miércoles, 4 de abril de 2018

La chica de la Pijama Roja – Capítulo IX - “Quizás a veces es éxtasis, o tal alguna emoción, ilusión, percepción, quien sabe, algo que dicta solo la intuición…”


“Vivimos en un mundo lleno de diversas emociones, entre alegrías, penas y sorpresas, no todo es malo, no todo será inmensamente bueno, pero de algo si muchos nosotros podemos estar seguros, en muchos casos son más las satisfacciones en la vida, que las derrotas y las desilusiones”... Era un extracto de un texto leído hacia cierto tiempo, lo que le impulsaba a continuar por los caminos de las aventuras, de los riesgos, de las buenas intenciones y de esas tentaciones, de todo aquello que entre curiosidades y sensaciones podría mejorar su vida, intentando alcanzar todo aquello que quizás en algún momento de la misma, pensó y lo mantiene aún en su presente, y sobre todo en su futuro incierto pero esperanzador, con el deseo vivo de encontrar aquello que quizás algunos buscan, con esmero, con determinación y firmeza, a pesar de las fallas, las lecciones y de las enseñanzas que ellas siempre nos dejan...

Interactuar con personas que tal vez nunca pensó llegar a conocer, pudiera ser una manera de aprender un poco más de la gente, de sus emociones, de indagar en el subconsciente y consciente de las personas, intuir en los deseos de quienes buscan ese algo, si, ese algo que llamamos muchas veces desde muy dentro, que incluso se grita desde el alma, pero que pocos se atreven a aceptar o admitir por tal vez temor en el subconsciente, a jamás mostrar esa pequeña debilidad, esa que nos expone a todo, desde las buenas intenciones hasta las más perversas, sin embargo siempre valdrá la pena el esfuerzo, el sacrificio y por supuesto el riesgo...

Con total percepción publicaba, comentaba, escribía y en muy pocas ocasiones replicaba, salvo a menos alguien lo convidara a ello a través de alguna pregunta muy puntual. Sin embargo esto fue un gusto desarrollado en el transcurrir del tiempo, y tal vez por respeto o mantener distancia entre todo un cumulo de interpretaciones que es algo muy natural entre las personas, así se mantenía entre su norma y su decencia al no dejar entrar lo que a través de juegos distraía, sin embargo también habían alegrías y sonrisas, de esas que entran para contagiarte de entusiasmo, con bromas, situaciones chistosas o alegóricas, y tal vez toda esa actitud, porque no todos toman esas emociones que no precisamente pasan por la mente tan en serio, como aquellos que las exponen de manera abierta...

¿Curiosidad? ¿Intuición? ¿O simplemente eso que no podemos comprender ni queremos buscar explicación? pero los sentimientos tienen un único lenguaje universal, y no precisamente ese que se expresa a través de los pensamientos, muy a pesar de que es el único instrumento racional que tiene el ser humano para manifestar lo que tu mente interpreta, y al mismo tiempo lo que tu corazón experimenta, quizás un poco complejo, tal vez muy sencillo, pero solo el maestro y sabio tiempo nos enseña y nos permite poder equilibrar e ir un poco más allá, si, un poco más allá, con algo de paciencia, percepción, intuición, y parte de lo que el universo suele dejarte sin tan siquiera tocarte y mucho menos avisar su llegada...

Y de esta manera tal vez el universo entre sus locuras y pequeños entuertos, dio comienzo a un encuentro, a una intención que se mantiene entre esos sueños, entre esos deseos e incluso ilusiones, intentando alcanzar y encontrar parte de la magia, parte de ese todo que motiva y estimula sensaciones y emociones, llenas de esperanza, de un poco de éxtasis, entusiasmo y de alegría...

Por supuesto hubo la réplica, hubo la respuesta solicitada, tal vez no la esperada, pero sí de manera decente, amena, discreta, disimulada entre vivas letras, esas que aparentemente no dicen mucho, pero preguntan lo esencial, y sin tan siquiera preguntar qué es lo más inusual, porque detrás de las palabras, siempre se esconden muchos aspectos que tal cual telaraña, te lleva a la caverna de esos misterios y esos secretos que mantienen las personas algo ocultos, pero que solo unos pocos pueden llegar a esculcar y descubrirlos, o por lo menos intentar sacarlos a la luz en estos caminos...

Y al otro lado del ordenador...

Y entonces los latidos del corazón se aceleraban a tal velocidad simplemente por esa curiosidad, con esa sensación de leer quizás algo más, de saber ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿De dónde es? y a pesar de decenas de preguntas en el ínterin de sus pensamientos, algo no le permitía soltarse o tal vez evitar querer simplemente saber mucho más, si, mucho, pero mucho más, eso sería inevitable a pesar de… mmmm, ¡Oh! mmmmm. Sin embargo la respuesta estaba ahí, un silencio latente, como si el tiempo se hubiese detenido en un instante eterno, ni tan siquiera las llamadas que en ese momento entraban a su celular distraían su atención al leer la respuesta que pidió, y repentinamente entró alguien al dormitorio para preguntarle algo, y por supuesto levanto la mirada, pero continuaba ausente, solo una respuesta automática y levantó su mano diciendo: By, By… Luego poso nuevamente los ojos sobre el monitor y sus manos sobre el teclado, sin saber si escribir, si contestar, si preguntar, si solo fuese algo más fácil, pero no, definitivamente no la tenía fácil, y sabía que había algo más, y esto solo fue el detonante que faltaba y que ni remotamente llego a imaginar llegaría de esa manera...

Decidió rato después, por el hecho de no poder escribir nada sobre esa respuesta, muy a pesar de esos pensamientos encontrados y revueltos, llenos de imágenes, de emociones latentes, que comenzaba a explorar en este nuevo espacio de tiempo, a publicar algunas referencias alusivas a sus sentimientos, a las sensaciones de la vida, del romance, del amor, de las penas y hasta de la lógica intangible del alma, indagando en su pequeña teoría, que y como pudiera hacer o propiciar que comentase, y hasta donde pudiese llegar, a través de todo esta experiencia novedosa y placentera e incluso inagotable hasta el momento, esa que le llenaba hasta cierto punto de alegría y satisfacción, esa que estaba ocupando un espacio de tiempo ausente hasta ese momento, y algo le decía que continuara en sus intenciones, buscando indagar más, y más adelante intentaría tal vez algo más, pero eso lo dejaría para tiempo después...

Un nuevo amanecer, un día más de labores ordinarias, luces de navidad aparecían entre la algarabía de su ciudad, gente en las calles, las compras, las carreras cotidianas de la gente, y algunas pausas en los negocios del día a día, un cielo relativamente poco nublado, una ventisca que llega desde las altas montañas, los arboles sobre las avenidas balanceándose sobre la melodía de ese mes donde confluyen las familias a los encuentros, a los regalos, a los festejos, dando una clara señal del tiempo que se acerca, y por supuesto no podía escapar a esa motivación, engalanada con esa emoción que nunca antes percibió ni motivo, a mirar mucho más allá de lo que su vida hasta ese momento la ha podido llevar, definitivamente algo se despertó, algo detonó y eso ya no lo podía ocultar, pero si quizás un poco disimular, un nuevo desafío...

Como de costumbre y a punto de salir, la primera llamada de la mañana, esa que siempre es inevitable...

“Hola, hola… ¿Estas lista?... ¿Se te pasó lo que me estás ocultando? O ¿Encontraste la respuesta a tus intrigas? Jajaja”...
“¿Vamos a vernos en el Centro, en la Oficina, o en la Cafetería? Te invito un chocolate, tengo deseos de tomarlo ¿Me aceptas la invitación?”...

“Hola, buenos días cariño, si, está bien, te acepto tomar el chocolate, también deseo endulzar un poco mi paladar, nos vemos en la Cafetería”...

“Pero tú no me has respondido a lo otro ¿Estas como ayer o me vas a terminar de contar? Sabes bien a que me refiero y a mí no me puedes ocultar lo que a la vista está”...

“¿A qué te refieres? Dame por favor cinco minutos para salir, debo ir al dormitorio a buscar la carpeta con lo que debemos presentar por la negociación de ayer para llevárselos al abogado. Y nos vemos en la cafetería, pero deja que llegue yo para pedir los dos chocolates, y por supuesto, pídeme por favor unas rosquitas de canela, ¿ok?”...

“¡Mmmmmmm!… ¿Qué te traes entre manos que tú evades mis preguntas? Tendrás que decirme tarde o temprano, insistiré, tu sabes que yo lo sé hacer, te espero allá, voy saliendo… ¡Nos vemos!”...

Al colgar la llamada en su celular solo soltó una pequeña sonrisa, esas que se sueltan con aspecto de picardía, miro al cielo extrañamente como quien pide algo, se despidió de las sobrinas, de sus chicas predilectas, que aún no salían a sus deberes en la Universidad, y con el pelo suelto salió a su vehículo para dar inicio a un nuevo día, y por supuesto sería un nuevo día a pesar de...

Al otro lado de esas montañas, algo relativamente lejos...

Quizás en un lugar, algo lejos de esa ciudad, alguien despertaba como todos los días entre sus avatares y pensamientos inundados llenos de esperanzas, para dar inicio a un nuevo día, a una nueva oportunidad que la vida le otorgaba, con las ganas vivas de sortear y superar los obstáculos que generalmente se presentaban en sus vivencias, en sus quehaceres, en su trabajo, e incluso en lo que desde hace algún tiempo llenaba parte de su tiempo de ocio y de relax, escribir. Quizás como nunca antes lo intento hacer, pero eso satisfacía hasta cierto punto esa necesidad de emprender un nuevo camino hacia la magia de poder interpretar parte de sus sueños, parte de esos anhelos, parte de lo que algo que el subconsciente le decía, “simplemente intenta que nada se pierde en el esfuerzo, al contrario, tal vez ahí está el secreto, encontrar aquello que te motiva ir un poco más allá de donde realmente osas llegar”...

Una ducha de agua caliente terminó de despertar las ganas de comenzar ese nuevo día, seleccionó parte de la vestimenta de su closet con la que saldría esta vez a buscar, si, a buscar y experimentar a pesar de las trivialidades normales, esa sensación de dejar llegar lo que el universo le quisiera entregar, tomó un jean Levy 512 color negro, correa de piel color negro con hebilla Levy, una camisa blanca Columbia y una chaqueta de piel color gris de corte bajo, mocasines negros, sacó sus lentes oscuros y los metió en el bolsillo de la chaqueta, no podía falta su lapicero Cross y su reloj de muñeca Mulco el de la correa negra, un rocío de perfume DKNY y una última mirada al espejo, para terminar de peinar su cabello... Listo para afrontar las vicisitudes y los retos de ese nuevo día...

Y antes de emprender la salida, las llamadas correspondientes desde su celular, fijando compromisos, las visitas obligatorias en su rutina de trabajo, un toque técnico a la oficina, no sin antes revisar las cuentas del banco para determinar los pagos correspondientes oportunos de la semana y los planes previstos de su viaje. Ese viaje que oportunamente hace cada año, para disfrutar del placer de la gastronomía de esos lugares, su mayor hobby, las visitas obligatorias a aquellos sitios emblemáticos o representativos, y por supuesto conocer personas en esos entornos nunca antes vistos. Eso le permitiría ahondar más en la conducta humana, en sus costumbres, sus tradiciones y su cultura, porque esas enseñanzas, anécdotas y curiosidades, tarde o temprano le ayudarían en sus intenciones de escribir parte de su historia, tal vez en una novela, en un cuento, o incluso en una aventura de su propia inspiración, porque hacia allá llevaba su periplo y narrativa de vida, entre sus aventuras, entre riesgos y sorpresas, buscando su propia felicidad, su paz y su armonía con la vida misma...

Y de este lado de las montañas, en aquella Cafetería...

Al llegar notó un poco de bullicio, era bastante normal a esa hora de la mañana, cerca de la vitrina de la fachada, su amiga se encontraba sentada esperando, y conversando con alguien por el celular, era lo bastante usual en ella, la chica levantó la mano avisando donde se encontraba, entonces se dirigió hasta allá y al cruzar entre las personas aglomeradas en el lugar, alguien le llamó, le saludó alegremente intercambiando algunas palabras y un abrazo, y posteriormente continuo hacia la mesa donde aún su amiga se encontraba conversando a través de su celular. Se acercó, un beso en la mejilla como saludo previo y se sentó, un minuto más tarde se acercó una linda chica, con una cola trenzada en su bonita cabellera color claro y una visera con el logo del local comercial, un delantal de color verde con bordados blancos, bolsillos en ambos lados y una libreta, era la camarera para tomar el pedido. Ambas atinaron sobre lo conversado previamente por el celular y la chica tomó el pedido en su libreta, agraciadamente se retiró y entonces le noto a la chica un caminar un tanto peculiar, con la falda se le notaba muy buenas posaderas, un acento no del lugar, y presumiblemente ella debía ser extranjera y es muy agraciada, como la misma conducta con las personas a las que atiende, luego sonrió discretamente y miró a su amiga para comenzar la mañana, tal como lo había ya previsto...

Tomaron el chocolate caliente, bien espumoso, dulce y con un aroma muy especial, cacao del mejor, de esos olores que son adictivos al olfato, un servicio de rosquitas de canela recién salidas del horno, doraditas y crujientes rociadas ligeramente con azúcar glaseado y clavitos de olor, que le dan ese sabor tan particular a la masa, y entretenidas entre los compromisos pautados, los documentos ya preparados en las carpetas correspondientes, salto su amiga en la conversación de forma inusitada, como siempre ella lo hacía, abordándola directamente con el tema pendiente del día anterior...

“Bueno… ¿Me vas a decir por fin cuál es tu misterio? ¿Qué te traes con tanto secreto? Dime, suelta algo que me tienes en ascuas acerca de eso, tu sabes bien que nos conocemos desde hace mucho tiempo y tú estás actuando algo extraña”...

“¿A qué te refieres con extraña? Yo no escondo nada, no tengo nada, ya te lo dije, quizás ayer con la reunión de los clientes sentía cierta presión porque pensé que la negociación no prosperaría y ya le hemos dedicado mucho tiempo a esto, ¡ESO ES TODO!”...

“No cariño, no amiga mía, ayer estabas mirando el reloj a cada momento, como si estuvieras pendiente de algo, como si tuvieras un encuentro, o deseando salir rápido de ahí para verte con alguien. Yo sé que no ves a nadie desde hace muchos años, pero lo de ayer fue muy extraño, y andamos juntas desde hace tiempo”… “Estos cambios no son rutina, hay algo más y estás evitando en todo momento hablar o decirme acerca de ello, lo sabes bien”...

“Ya te dije que no sucede nada, quédate tranquila… y entonces soltó una sonrisa discreta”...

Simplemente en los siguientes minutos continuo evadiendo en todo momento el tema, siempre encontraba cualquier excusa buena o no tanto para esquivar esa insistencia, sonreía con cierto aire de picardía, y al mismo tiempo recordaba literalmente cada palabra en esa respuesta, y al mismo tiempo imaginaba una escena muy figurativa, tentadora y cautivante sobre un comentario realizado, bien efusivo y apasionado, acerca de una publicación que había subido a su muro, ese tipo de post que generan en algunas personas estimulación, y que resulto generada con tal aseveración. En pocas palabras al tocar el tema, ella se transportó magistralmente a otro mundo sin salirse de la escena con su amiga, todo parecía mágico, incontrolable e inexplicable, continuaba preguntándose lo mismo de ayer y desde que se inició este vertiginoso momento...

Cancelaron la cuenta de lo consumido en la caja, salieron del local y abordaron el vehículo en la calle, emprendieron ruta rumbo a la oficina del abogado para hacer entrega de la documentación respectiva acerca de la negociación del día de ayer, y de esta manera concretar lo que con tanto esfuerzo y dedicación de tiempo les costó resolver, un negocio bueno y oportuno, muy a pesar de la situación y las condiciones actuales del rubro...

Así paso el resto del día, entre compromisos pautados en su agenda, la notaria, las visitas a otros clientes, otras propuestas que tenían para personas interesadas en algunas parcelas que tienen en venta, las llamadas respectivas de su hermano acerca de la situación del trabajo, almuerzo en la calle y por supuesto, eventualmente pensaba y pensaba y pensaba, con lo que quería o deseaba encontrarse en casa al llegar, ya era hora de dar un paso más, de ir a otro nivel, era un riesgo que deseaba tomar, no perdía nada con intentarlo, pero realmente necesitaba leer el comentario referido acerca de esa publicación, porque dentro de sí misma, sabía que había un comentario, y entendía o mejor dicho, estaba tan segura de que le gustaría ese comentario, y a eso apostaba, a ganador, no había marcha atrás...

Y entonces decidió intentar lo siguiente…