. Les indico que vivirían a pesar de todo, solo que sus vidas pasarían a ser otras, pero tal vez y dependiendo de ellas mismas, podrían ser mejor o peor de lo que imaginaban. Solo dependían de ellas. Les dejo comida, agua y salió de la tienda, indicándoles durmieran bien porque la marcha de mañana seria más dura y más larga. La hermana menor sollozaba al hombro de Alanna-Zuhi. La consolaba y le decía que se tranquilizara. Sus vidas estaban en este momento en manos de Dios Creador Todopoderoso. Y era así, Alhaayt estaba a su lado, con deseos de abrazarla y decirle que no permitiría le sucediese algo, sin importar que estuviera consciente que no tenía la menor idea de su existencia. Hablaba su alma, lloraba su corazón y estaba cerca de tomar una decisión que trascendería su espíritu y las palabras de su amado protector...

La caravana del Príncipe y el Mercader decidieron continuar la marcha bajo el cielo nocturno de las dunas. Continuamente el Príncipe observaba las estrellas, que irradiaban una luz como ninguna otra noche anteriormente. Esa era su percepción. Lo interpretaba como esas señales que están acostumbrados a tener en el desierto. Veía continuamente al Mercader, mientras oraban al andar sobre los caballos. Oraban ambos pidiendo luz, orientación, confianza y protección a lo que enfrentarían tarde o temprano. No había otra salida, y debían estar preparados a esa situación que sabían que no sería fácil...

Pasada la medianoche las chicas lograron caer rendidas en un profundo y letargo sueño. Alhaayt a su lado, vigilando el dormitar de ambas y mirando con tiernos y amorosos ojos al único ser del cual nunca tuvo que haber sentido nada. Pero sucedió y aún no logra entender que sucedió, y como pasó eso. Sintió la presencia de alguien fuera de la tienda y decidió ausentarse para mirar quien estaba. No veía nada fuera de lo normal. Los vigías en sus puestos pendientes del grupo, una noche calmada y con estrellas fulgurando en el universo, pero sentía la presencia de alguien. De pronto al bajar la cabeza hacia las dunas, su amado protector hacia acto de presencia. Jamás antes había sucedido y eso lo sorprendía mucho. Se alegró y fue directo a sus brazos para abrazarlo. El Creador lo recibía con amor y con un cariño especial, con los brazos extendidos. Lo llevó a sus predios instantáneamente y Alhaayt comenzó a hablar sin parar. Salían palabras con mucho sentimiento, decía miles de cosas sin parar. Hablaba de sus ansiedades, de su preocupación por esos seres que le encomendó cuidar y de la situación a la cual están expuestas. No sabía cómo manifestarle su deseo de hacer algo que está fuera de su alcance. El Creador permitió que se desahogase totalmente, hasta que le colocó su mano sobre su aura, luego su cabeza y posteriormente sobre su corazón espiritual. Y le indico lo siguiente, “has de elegir en este momento que dicta tu espíritu a realizar”. “Una vez elegido has de asumir las consecuencias de ello, sin mirar atrás”. “Tal vez no podamos vernos más, o tal vez si, pero eso solo lo decidirás tú desde muy dentro de tu espíritu”. “Tu llegada a mi siempre fue bendecida”. “Tu partida nuevamente será bendecida, más allá de tu elección”. “Por amor, con fe profunda, con la decisión que dicte tu espíritu y con la sensación sobre lo correcto o no, solo tú eliges que hacer sin mirar atrás, sin saber que pasará después”. “Si crees estar preparado para ello, solo pídemelo y así te lo concederé”...

Esa fue la última vez que Alhaayt vería con esos ojos siempre curiosos, siempre atentos y siempre dispuestos a ver más allá de su comprensión. Y ese sería la última vez que sentiría la presencia bendita de su amado Protector y Creador. Él mismo de todo lo que creado y existente en lo material, espiritual y universal. Esa sería su elección, sin saber que pasaría al amanecer, que sucedería con su espíritu, que le pasaría a Alanna-Zuhi por la que dispuesto está a dar todo lo que es, lo que tiene y lo que dejara, solo por salvarla de lo inevitable. Solo Dios sabe porque siempre han de ocurrir las vicisitudes en nuestro mundo terrenal y espiritual...