sábado, 4 de abril de 2015

Unas palabras con Dios (III parte)…



Momento propicio para expresar parte de los pensamientos compartidos en esta Semana Mayor, junto a Dios, al Universo y a nuestro yo interior, es decir con nuestro espíritu. Algunos y creo que la gran mayoría en el mundo veneran y respetan esta semana con alegría y regocijo, esperando limpiar culpas, pedir perdón, agradecer por todo lo que hasta ahora han sido sus vidas, pedir en santa oración por sus sueños, sus penas, sus esperanzas y hasta por otros que lamentablemente pasan tal vez, algo lamentablemente con dolor y pena. Así ha sido desde hace muchos años y creo que así ha de ser en los siguientes años, siempre que cada uno de nosotros no olvide que desde arriba, hay un ser supremo que todo lo ve, que todo lo escucha, que todo lo siente, y que todo hace para que cada uno de nosotros aporte lo correspondiente, a mejorar su pedazo de mundo donde convive y comparte con otros sus experiencias...

Como dijo Jesús a todos los que estuvieron presentes a la hora del precio que tuve que pagar, “perdonadlos que no saben lo que hacen”, pues de esta manera cada uno de nosotros debemos aceptar, mas allá de las razones, causas o consecuencias, que no todo es perfecto y que eso realmente no existe. La vida está llena de altibajos y momentos extraños que muchas veces nos obligan a decir, hacer, ejecutar, accionar y decidir sobre aspectos que nos duelen, perjudican y molestan. Es parte de la naturaleza humana. ¿Y qué sucede luego de las decisiones? Para algunos es simple, continúan como si nada hubiese pasado. Para otros es un poco más delicado, entran en una etapa de introspección, preguntándose si lo realizado, fue lo más sensato o no. Y otras personas muy a pesar de haber estado consciente de que estuve tal vez inadecuado lo realizado, aceptan su error y buscan como redimirse ante sí mismo primero que nada. Luego tal vez lo hagan ante esas personas a las cuales daño alguno ocasiono, sin embargo lo más importante es perdonarse a sí mismo y ante Dios. Y muy simple, estamos conscientes que Dios todo lo ve, todo lo escucha y todo lo siente...

Para algunos esto pueda resultar viable, sensible y hasta natural lograr entender parte de nuestras consecuencias ante las decisiones erráticas. Errar es de humanos y no existe perfección alguna entre nosotros. Sin embargo es en el transcurso de nuestro andar por estos caminos, mas tarde que temprano aprendemos de ello, aprendemos de esas experiencias, aprendemos de esas situaciones y logramos entender medianamente que mas allá de nuestros fronteras, existe algo o alguien que nos pasará la factura correspondiente en el momento que así lo considere. Eso sucede en vida, y eso no se cuestiona, no se mide ni se sabe cuándo, solo sabemos dentro de nosotros mismos que pasara y es en ese momento que tal vez lo entenderemos mejor...

Hay un ser más allá de nuestras vidas. Hay un Universo que se comporta como un espejo, para tratar de explicarlo de alguna manera. Es reflejo de lo que a través de nuestros pensamientos y acciones devuelve. Es un boomerang que a pesar de la distancia y de lo lejos que podamos haber enviado el mensaje, nos lo devolverá en algún momento y a veces resulta llegar cuando menos lo esperamos. Es parte de las vivencias y es parte de las decisiones tomadas. Por eso en estos momentos de paz y encuentro con Dios, con el recuerdo de lo que su hijo Jesús aceptó, en aras de hacernos entender que con amor, fe y dedicación podemos alcanzar lo que nos proponemos, no estaremos nunca totalmente inmunes a lo que a nuestro alrededor sucede, pero que debemos ser precavidos, honestos, humildes y humanos sobre todo, para aceptar las consecuencias de nuestras acciones y determinaciones...

Hacemos lo que hacemos, y como dicen folclóricamente en nuestras sociedades, “para bien o para mal”. Al final son decisiones, pero estas deben ser siempre aquellas que no perjudiquen, dañen o maltraten a nuestros prójimos. En caso contrario y de no admitirlo, pagaremos las consecuencias más tarde que temprano. No lo digo yo, tampoco lo manifiesto por decirlo, se dice simplemente porque es parte del espíritu del creador, hacernos entender que muy a pesar de su esfuerzo en que nos hizo o nos creo a obra y semejanza suya, nos dejo algo que nos diferencia de esa divinidad. Nos dejo como seres racionales, que pueden pensar, que pueden evaluar, que pueden decidir si está bien o si está mal, dejándonos también a discreción las consecuencias de las acciones. Tiempo para meditar, tiempo para reflexionar, tiempo para evaluar que hemos hecho de forma errada y que hemos hecho de forma acertada. Tiempo para encontrarnos con nosotros mismos y tiempo de dejar fluir lo mejor de nosotros en aras de rectificar y encaminar nuestras acciones en el camino que aun nos queda cubrir, con mejor convicción y rescatando los valores que nos dejaron nuestros padres...

Espero que esta Semana Santa en mi país Venezuela, muchos les permitiera pensar, reflexionar, evaluar, contrastar y entender que las decisiones que muchos tomaron, son consecuencias de nuestra realidad y que solo cada uno de nosotros tenemos la convicción y determinación de cambiarlas para un mejor mañana. Todos saben y sienten realmente que no es el país que deseamos, que no es el país que alguna vez tuvimos, que no es la ruta decidida por unos pocos, la más idónea, la más adecuada o la más beneficiosa para a lo que se ha llegado. Dios permita que en cada uno de nosotros, se logre entender que con decisiones es que muchas sociedades han logrado salir de situaciones extraordinariamente fatales y trágicas, admitiendo sus errores, refrendando, re direccionando y re organizando desde su casa, desde su núcleo familiar, desde su vecindario, desde su entidad y con la ayuda de cada miembro de la sociedad, a llevar nuevamente todo, al camino correcto y al camino adecuado...

No digo sea fácil, pero tampoco imposible, no digo sea mañana mismo pero si prontamente, solo es una decision de aportar, aportar, aportar y seguir aportando, para un mejor mañana que tampoco está a la vuelta de la esquina, pero tarde o temprano hay que cambiar la dirección y a sus responsables...

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