sábado, 24 de septiembre de 2016

Al calor de esos arrebatos, bailando muero yo al otro día, y así mueren mis encantos…



Si, es al calor de mi Bachata, el de mi Bossa-Nova, el de mi Sensual Bolero y el de mi Monumental Tango, he de morir bailando, aferrado a tu cuerpo, pegado a tus encantos, desde el ocaso al amanecer, y al otro día se ha de acabar, nuestro baile vida mía, nuestro último suspiro de todos mis encantos...

Si he de morir en esa pista, ha de ser corriendo sangre, sudando hasta extasiarme, de la cabeza a los pies, sin dejar de mover, un ápice de nuestro cuerpo, quien despierta arrebatos, de esos a mil montones, de mil colores, con mil torsiones, a granel y de mil cojones, al son de una bachata, al ritmo de un bolero, de un bossa nova y seduciéndote a la media noche, con los tangos rabaleros, de Gardel, Simón Díaz, Otoniel y los de Sebastián el del Corcel...

Dulce melodía quien entra con susurros, a nuestro oído desgarrado, por esa música que a mi lado, mueve mil orbitas, sube la marea, y sedienta nuestras almas, más allá que un eterno desgraciao, y sudamos la piel, la mía, la tuya, la de otros mojigatos, movemos nuestras piernas, aferramos nuestros pechos, con mil ganas locas, de bailar en estos aposentos, erguidos con mil argumentos, como amor a la deriva, por quien vivo mil vidas, sin importar cuantas veces, nos mojemos nuestros vientres, de tanto placer, en un sensual bolero o al Bossa-nova de un Brasil en Corcovado...

Es nuestra noche, es la última pista en la carpa del vergolio, muy solos o acompañados, sin mirar a los mirones, sin escuchar a los chismosos, esos putos charlatanes y hasta los bebedores, que entre rones, aguardientes y licores, con mucho hielo, quizás miel y un montón de limones, no hacemos cata, no hacen mella, porque sudamos como báquiros, sin pensar en los cabrones, y son nuestros cuerpos, quienes piden a gritos, más melodía, más música, de esa que hace sudar gotas a montones, es tu cintura, es tu hermoso cuerpo, es mi caída con pierna adentro, es tu vientre quien grita y dice, dame más movida, que me excito a mil vidas, y  no quiero dejarte vivo, hasta saciar tú última salida...

Y es al ocaso, es cuando comenzó la rumba, con la parranda de los mil pasos, y es esa música quien vive, muy dentro de nuestros arrebatos, son tus ojos, es tu pelo suelto, es tu escote vivo, son tus bellos senos, que desbordan sexo con derrier y mucho encanto, es ese taconeo, es ese baile sensual que es para rato, son nuestros cuerpos, que se mueven a paso trancado, y todos nos ven, como si fuéramos los reyes, en la fiesta de Alicanto, el anfitrión de esta noche, quien nos invito a bailar, sin importar nuestros arrebatos...

Suena la Bachata, suena la melodía, esa de Romeo Santos, y entramos al calor, sudando con pasión y susurrándote con aroma a licor, besando tus dulces labios, mordiendo cada parte de tus encantos, y nos dan mil ganas, nos abrazamos sin espanto, nos movemos juntos, como si fuéramos un solo garabato, curvas van y curvas vienen, movidas sensuales, dan ganas de mucho sexo y nos ven como si estuviéramos en el mostrario, porque somos protagonistas de esta historia, de algunas horas y de estas de mil encantos…

Y cae la noche viva, con estrellas al cielo que parecen estar vivas, son testigos de nuestro encuentro, de esos que quedan para la historia, nos abren una rueda, nos gritan muevan mas esas caderas, muevan más con placer y su glosario, es la brincadita, es esa bachata de Leslie Grace, esa que te encanta, por la voz de esa niña, es por la música que vive, entre nuestros sueños día a día, sabiendo que morirán, al amanecer del otro día, pero eso no importa tanto, apenas la noche comienza, apenas estamos aun sudando, no hay cansancio, hay mucho aguardiente, quizás caro o barato, pero eso pasa bien, porque nos vibra la piel, nos mueve nuestro ser, nos excita nuestros cuerpos, sin importar cuantos palos bebamos a cada rato...

Y así llega la medianoche, llega la hora del bolero apretao, llega el momento de bajar el tono, pero de esa movida intensa, muy cerrada y trancada, entre hormigueos y sudores con mas encanto, es cuando nuestros besos se deslizan en nuestros cuerpos, es cuando nuestra piel ardiente vive a cada rato, son tus senos que seducen en mi piel, es tu vientre que se aferra a mi piel, es la sensualidad como bailamos con placer, escuchando los boleros de cabaret, de Edith Márquez, del Chino Miranda y de Luis Miguel, y nos recuerda cuantas veces nos vimos en la calle, en el bar de Andrés, en la guarida de Don Manuel, bebiendo ron, riendo al son, de la música y de los chistes por quien morimos de amor, por estar juntos sin importar tanto...

Bolero tras bolero, seguimos bailando apasionadamente, al calor de la media noche, algunos son de Bustamante, otros de Soledad Bravo y unos de la sevillana Tamara, quien despierta fuego entre letras, entre champagne, con algunas copas de vino tinto y mucho hielo, ligado con soda dulce, cual vermut de verano español, y aun llevamos aguardiente encima, mas los rones con mil limones, con agua miel y yerbabuena, pero lo que nos queda, es lo que nuestros cuerpos a gritos piden, más leña pareja, más música viva, mas danza sensual, esa que quema, esa que arde entre el fuego de nuestras almas y nuestras penas, al son de la balada, del bolero y la bachata, que no paren nuestros cuerpos y que aun nos quedan muchas ganas...

Aun nos queda un cuarto de la noche, comienza el baile intenso, el sensual de movimiento, el arrabalero tango monumental, de movidas hermosas, al calor de una faena, cual torero capotea, y danza a su mujer a complacencia, más allá de su exigencia, es su cintura, son sus piernas, es la camisa bien abierta, es sensualidad que nos atormenta, son tus pechos que se deslizan, entre caídas con vertientes y ese poco de mujeres ajenas, que envidian tus encantos, por moverte siempre al paso, de este hombre quien se muere, poco a poco sin importar tanto, aunque nadie sabe lo que sucede, es su último baile, es la última noche de mil encantos, es Gardel quien lo revive, hasta el alba o salga el Sol, suena de Simón Díaz, los tangos especiales quien canto en su relicario, es el sol quien saldrá, más allá de las arenas que están al otro lado, es en esa playa, donde quise amarte, donde quise adorarte, donde pretendí desnudarte, donde quise pedirte, te quedaras por siempre a mi lado, sin importar el pasado, sin importar el presente, sin importar lo que hubiera pasado, y son nuestros cuerpos, que se siguen moviendo con encanto, no hay cansancio, aun queda vida, hasta que llegue el mismísimo diablo, a llevarse esta alma, que se apodero de una maravillosa noche con mil encantos...

Ya se está asomando el alba, y seguimos bailando mil tangos, nos siguen mirando, nos siguen deleitando, nos siguen envidiando, pero nadie habla nada, nadie comenta pero ni paja, todos siguen con la boca abierta, parecen pendejos como si jamás hubiesen visto algo, pero eso no importó, eso no nos inmutó, para hacer lo que vinimos a hacer, bailar hasta más no poder, al son de la música y la danza, al son de nuestros cuerpos endulzados, al son de un fuego intenso que quema en nuestras almas, con pasión y deseo de sentir ganas de sexo, pero sin ni siquiera cruzar la raya, es el baile, es mi vida, es por quien muero, en este último baile, por quien aposte lo que me quedaba de vida, y bailar con esa loca pasión, al son de la bachata, del bolero, del bossa nova y de mi tango monumental, ya salió el sol, el de la capa oscura ya llegó, el último beso que te doy, te espero en el infierno o en el cielo eterno, y quizás seguimos allá la fiesta, la rumba y la parranda, al son de mi calvario, se acabo esta noche, se esfumo el sabor, se fundieron mis pilas, se jodio este corazón, y me bebo el último sorbo de ron, me voy con mucho amor, mas prendio que el tabaco de Anastasio, quien me dio mucho ron, aguardiente y licor barato, pero todo esto fue lo que quise y es lo que me gustó...

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