“Se ha dicho
a través de los siglos… El tiempo de Dios es perfecto, y solo así con la
creencia y fe se esperará por lo soñado y hasta por lo bello…”
En ocasiones y a
través de la historia, el creador ha de imprimir su sello de su mayor proeza y gloria,
ese desde donde algunas niñas sueñan y anhelan desde temprana edad convertirse
en ese ser devoto y protector, generador de vida, cultivando esa pasión en la
concepción de un inocente ser, ese quien habrá de llegar para el mundo ver,
quien habrá de sentir y escuchar para intentar entender, quien junto a sus
seres queridos aprenderá a crecer y entonces ella con su devoción maternal intentará
concebir, atesorar, cuidar, velar, estimular, amar y querer a ese bello e inocente
ser, por quien en su vientre habrá de llevar en el momento más sublime de su
vida, en el momento más importante dentro de su familia, y así de esta manera
el Creador y el universo habrán de confabular en esos años para satisfacer esas
peticiones y esos sueños, dejándole ver que todo en esta vida tiene su momento
y su tiempo, ese que se dice a través de los tiempos es el perfecto, es el
correcto, más allá de esas ansiedades y más allá de esas contradicciones en un
mundo a veces extraño e imperfecto…
Y entonces así fue
el momento en nuestro maravilloso universo, cuando los ángeles entonaban ya la
melodía de aquel hermoso concierto, en donde el cielo dejaba sonar campanadas
escuchándose a lo lejos, donde la magia y la ilusión se integrarían como
fantasías en este mundo real, verdadero y hasta muy cierto, allí entre las montañas,
allí entre las cumbres andinas de un país donde el Creador decidió que uno de
los suyos bajase a estas tierras bendecidas durante este tiempo perfecto, llenándole
de luz, de energía, de ilusión, de inocencia y de amor a un ser quien crearía
en ocasiones desconciertos, pero quien dejaría una huella imborrable en cada
paso asumido porque así estaba escrito a través de los tiempos, y quien nunca
dudaría la devoción de una madre quien nació para dedicar su vida entera sin mayores
contratiempos, y entonces solo el señor así cuidaría su permanencia durante
cada momento, más allá de las elecciones, de esas decisiones y de esas situaciones
que a veces no entendemos y escapan a nuestro entendimiento, y tal vez en esos contradictorios
momentos…
Bendecida ha sido la
señalada, bendecido fue quizás ese día, bendecido fue ese vientre quien a
través de su tiempo allí llevaría, al calor de su ritmo, a la tonada del día, a
un ángel quien bajaría desde allá de los cielos, a un ser quién encontraría
sorpresas, vivencias, lecciones, enseñanzas y experiencias, y quien realmente uniría
en total desconcierto, a una gran familia, a mucha gente, a un montón de niñas,
inclusive a unas personas quienes serán las correctas guías, en un mundo lleno
de controversias pero donde ella aprendería a través de su tiempo, el
significado de la vida, el significado de estar en esta tierra, el significado
de amar en estos tiempos modernos, y donde a su tierna y bella madre por
siempre llenaría de amor y de gloria, de ilusión y de horas, de esas
interminables, inolvidables, atesoradas y añoradas horas, donde realmente la
lección dejaría a quienes por siempre Sophía marcará a través de este viaje, el
de una vida que jamás termina ni culminaría…
En el advenimiento
de la vida, muchas sorpresas ella consigo por supuesto traería, a esa tierna,
dedicada y bella madre a quien conocen en este mundo como Adriana, al paso
inequívoco de su amado padre a quien conocen como Tuti, a unos tíos innegables
a quien ella llamaría en su momento Tuto y el tío Jorge, a esas abuelas por
quienes ellas locamente se desvivirían, por darles todo, por entregarles más
que amor, por complacerla sin contemplación, por enseñarles ellas lo que el
mundo esperaría más allá de su condición, a un abuelo loquito por quien ella
habrá de soñar con total descontrol, y al otro por quien plasma y se
compromete, por quien simplemente intentó, intenta e intentaría re escribir su bella
y conmovedora historia, solo por devoción, honor y por mucho amor, a cuantas
tías también llegarían, a cuantos tíos ella obviamente encontraría, a cuantos
primos y primas ella simplemente tocaría, a cuantos amigos y amigas en su
momento la esperarían, a ese grupito de niñas que con mucha alegría ella posteriormente
sabría que juntaría, para simplemente entre todos aprender, para juntos
comprender, para juntos intentar creer y también entender que ella vendría desde
otro mundo, que ella vendría de un bello universo, quien llegaría de más allá
de los cielos, por decisión y convicción de nuestro digno Creador, su guardián
y protector, quien eligió con total devoción a una mujer quien en su vientre él
designó, para albergar a ese ángel especial por quien todos en algún momento
aprenderemos más de una lección, y por quienes todos nos dedicaremos a escuchar
con amor, mil cuentos, mil historias, mil travesuras de esas intervenciones y
aventuras que con mucho humor, esas que terminarían diciendo que esa niña, esa
pequeña Princesa, ese ser travieso, ingenua, inocente y sedienta de aprender en
todo momento, llegaría simplemente para traer lecciones y mucho amor…
Más que a través de
una humilde poesía, más que a través de versos plasmados sobre la vida misma,
más que una narrativa de una historia de vida, la concepción de la vida en el
vientre cálido de una madre a quien su vida ella dedicaría, es la inolvidable
música que ha de sonar a través de mil y un días, es la composición musical de
un viaje que así se iniciaría, donde habrán quizás mil paradas, mil sorpresas,
mil eventos que en ocasiones tal vez ni yo mismo entendería, y a pesar de re
escribir una historia que jamás olvidarían, este es su destino, ese que quizás
ha sido ya escrito más allá de los cielos, más allá de la comprensión en este
mundo imperfecto, donde todos intentaremos cruzar el umbral de la fantasía a
los hechos, donde los sueños podrán ser una realidad en la medida de nuestros
esfuerzos, donde todo es posible a pesar de tanto inconveniente en nuestro
contexto, y donde todos seremos testigos de esta historia de vida que en
ocasiones pudiésemos quedar en total desconcierto, pero así ha sido quizás escrita
esta narrativa en esta hora, o tal vez es lo mejor que yo intentaré interpretar
y así yo simplemente comprendería su belleza y su gloria…
Desde las montañas
de los Andes, por allá en la sierra de esta cordillera andina, así ella fue
elegida para alcanzar su ilusión y su sueño, ese de ser mama, esa de cautivar
con amor y devoción esa motivación en este mundo controversial, pero donde siempre
ha de prevalecer el amor, así como al momento cuando su amado hermano al mundo llegó,
y entonces ahora es el momento por quien ella solo soñó, convertirse ella en un
ejemplo digno de dedicación y devoción, y ser la madre quien en algún momento
de su historia tal vez ella se conmovió, para entrar a esta etapa de vida,
porque así ella lo vio, lo sintió, lo dejo y dejaría que su vida se llenase de
amor, de gloria y con la mayor satisfacción…
Y así comenzaría y transcurriría
el viaje de ese inocente pero listo angelito, quien llegaría en su primera
parada a este mundo real como una bella Princesa, quien se albergaría en el
vientre de una pequeña y adorable Reina, quien más allá de convertirse en
madre, mujer, esposa, hija, hermana, madrina y amiga, ella dedicaría más allá
de esta vida y de las siguientes, en total existencia, en espíritu y vida, en
el alma de cada uno de esos días, con total devoción, con total cariño y amor
por aprender un poco de ella, un poco de su propio ser, un poco de su entorno, lo
sustancial de sus elecciones y decisiones, de sus vivencias y sus experiencias,
de lo contradictorio y hasta lo complejo, porque fue, es y será así parte de
esta vida, en el tiempo perfecto del Creador, en el tiempo inolvidable por quien
simplemente estará lleno de amor, para evocar esos momentos de dicha, alegría, de
pasión y hasta dolor, e intentar entregar a través de su alma con total
dedicación, el amor por la vida, el amor por quien ha de ser por siempre su
adorable y su bella hija, a quien llamarían y conocerían eternamente como la
Princesa Sophía…
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