martes, 30 de junio de 2015

Nuestro Mundo Perfecto…



A lo largo de la evolución de la humanidad, hemos sido testigo a través de nuestra propia historia, de diversas situaciones, eventos, acciones y conductas del ser humano en todos sus contextos, en todas las circunstancias y todas las reacciones ante las condiciones de esos momentos. Sea en términos personales, de familias, de amistades, de sociedades y hasta de los gobiernos y los mismos imperios, hoy día extintos desde hace cientos pero cientos de años. En todos los países tanto del viejo, como los del nuevo continente. También de los que están más allá de nuestras fronteras cercanas, como se expresa bien en muchos y muchos libros. En el plano material, humano, territorial y hasta espiritual. Y aún bajo toda y esta amplia historia de nosotros, bien detalladas, bien explicadas y bien argumentadas, de todas las sociedades que habitamos en cada pueblo, en cada ciudad, en cada país, más allá de nuestras costumbres, nuestra diversidad de culturas y de nuestra propia evolución, nunca terminamos de aprender, pretendiendo generalmente saberlo todo y terminamos repitiendo los esquemas, apuntando a un personaje, un midas, o como diría personalmente, a esos encantadores de serpientes de cualquier género, que con sus discursos, embelesan a una, dos, tres y hasta cientos y cientos de personas, creyendo que esa es la persona, es el elegido o elegida, es el equipo o grupo idóneo, es el movimiento, es o son la salida, que por ahí es la cosa y bien puede ser la solución. Es a quien debemos atender, escuchar, seguir, apoyar, amar, querer y darle el voto de confianza. Bajo todos los contextos y aspectos que el ser humano determina, bajo todos los planos existenciales y espirituales, en todos los estratos sociales. Y continúa siendo así de común aún en este año 2015, denominada la era del siglo XXI que actualmente vivimos...

Es cierto que muchos han sido los ejemplos e historias más significativas en cuanto a nuestra evolución, muchas de ellas a través de la perseverancia y persistencia, en las creencias y en el demostrar que muy a pesar de los contratiempos, las injustas y a veces situaciones, las condiciones mismas, después de todo logran su cometido, alcanzando esa victoria anhelada. Terminando de demostrar a las personas, a las familias, a la sociedad y al país que los ha visto posiblemente crecer y surgir, que si se puede y que los resultados hablan por sí solos. Sin embargo reitero, el común denominador es que persistimos en equivocarnos bajo los mismos esquemas, las mismas características y en estereotipos bastante similares, independientemente del tiempo y del momento. Eso es lo que somos y pareciera que no dejaremos de ser. Aprender a los golpes y trancazos como popularmente se manifiesta. A ciegas porque queremos verlo nosotros mismos valga la contradicción. A asumir conductas de inocentes y hasta de ignorantes, en cualquier circunstancia, sin importar el modelo, ni la posible estadística demostrativa, ni siquiera la historia misma, que ha logrado exponer quienes fuimos en el pasado, quienes somos en el presente y quienes pretendemos continuar siendo allá adelante, en ese futuro con expectativas...

En las relaciones personales, en las relaciones familiares, en las relaciones profesionales y laborales, en las relaciones seculares y religiosas, en las relaciones financieras y de negocios, en las relaciones políticas, tanto en el campo local, regional, nacional e internacional. Las relaciones de cualquier característica existente, tangible y posible de cualquier persona, familia, amigos, grupos o sociedades, independientemente de la cultura y de sus costumbres, sin distinción de género alguno. Sin embargo también es bastante cierto que ha existido y están la constancia de ello, el éxito que muchas han logrado y obtenido. Muchos a lo largo de la historia han tenido como se dice en los cuentos, finales felices. Circunstancias tal vez poco adversas, o tal vez no tan complejas como a muchos otros. Finales de una parte de esas historias que a través de sacrificios, trabajo consecuente, perseverancia y sobre todo llenos de una profunda fe y convicción a sus ideales, pudieron lograr en el tiempo ese éxito que ha merecido admiración, elogios y frutos a la larga, aún después de mucho tiempo...

¿Hemos aprendido algo? Pienso que sí después de todo, sin embargo creo que ese aprendizaje definitivamente es temporal. Ese aprendizaje lo aprovechamos mientras estamos en vida algunos, o tal vez muchos seres humanos reiterando sin distinción de género, raza o religión. Después que cruzamos el umbral de lo terrenal al plano espiritual, pasa al olvido en el tiempo y se repite nuevamente el ciclo. Es una muestra de todo, es una respuesta a las circunstancias y como dicen las madres y los padres, no hay un manual para criar, para educar a los hijos, para procrear y fundar una familia. Solo hay una serie de consejos útiles, experiencias y hechos que han de servir y considerar, para así minimizar o tratar de evitar los errores muy propios. Pero, porque siempre hay y habrá un pero. Nadie aprende ni desea aprender de los demás. Aprendemos de nosotros mismos y de nuestras vivencias, situaciones y reacciones ante la eventualidad. Son los momentos de nuestras propias cruzadas, odiseas o viacrucis, sin caer literalmente en un sufrimiento dogmático, sino pensando que cada quien establece la forma como queremos abordar cada situación en nuestras vidas. Nada llega fácil porque así como llega, así se va. Nada es imposible, tal vez hay que trabajar bastante y ser paciente, consiente y persistente. Nada es tal vez tan extremo de complejo, tal vez no puede ser tan fácil porque nos debe doler, debemos quererlo de veras, necesitamos sentirlo como un anhelo, un deseo o una necesidad imperativa. Solo y siempre dependerá de las circunstancias y condiciones a las que estamos expuestos en el transcurso del camino. Y cuando sea el momento de tener la determinación, el valor y fe en nosotros mismos, tomar la decisión de comenzar, sea la mejor de ellas o tal vez la menos conveniente...

Sin embargo y después de tantas y tantas experiencias en todos los campos, sean sociales, espirituales, románticos, económicos y de negocios, académicos, políticos, deportivos, humanos, culturales, religiosos y muchísimos otros más, que abarcan y envuelven el ímpetu humano por salir adelante, por creer, por tener fe, por ser consecuente y tener voluntad ante las circunstancias, todas esas historias, situaciones y moralejas ante todas y cada una de esas eventualidades que cada ser vive, comparte y desea difundir en y para la sociedad donde se circunscribe, la vida misma sigue siendo perfecta en un mundo imperfecto, contradictorio, y a veces complejo, cruel, injusto y hasta mortal socialmente hablando. Porque al identificarte con una causa, con una forma de vida, con una conducta o un modelo de vida ante nuestras propias creencias, hemos de ser marcados y señalados, para bien o para mal. Se siente contradictorio, se siente amenazante, se siente injusto, pero lamentablemente así es nuestra sociedad. Somos catalogados dentro de un grupo, una secta, un estereotipo, un sector o como mejor cualquiera los desee llamar o nombrar. Pero reitero este es el “Mundo Perfecto” que tenemos, que amamos, que queremos. Esta es la vida que Dios nos otorgo elegir. Esta es la forma como los seres mortales entendemos que nacimos y llegamos a este mundo para ser educados y formados, para contribuir y para continuar aportando estando en un entorno, independiente de género, religión o raza, independiente del aspecto y la circunstancia, sea de la mejor manera, o de aquellas que conllevan al camino equivocado, terminando muchas veces muy mal para esa minoría global...

Muchas veces acertamos y atinamos. Muchas veces nos equivocamos y nos volvemos a equivocar. Muchas veces creemos fervientemente en la buena voluntad de los demás, pero muchas veces también esa misma creencia nos traiciona y pagamos las consecuencias de ello. Muchas veces tenemos la convicción que los cambios son para bien, sin embargo también muchas veces esos cambios a final de cuenta, son más bien para empeorar las situaciones. Muchas veces planificamos y tratamos en lo posible de seguir literalmente aquello que consideramos es el camino, pero lo que muchas veces no consideramos, son las barricadas, las zanjas, los obstáculos y las intromisiones de otros, simplemente para así evitar se pueda triunfar en esas metas debidamente planteadas. Hay pero tantas maneras de afrontar las circunstancias durante el camino que transitamos, que también muchas veces los sacrificios son de un tamaño y una magnitud, que solo y únicamente los que están viviendo en carne propia esas vicisitudes y circunstancias, son los que marcan la diferencia dentro de una sociedad imperfecta, que esta circunscrita en lo que llamamos nuestro “Mundo Perfecto”...

Pero así lo queremos, así lo amamos, así lo vivimos, así lo sentimos y así perseveramos en continuar creyendo, que más allá de todo lo que nos sucede día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, seguiremos apostando que en nuestro “Mundo Perfecto”, algún día las cosas serán mejor que hoy, y que siempre, pero siempre el sol saldrá para todos, aun después de las tormentas y las tragedias...

jueves, 25 de junio de 2015

Un breve cuento del Ángel Alhaayt - Capitulo 7 – Cruce de caminos, destino y señales…



Alhaayt deseaba ser un mortal en este momento, sabía que no podía evitar lo que pasaría minutos después. Mientras en la tienda del padre, los demás recién llegados buscaban como hacer negocios, o por lo menos eso parecía lo que intentaban, a cambio de agua y comida. Los tres beduinos que llegaron al pozo, se presentaron tranquilos, observaban a las jóvenes, y uno de ellos parecía estar vigilante del entorno. El que asumió el papel de líder pidió usar el pozo para cargar las alforjas con agua, Alanna-Zuhi le cedió el paso y le permitió acercarse. Sus hermanas siempre detrás de ella. Alhayyt a un lado de su protegida y amada, evaluando como hacerle entender que debían alejarse pronto, pero sus susurros al oído de la chica, solo aumentaban más los nervios de ella, en vista de una situación que escapaba a su rutina diaria...

El padre de las chicas comenzó a preocuparse por la insistencia de los beduinos. Les explicaba que no tendría problemas en ofrecerles agua y comida, y que las piezas de valor presentadas, las mantuviesen, ya que no era de su interés comprarlas. El líder del grupo a manera de costumbre, le ofreció en retribución una bolsa con unas monedas extrañas, y le pidió en nombre de Alá, las recibiese como tributo. Cuando intentó salir de la tienda el padre de las chicas, se lo impidieron los que secundaban al líder. Este extrañado ante la imposibilidad, se volteo a reclamarle al líder. Este le manifestó que se quedara tranquilo, que no les harían nada y que prontamente continuarían con su marcha por las arenas del desierto. Le preocupaba no poder saber de sus hijas. La madre también estaba muy intranquila. Denhaiut en la tienda trataba de mantener en calma a la madre, a través de sus mensajes y su radiante luz, pero eso no iba a ser suficiente…
De repente venían caminando hacia el pozo dos hombres de la comuna, a cargar agua para sus cabras. El hombre más retrasado del grupo y cerca del pozo se les acercó, les dijo algo que no lograron escuchar las chicas, y estos se alejaron rápidamente. Alanna-Zuhi en ese momento comprendió que algo sucedería...

Al otro lado de las arenas continuaba la marcha del grupo y el Príncipe. El hombre miraba con frecuencia al cielo culminando el atardecer, mientras a su espalda se presentaba el ocaso del sol. Refrescaba algo la tarde y veía a lo lejos y muy alto el ave al cual hizo referencia. Señalaba a su acompañante en la cabalgata, pero este le continuaba manifestando que nada veía. Le alegaba que eran los efectos del desierto y que muchas veces al horizonte, percibían imágenes extrañas en esos veranos candentes y en ocasiones prolongados. El Príncipe le insistía que si solo él podía ver eso, simplemente era una señal que lo obligaba a buscar la interpretación y el mensaje. Y a medida que el Príncipe continuaba la marcha, sentía muy dentro de él que algo estaba por suceder...

Uno de los hombres sacó una daga brillante, le indicó a las chicas lo acompañasen sin mediar palabra alguna. Los otros dos hicieron lo mismo. Quedaron casi rodeadas, sin embargo la menor de ellas, en un descuido de los hombres, logro cruzar el pozo, correr colina arriba sin detenerse. Las otras dos fueron acorraladas para evitar la escapada. El líder del grupo se acercó a Alanna-Zuhi y le manifestó no hiciese nada, porque de lo contrario mataría a la otra. Esta asintió y abrazó a su hermana, manifestándole que nada les pasaría. Mientras uno de ellos se fue corriendo a buscar los caballos...

En la tienda mantenían cautivos temporalmente a la familia. Los demás miembros de la comunidad se encontraban pastoreando los rebaños de cabras y ovejas algo retirados, mientras unos pocos estaban dentro de sus tiendas. Solo se veía al grupo recién llegado muy cerca de la tienda del mercader y líder de la comunidad. Aparentemente para los demás, era una situación normal el transitar de los beduinos y las oportunidades de negocios frecuentes. Estaba cerca de culminar el día. De repente ingresó a la tienda uno de los recién llegados, se acercó al líder y le susurro al oído algo. Este se levantó y de manera gentil se disculpó por los acontecimientos. Le manifestó que estaban listos a continuar su marcha y le agradeció al mercader por las provisiones y el agua. Luego se marchó, atrás salieron los demás acompañantes, eran cerca de ocho personas. Al salir de la tienda el padre de Alanna-Zuhi, solo observó un grupo numeroso de beduinos, todos a caballo y con la cara ligeramente cubierta. Todos armados con dagas y sables. Partieron rápidamente. La madre salió prontamente a buscar a sus hijas. No las encontraba por ninguna parte. Estaban llegando de pastorear los rebaños y les preguntó a los demás. Nadie sabía nada de las chicas. Solo manifestaban haber visto un grupo numeroso partir de la comuna rápidamente...

La hermana menor de Alanna-Zuhi gritaba a lo lejos, bajando apresuradamente de la colina. La madre logro avistarla, al igual que su padre. Gritaba el nombre de sus hermanas hasta que lograron entender que les decía “se las llevaron, se las llevaron”. La madre entró en shock y el padre la tomo del brazo, la abrazó para tranquilizarla. Luego ella les contó lo sucedido. Uno de los hombres de la comunidad se acercó y le manifestó al mercader que le pareció haber reconocido a alguien de ese grupo cuando salieron en cabalgata. Se decía en algunas comunidades del desierto, que había un grupo de beduinos que llegaron desde muy lejos, para comerciar con las mujeres jóvenes de las comunidades. Es decir las secuestran, se las llevan y las venden a hombres de muy lejos para sus satisfacciones personales o como esclavas. Esto aterrorizó al padre y a la madre. Solo disponía de sus caballos para salir detrás del grupo, pero también le advirtió al mercader lo siguiente, estos hombres son muy desalmados. Hay uno que es el líder que a pesar de su frialdad al hablar y dirigirse a las personas de manera gentil, es un asesino nato y es quien manda en el grupo. El mercader le dijo que lo conoció, que no olvida su rostro y que saldrá prontamente detrás del grupo. Su amigo le manifestó la suerte que tuvieron en no haber sido asesinados, ya que por donde pasan, aterrorizan y sacrifican a todos para no dejar testigos. También le manifestó que es muy difícil seguir el rastro de los beduinos en las noches, así como el peligro que representa si solo él se marcha...

Alhaayt seguía a las dos chicas, siempre muy cerca y sumamente exaltado espiritualmente y de su ser interior. Sentía y conocía muy de cerca la angustia que presentaba Alanna-Zuhi frente a esta situación. No sabía cómo afrontar la eventualidad, dada sus emociones y su vinculación interior que mantenía hacia su amada, muy a pesar de que ella desconocía totalmente de su existencia. Las llevaban a caballo, cada una montada con un jinete con el rostro cubierto, solo sus ojos permitían estar de cara al viento nocturnal, sin saber a donde las llevarían, ni cual iba a ser su destino...

Caía la noche y se avizoraba posiblemente lluvias. No era la temporada ni la época, sin embargo la presencia de grandes nubes oscuras y las centellas a lo lejos divisaban un temporal atípico en el desierto. No era común las lluvias, más bien las tormentas de arena, sin embargo los beduinos interpretaban esas señales como los sucesos en torno a las manifestaciones de Alá, para el caso de los musulmanes y los islámicos. Para los cristianos simplemente un acto de Dios para calmar las ansiedades de los mortales. El padre de Alanna-Zuhi se encontraba en un estado de angustia, tensión y rabia, por no haber previsto que un acontecimiento de esa naturaleza podía ocurrir. La madre no cesaba su llanto, junto a su pequeña, que lo único que manifestaba era el deseo de que sus hermanas regresaran prontamente. El mercader debía esperar el amanecer para salir con un pequeño grupo, detrás de esa caravana de forajidos, los beduinos mercantes de la vida humana. Denhaiut se mantenía muy cerca de la madre y ahora veía a la pequeña hija como una ser vulnerable, inocente y triste, por lo que a su manera buscaba como calmar ese espíritu que estaba desmoronándose con el pasar de las horas...

El Príncipe y su grupo mantenían el paso hacia el este a marcha lenta. A pesar de que en las noches deben descansar, el Príncipe le manifestó a su gente que era necesario continuar, porque presentía que debía llegar a su destino prontamente. Vio a lo lejos una estrella fugaz pasar en ruta al Este...

El grupo de beduinos que secuestraron a Alanna-Zuhi y a su hermana, se detuvieron cerca de la medianoche en el medio del desierto. Obligados a protegerse de una lluvia que prontamente caería, bajaron de sus caballos y prepararon unas tiendas provisionales. Las chicas sentadas a un lado, solo se abrazaban conteniendo las ganas de llorar. La mayor como siempre asumía un papel determinante y regio, para que su hermana sintiese cierta protección temporal, aun cuando estaba lejos esa sensación. Luego las metieron en una de las tiendas y el líder se dirigió a la mayor, le dijo que ninguno intentaría nada contra ellas, pero que no intentase escapar, porque lo lamentaría. Les dejo agua y comida y salió de la tienda. Las dos tomaron la comida y el agua y previamente oraron, pidiéndole a Dios Todopoderoso les ayudase a soportar tal situación. Rezaron un largo rato y sintieron cierta paz y tranquilidad temporalmente, dentro de la tienda improvisada. Era Alhaayt que a través de su ser interior y su aura inmensamente brillante, emanaba una especie de flujo espectral sobre ambas, tratando de calmar sus ansiedades y sus temores...

Al amanecer llegó la caravana del Príncipe a la comunidad del mercader. Se presentaron respetuosamente y notaron que un pequeño grupo estaban alistando caballos para salir. Preguntó por el líder del clan o de la comunidad. El mercader salió a recibirlo, presentó sus respetos por la investidura y el Príncipe se presentó. Le solicitó lo atendiera en su tienda. El mercader le explicó que lamentablemente no disponía de tiempo para atenderlo como le correspondía, en vista de una tragedia familiar. El Príncipe le indicó que no sabía realmente porque había llegado, pero que siguió una señal del cielo y vino a buscar respuestas. El mercader le conto brevemente el percance sucedido la tarde de ayer. El Príncipe le preguntó si conocía a su amigo el patriarca, lo describió de manera rápida y el mercader le manifestó que si, que han hecho negocios, que es un hombre de palabra y respetable en las dunas. Se acordó nuevamente de lo que el patriarca le manifestó a su despedida. El Príncipe le propuso al mercader ayudarlo con su grupo, pero que necesitaba provisiones, agua y descansar una hora por lo menos. Habían cabalgado durante mucho tiempo y los caballos necesitaban descansar. Lo ayudaría a rescatar a sus hijas sin importar lo que tuviera que arriesgar. Algo que no sabía porque lo decía, pero que muy dentro de él, le indicaba que así debía ser. En su misión sentía que Alá estaría junto a él...

Y este sin saber a lo que estaba por ocurrir en los siguientes días, tentaba a su propio destino, a su suerte y a lo que le depararía la vida durante ese camino, buscando conocer lo inesperado, o tal vez sentir y palpar el sabor de lo que siempre ha querido encontrar...

En el proximo capítulo se develaran misteriosas obras del Creador. Decisiones marcaran las vidas tanto de este ser espiritual, como de los protagonistas del cuento, y las aventuras de Alhaayt continuarán en este mundo que para muchos es tan simple o complejo como realmente lo podamos ver...

viernes, 19 de junio de 2015

Un breve cuento del Ángel Alhaayt - Capitulo 6 – Dubitación y Motivación…



Era cerca del mediodía y el inclemente sol de las dunas arreciaba con mayor intensidad, ya era la época del verano ardiente del desierto. Donde los días se sentían mucho más largos que las noches. Algunos beduinos prefieren esperar, acampar y protegerse a orillas de pequeños oasis, también cerca de comunidades que habitan en el desierto, para continuar luego sus rutas y sobre todo en estas épocas del año. La caravana del Príncipe logró arribar a una pequeña locación, un tanto distante de la comunidad de la familia de Alanna-Zuhi, aproximadamente a semana y media de travesía, aun cuando el Príncipe no tenía previsto esa ruta en su itinerario. Se presentó de acuerdo a los ritos y costumbres establecidas en las dunas, hizo presencia ante el patriarca de dicha comunidad. Solicitó la posibilidad de que les brindasen comida y agua, a cambio de algunas monedas y piezas de valor que siempre llevan consigo para los negocios y trueques. De esta manera agradecería la generosidad del líder de la comunidad. Este accedió y le permitió al Príncipe descansara en su tienda, mientras que el resto del grupo descansarían distribuidos en las otras tiendas de la comuna...

El patriarca de esta comuna conocía bien a la familia del Príncipe y su ascendencia, por una ocasión en una comunidad del desierto años atrás, en la que tuvo la oportunidad de negociar con su padre, unos hermosos alazanes árabes que poseía, y de quien el padre del Príncipe, un Emir muy respetado en ese país, se había aferrado, comprándolos dado su gusto por estos ejemplares animales. Uno de los ejemplares montaba el Príncipe. Ese hecho facilitó y propicio que el Príncipe y el patriarca tuvieran un acercamiento y confianza más amena durante su estancia en la comuna. Hablaron de negocios, de placeres, de su padre, de lo duro que es la vida en las arenas del desierto y de las oportunidades que también brindan las dunas...

En la conversación al tocar el tema de las bellas mujeres, el patriarca le hizo referencia a una hermosa joven que convive con su familia, algo retirado de la zona donde están, y que esta familia tiene como líder a un buen hombre judío, muy correcto en los negocios, atento y servicial. Viven al igual que él, de los negocios en las dunas y de atender a los huéspedes viajeros. Al Príncipe le pareció que no debía desviarse de la ruta, pero le preguntó al patriarca que tan bonita era esa bella joven a la que hacía referencia. El Patriarca le manifestó que si tuviera la edad de él, no dudaría en acercarse a esa familia para cortejarla y hacerla su esposa. Esto dejo dubitativo al Príncipe, aspecto que el patriarca noto, pero dejo que la noche siguiera su curso. Entre beber buen licor, fumar y ser atendidos por las hermosas mujeres del harén del patriarca. Pasaron la noche intercambiando y conversando de todo los placeres de la vida. El Príncipe no tenía prisa en partir ya que sus intenciones al salir de su oriunda ciudad, era conocer, comercializar y encontrar algo que aún no podía describir...

Alhaayt como cada mañana, se acercaba al aposento de las hermanas. Las veía dormitar y despertar al amanecer. Ellas se levantaban a realizar los trabajos matutinos. Atendían a sus padres, realizaban los oficios en la tienda, preparaban de comer, arreaban las ovejas y las alimentaban, buscaban agua en el pozo y por las tardes dedicaban un tiempo breve a sus cotidianidades y gustos de adolecentes. Muchos de los viajeros que hacían parada en la comunidad, se deslumbraban por las hermanas, sobre todo por Alanna-Zuhi, por ser ella la mayor y la más hermosa. Sin embargo siempre se comportaron a la altura y todos los viajeros o transeúntes de las dunas, conocían muy bien a su padre. Por lo que el respeto y consideración prevalecían ante cualquier otro aspecto particular...

Denhaiut de igual manera siempre estaba muy cerca de la madre de las hermanas. Esta sentía una premonición acerca de algo que tal vez sucedería, producto de la sucedido la otra noche en la fogata. Como toda madre y mujer de las dunas, su sexto sentido le decía que pasaría algo, y que posiblemente no sería tan bueno. El ángel sabía que muy pronto las cosas cambiarían, y que de alguna manera entre él y Alhaayt, debían ayudar a superar esa situación. Algo que aparentemente esta previsto en el plano espiritual, mas no en el terrenal, ya que los mortales solo y únicamente por sus creencias y tradiciones, especulaban al respecto y presentían acerca de esos eventos, dada sus costumbres al interpretar las estrellas y los mitos de las dunas. Algunos a veces atinaban cerca a las premoniciones, y con otros simplemente no ocurrían, pero por lo general siempre algo sucedía, cuando estaban esos presentimientos al hilo de una posible situación eventual...

Esa tarde las dos hermanas menores luego de tener las conversaciones triviales con Alanna-Zuhi, fueron llamadas por su adorada madre, para que la ayudasen a realizar unas tareas en la tienda. Alanna-Zuhi decidió salir a caminar cerca del pozo de agua, a contemplar el atardecer en el desierto. No había ventisca, tampoco sonido alguno, todo se encontraba en una calma aparente. El sol al ocaso bajo un cielo resplandeciente, en ese tono rojizo confundido con las suaves arenas del desierto, proporcionaban una sensación de placidez y cierta nostalgia peculiar. Alhaayt siempre muy cerca de ella, en esta ocasión de frente, tanto que deseaba percibir su aroma, anhelaba sentir su piel, escuchar los latidos de su corazón, abrazarla y protegerla de cualquier eventualidad. Sabía que no había peligro alguno, pero su espíritu inquieto sabía que pronto las cosas cambiarían. Su aura resplandecía más que nunca y sus ojos irradiaban un brillo excepcional. La hermosa joven veía el espectacular atardecer, pensativa, lúcida y al mismo tiempo dubitativa ante sus pensamientos, ilusionada acerca de lo que anhela para su futuro. No emitía palabra alguna, pero Alhaayt sabía que en sus pensamientos había interrogantes, que su espíritu emanaba una calma aparente, pero su corazón se encontraba con la ansiedad de toda joven, deseando un futuro prometedor y esplendido. Ella sabía que bajo sus costumbres y tradiciones, había muchos obstáculos que superar de acuerdo a su cultura. Sus ansias y deseos de ser una mujer distinta, le costaría mucho más, dada las circunstancias y las condiciones de vida, sin embargo tenía mucha fe en que todo lo superaría, aun con los sacrificios debidos, para demostrarle a su familia y a Dios, que con dedicación y perseverancia, todo lo que se proponen los mortales, lo pueden alcanzar...

Al otro lado de las arenas el Príncipe le manifestaba a su anfitrión, la necesidad de buscar a lo largo de su camino una motivación, una de esas situaciones que le despierte el interés necesario para sorprenderlo y al mismo tiempo, exista una razón para orgullecer a su padre, a quien venera y respeta profundamente. El patriarca escucho con atención sus palabras, y lo dejaba expresarse como quisiera, esperando el momento oportuno para darle el consejo más sabio, que por sus años de vida, pudiera darle a alguien que está buscando su camino con la venia y protección de Alá. Cuando llegó el momento de su partida y dentro de la tienda, el patriarca tomo las manos de su nuevo amigo, las beso y le dijo lo siguiente “en el camino encontraras todo lo que necesitas para alcanzar tus sueños, sin embargo solo y únicamente dependerá de ti, que tomarás y que desecharás. Y aunque errores cometas, bajo el manto de Alá podrás descubrir muy dentro de ti, hacia donde, con que, quien, cómo y cuándo forjar tu propio destino”. Nuestros destinos tal vez debían encontrarse y agradezco por la vida hasta ahora he tenido, y aunque Alá no me dio la bendición para tener un hijo varón, puedo interpretar que en algún momento de esta vida, tendría la oportunidad de poder otorgar un sabio consejo a un joven como tú. Espero encuentres tu luz y tu camino a lo largo de las dunas. Espero consigas eso que tanto deseas. Que Alá y la fortuna te provean vida, dichas y alegrías...

El Príncipe partió con su pequeño grupo, en una caravana hacia la ruta del nor-oeste, hacia ese amplio y maravilloso desierto árido. Llevaban suficiente provisiones y agua, para recorrer por lo menos dos semanas de travesía, hasta que encontrasen otro campamento en las dunas, o un pequeño oasis que les permitiese descansar y continuar. Seguiría su camino y travesía buscando su joya, buscando su premio, buscando su motivación...

Mientras al otro lado de las dunas, ya en una noche refrescante y apacible, Alanna-Zuhi conversaba en privado con su padre. Le expresaba sus deseos y su visión de la vida que quisiera tener. Estaba muy cerca de cumplir su mayoría de edad y se encontraba apta para contraer nupcias, con el hombre correspondiente para formar su propia familia. Su padre le decía que muy a pesar de sus costumbres y tradiciones, optaba por permitirle escoger el pretendiente que para ella significara la persona correcta. No habría imposición alguna, en virtud de que para él tampoco hubo restricciones, en los años que cortejó a su adorada madre. Por eso en la tribu lo consideraban un hombre realmente justo ante las circunstancias y situaciones de la vida. Ella se ilusionaba con tener una familia acorde a sus creencias, con una vida plena y tener los hijos que Dios permitiese. Vivir, amar, enamorarse de su elegido, al igual que ella desea se enamore de ella, y establecerse en cualquier lugar donde la prosperidad, la dicha y la fortuna les bendijeran...

Alhaayt estaba a su lado escuchando todas las palabras que salían de su corazón, que emitía a través de sus labios, que expresaban los deseos y sentimientos de una hermosa joven, tierna, sincera y noble, tratando de encontrar su camino y la luz hacia un bienaventurado destino...

Al irse a dormir todos, Alhaayt decidió alejarse un tanto de los predios y de la comuna. Sabía que Denhaiut también estaba cerca de la familia. Necesitaba calmar sus ansiedades, necesitaba tranquilizar su espíritu casi indomable, requería de paz y armonía para evitar bajo cualquier situación, cruzar la línea entre los mortales y ellos como seres espirituales. No entendía sus reacciones, por primera vez estaba experimentando algo jamás antes previsto. Le tocaba el amor a su espíritu. Le estaba llegando un éxtasis que no tenía explicación, pero recordaba que su protector y cuidador, le había manifestado anteriormente, que solo y únicamente él, estaba previsto para algo totalmente indescriptible. Lo que no sabía Alhaayt era que El Creador había considerado todas sus interrogantes, sus dudas y sus momentos de reflexión, aunado al hecho de su repentina llegada a ese universo maravilloso, que le había dado cobijo, lo enseñaba cada momento divino y le había permitido regresar al mundo de los mortales, para ayudar a los más necesitados. Sus misiones y sus logros, le permitirían en el momento determinado, tomara la decisión adecuada y lo marcaría espiritualmente. Solo tal vez le daría una nueva oportunidad de retornar, para poder vivir lo que en sus inicios no logro ser...

En su soledad miraba hacia el cielo. Comenzó a interpretar las señales de las estrellas. Hablaba a través del nocturnal con “El Creador”, pidiendo lo iluminase, lo condujera por el buen camino y le indicara que es lo correcto ante una situación que esta por escaparse de su espíritu. Veía hacia las estrellas con humildad, nostalgia, hasta con ternura, orando y meditando sobre su condición y sensaciones. Más allá de ser un misionero del Creador, sentía que algo estaba por cambiar y que eso podría traer consecuencias que desconoce. Ya su protector en la primera charla que tuvieron a su llegada, le había manifestado que son seres especiales en el Universo. Son seres con un destino escrito. Son seres netamente espirituales y que no pueden jamás sentir o palpar, los mismos sentimientos y sensaciones de los mortales. Pero Alhaayt era la excepción elegida por “El Creador”. Lo intuiría a tomar la decisión. Así lo había previsto y así estaba escrito...

A la mañana siguiente llegaron desde el norte una bandada de viajeros. Todos venían en camellos y daban la sensación de pertenecer a esos grupos rebeldes, que andan por las dunas aprovechándose de los mercaderes y comerciantes de las dunas. Llegaron directo a la tienda del mercader de la comunidad. Las hermanas todas estaban en el pozo buscando agua como todos los días. El mercader salió a atender a los visitantes, y estos se presentaron y mostraron una serie de objetos algo valiosos y otros no, solo para tratar de venderlos a cambio de agua y comida. El mercader muy a pesar de entender la razón de ser de ellos en las dunas, y es propiciar cualquier oportunidad, y atender de la mejor manera a los viajeros, presentía algo y le incomodaba. En el pozo las chicas lograron ver que tres hombres se estaban acercando hasta el pozo, tal vez para cargar sus alforjas del preciado liquido, pero Alanna-Zuhi sospecho otra cosa por intuición. Alhaayt sabía que no venían con buenas intenciones y trato de susurrarle al oído de Alanna-Zuhi, se retirasen de ahí, pero ella interpretó con mucho temor que debía permanecer tranquila y proteger a sus hermanas...

Un tanto a lo lejos en las inmensas arenas del desierto, el Príncipe repentinamente montado en su alazán, paró la travesía y todo el grupo se detuvo en el medio de la nada. Observaba de forma extraña hacia el Este, justo sobre la salida del imponente sol. Pasó un ave esplendorosa y de alas amplias a lo alto del cielo. Muy a lo lejos en ruta hacia el este y sobre la salida del mismo sol. Volteo hacia su grupo. Luego volvió a mirar al ave a lo lejos y está ya casi indivisible por el radiante sol. Le manifestó a su guardaespaldas si lograba ver el ave. Este le manifestó que en el cielo y en estas dunas, es muy difícil ver un ave, porque no hay agua cerca. El Príncipe le señalo al cielo, aun viendo a lo lejos el ave. Este le dijo que no veía absolutamente nada, que tal vez era una ilusión por el ardiente calor del desierto. Les pregunto a los demás. Nadie veía nada, excepto él. Tomo la decisión de ir hacia el este. Todos se miraron y no dijeron nada, pero su guardaespaldas le manifestó que el agua de las provisiones duraba unos tres a cuatro días. El Príncipe le dijo con seguridad, “encontraremos una tribu en el camino, Alá nos protege”...

Y de esta manera voltearon su ruta rumbo hacia la comuna de Alanna-Zihu. Sin saber cuál era su destino y que lo motivó a ello. Pero había dentro de su ser interior, una voz que le decía que esa tenía que ser la ruta, que allá estaba lo que buscaba, que su destino estaba marcado por el ave y lo interpretaba como una señal que repentinamente llegó. Se acordó entonces de su buen amigo el patriarca y su sabio consejo...