viernes, 10 de abril de 2015

Un breve cuento del Ángel Alhaayt - Capitulo 2 – Introspección…



Despertando se encontró en algún lugar que no reconocía al abrir sus radiantes ojos verdes. Sentía totalmente una sensación que lo abrumaba, pero contradictoriamente igual sentía una sana paz y tranquilidad, había mucha pasividad en él. Trataba de visualizar todo lo que a su alrededor había sin definición alguna. Percibía un aroma extrañamente agradable que lo mantenía sumiso. Claridad de luz en tenues rayos de color azul y rosa muy suaves, y una alucinación asombrosa como si estuviese en un espacio lleno de suave algodón colorido con cierta ligera calidez. Alhaayt sentía la necesidad de hablar, de manifestar algo, de llamar a alguien, pero al mismo tiempo no recordaba como llegó a ese lugar, tampoco recordaba quien era o a quien llamar. Solo un deseo de exteriorizar y manifestar unas simples palabras, sin embargo no lograba poder hacerlo…

Los chicos salieron corriendo y llorando al mismo tiempo hacia la comunidad para buscar ayuda. Solo se mantuvo al pie del risco quien logro salvar su vida, aun con la bolsa de las frutillas recogidas y recuperadas durante la situación lamentablemente acaecida. Se mantenía pálido, callado, con lágrimas en su rostro, denotando una profunda tristeza, como quién lamenta la pérdida de alguien muy cercano, sin terminar de comprender que fue lo que sucedió. Solo miraba al vacío, a esa grieta oscura y profunda. No había señales de nada, no se escuchaba nada, era como si el mundo se hubiese paralizado repentinamente. El viento cesó de tal forma, que ni las ramas frondosas de los arboles altos lograban moverse, se mantenían estáticas, al igual que el chico. La naturaleza parecía que lloraba en silencio y solo logro ver de repente una bella mariposa de alas brillantes, de un color tan radiante como el mismo sol. Pasó moviendo sus alas cerca de su rostro como diciéndole, “es hora de marcharme hacia una nueva aventura, tranquilo, estaré bien”

El tiempo no lo podía medir o cuantificar, sintiéndose algo extraño. Había claridad absoluta pero desconocía si era mañana, tarde o noche alguna. No lograba ver el sol, tampoco podía ver las nubes o el cielo azul, al que extrañamente imaginaba o recordaba. Al rato escucho una suave voz manifestada en un hermoso canto. Eso si le llamo poderosamente la atención, buscando a su alrededor la procedencia del canto. Poco a poco ese suave canto aumentaba gradualmente su voz, pero aún no lograba ubicar de qué lugar llegaba esa dulce melodía…

De pronto sintió la presencia de alguien a quien tampoco podía distinguir, tomándolo de su mano con ligera suavidad. Sintió tranquilidad y percibía que algo le decía, sin embargo no lograba concebir que fuera eso que le manifestaba. No terminaba de entender que sucedía y que le estaba tratando de decir la presencia. Repentinamente dejo de escuchar absolutamente todo, no había ningún tipo de sonido alguno. Era como si se hubiese quedado sordo. La presencia toco su rostro con gentileza, luego poso su mano sobre su cabeza suavemente, quedándose Alhaayt estático, sumiso y extrañamente tranquilo…

La algarabía en el pueblo era tal que muchos salieron con prisa montaña arriba, para buscar a los dos chicos. Inicialmente pensaban que ambos habían caído al fondo del risco. Los chicos que avisaron estaban muy nerviosos, no cesaban los gritos y los llantos. Iban hacia el lugar varias personas adultas, hombres sobre todo con cuerdas y algunas herramientas básicas para poder ver que podían hacer al bajar a la grieta. Las mujeres en la localidad buscaban entre los chicos que bajaron de la montaña a sus hijos. Se percataron que dos faltaban y uno era Alhaayt. Su madre no estaba en ese grupo. Ella se encontraba en casa atendiendo los quehaceres normales del hogar, esperando que su preciado hijo llegase, para recibirlo como todos los días y tener las tertulias a las que estaban acostumbrados ambos, al final de cada tarde en esos veranos fulgurantes…

Alhaayt entro en un proceso de trance y asombrosa paz, al momento que la suave mano del Creador posó sobre su cabeza, sumiso quedó con los ojos cerrados sin hacer nada más. A su alrededor se iban presentando de manera progresiva ángeles, llegando de todas partes, de todos los tamaños y los géneros. Todos niños y jóvenes, con hermosos rostros, alegres y risueños, con auras de todos colores, contagiados de asombroso júbilo y de miradas llenas de un inmenso brillo. Y de esta manera Dios y sus discípulos celebraban en una fiesta espiritual, la llegada e iniciación de un nuevo miembro al grupo selecto y designado, para llevar la ayuda necesaria, compañía, compasión, esperanza, fe, misericordia, bondad, alegrías y amor, a la vida de los mortales en la tierra…

Al llegar al risco los adultos más aptos, comenzaron a colocar largas y seguras cuerdas a los arboles más robustos y cercanos al borde del mismo. El otro chico seguía paralizado, inerte, estático y con la mirada triste, perdida en el horizonte, con lágrimas en su rostro, pero sin poder manifestar reacción alguna. Dos de los hombres algo mayores lo tomaron por sus brazos y lo retiraron del área cercana al risco. Le hablaban con calma pero este no manifestaba palabra alguna, simplemente daba la sensación de estar en un vacio y perdido en el tiempo, espacio y materia. Pero lo que no sabían los adultos y todos los demás, era que alrededor del chico estaba el ángel de la guarda asignado a Alhaayt, quien lo mantenía espiritualmente en paz de forma temporal. Tarea asignada por el Creador momentos previos a un evento ya previsto con antelación…

“Todo en la vida terrenal siempre ha de tener una razón de ser, un porqué, un como, un donde y un cuando, aunque entre mortales no logren entender la naturaleza misma de las cosas, los eventos y las situaciones”. Designios divinos simplemente…

En el hogar de Alhaayt, su madre repentinamente sintió una extraña brisa que entro al recinto a través del pórtico de la casa. Esa suave corriente logró que se le erizara la piel de manera sutil. Ella ligeramente volteo su rostro hacia el pórtico de entrada y sintió nuevamente esa corriente de aire algo fría sobre su cara. Se dirigió caminando lentamente hacia la puerta y al salir, mirando al cielo abierto logro ver una bandada de aves pasar cerca del hogar. Daban vueltas juntas y regresaban siempre hacia la casa, y cada vez se acercaban más y más. Ella tímidamente interpretaba eso como una señal, pero realmente no sabía bajo que términos podía ser. Le vino intempestivamente el rostro de Alhaayt a su mente. Su corazón comenzó a latir de forma acelerada, sus pupilas se dilataron, su piel totalmente se erizó, sintió nervios, dolor extraño, tristeza, pena, sensaciones de angustia y lágrimas brotaron de su rostro sin llanto alguno. Solo salían sin explicación alguna…

Una de las aves del grupo se salió del curso y se poso de manera imprevista sobre un arbusto muy cerca de la casa. El resto de las demás seguían realizando la rutina grupal hasta ahora vista por la madre del pequeño. El ave se le quedó mirando extrañamente. Ella con tristeza la veía fijamente y solo continuaban saliendo lágrimas de su rostro, de unos ojos muy expresivos verdes aguamarina y de pupilas dilatadas. Con un sentimiento de extraño dolor, daba la sensación que el ave quería decirle algo que no lograba entender. Ambos seres, el ave y la madre de Alhaayt, entraron en una especie de trance extrasensorial, a través de un aura de espiritualidad lograron conectarse, sin que nada, ni nadie pudiese interrumpir ese vínculo temporal. Ella en ese momento, en un tiempo incuantificable, logro visualizar, imaginar, soñar despierta, que su amado hijo se despedía tiernamente, manifestándole partir a una aventura sin retorno, pero diciéndole no entrase en dolor y tristeza. Sintió en ese estado espiritual, emocional y sublime, un cálido abrazo lleno del amor, ese amor que ambos siempre los mantuvo tan cercanos y unidos. Él dulcemente le beso la frente y su hermoso rostro, bendiciéndole, agradeciéndole las enseñanzas, sonriéndole, para luego despedirse hacia ese universo al que jamás regresaría. Solo quedaría el recuerdo de una madre y un hijo asombroso, al que en su corta vida alcanzó tal vez la sabiduría necesaria, para ir a desempeñar una labor que solo era para los elegidos por el supremo Creador, al que ellos los mortales aun desconocían…

Al retornar a la realidad y ver por última vez al ave en tiempo real, esta la miró de igual manera, volteando luego su pequeña cabeza al cielo. El grupo de aves esta vez pasó lo suficientemente cerca, al punto que ella sintió la ola refrescante del plumaje de todas. El ave entonces alzo vuelo junto a las demás, surcando todas ellas su ruta en un cielo espectacularmente azul, de esos que en verano enaltecen los colores de la tierra, de las flores, de los frutales, de los arbustos, los arboles y de las aguas del océano, hasta lograse perderse la bandada en el horizonte lejano…

La hermosa madre de Alhaayt logro descifrar la señal. Su hijo había sido elegido y ya había partido a otra vida, fuera del contexto terrenal. Se encontraba extrañamente en paz y complacida por la elección de los dioses. Lo que jamás sabría ella, es que ese destino y esa designación divina no era de sus dioses. Siempre estuve enmarcado por el Creador de los mortales, por el mismo Dios Supremo y Celestial…

Al lograr bajar dos de los hombres de la comunidad, que con cuerdas y debidamente asegurados, lograron ingresar por la abertura de la gruta buscando los restos de Alhaayt, sin lograr ver nada. Prendieron unos mecheros en palos secos con una mezcla oscura algo pastosa, adherido a paja seca en los bordes de los palos, para así alumbrar las zonas oscuras de la cueva. Bajaron todo lo que pudieron pero no encontraron rastro alguno del chico. Era como si se hubiese desvanecido su cuerpo, no encontraron restos de su ropa, ni de nada que les diese una señal del lugar donde cayó. Poderosamente extraño. Estuvieron bastante tiempo y lograron subir antes de la puesta del sol. El compañero de Alhaayt que había permanecido como extrañamente perdido, de repente se levantó, comenzó a bajar la montaña sin decir palabra alguna. Se dirigía directamente a la casa de la madre de su amigo y hermano. Al hogar de su compañero de infancia, para encontrarse con la madre de Alhaayt a decirle lo que sucedió. Mientras el resto de las personas en el lugar, solo hablaban, decían y manifestaban, especulaciones referidas al chico y su desaparición. Nadie podía entender que sucedió con su cuerpo, ni como se desvaneció del lugar donde cayó. Eso quedaría para la historia, convertida después en los años subsiguientes en una leyenda de la localidad de Tebas. Leyenda que se perdería en el tiempo y en el recuerdo de la cultura griega, de un niño asombroso llamado Alhaayt

Al despertar de ese sueño hipnótico en el que estuve expuesto Alhaayt, en un mundo totalmente desconocido pero esplendoroso, pacífico, generoso, lleno de amor y paz, el supremo Creador se acerca a él, pidiéndole acompañarlo a caminar sobre suaves senderos de una extraña mezcla de arena con una especie de materia similar al algodón, haciendo que sus pies extrañamente se perdiesen entre el suave terreno al andar…

El Creador comienza a explicarle donde se encuentra, quien es y será de ahora en adelante, cuál será su misión en este mundo espiritual y con cuantos más compartirá su digna labor. Le habla del amor, de la compasión, de la espiritualidad, de su misión, de velar y cuidar a los más necesitados, de su intervención limitada, de las bondades de ellos como seres espirituales y de la diferencia con los mortales, de su paso temporal por la vida terrenal y de sus recuerdos desvanecidos o casi olvidados en ese tiempo. De que no existe tiempo, espacio o materia alguna en esta nueva vida y que siempre se verá eternamente igual. De las reglas existentes y perfectamente establecidas en ese universo infinito al que por siempre va a estar, o en su defecto hasta que el, como Creador de todo lo humano, terrenal, espiritual y universal así lo quiera decidir…

De esta manera Alhaayt comienza una aventura que jamás hubiese podido medir, imaginar o soñar en algún momento de su vida terrenal. Sin embargo había algo que le ocasionaba curiosidad alguna. ¿Qué realmente pasó antes de llegar a ese lugar? ¿Quién fue antes? Extrañamente le llegaban unas imágenes algo vagas y difusas a su mente, como sentimientos a su espíritu. Tenía momentos de éxtasis al caminar solitario por los senderos circundantes, sentía una paz y un placer que lo alejaban de esas imágenes borrosas, pero algo le decía muy dentro de su espíritu, que tenían que ver con su antes, con su posible pasado, al que el Creador le hizo referencia alguna y que se habían desvanecido a su entrada en ese universo infinito. A lo lejos lograba visualizar otros chicos o bien llamados ángeles, realizando caminatas al igual que él, pero no se atrevía aún a acercarse a cualquiera de ellos, hasta sentirse mejor consigo mismo. Esperaría el momento oportuno, tal como le indicaría el Creador en su tertulia, “todo llega, cuando deba llegar, ni antes, ni después”. Así lo admitió y lo admitiría por siempre…

En una de esas caminatas largas y apacibles, logró sentarse en un lugar, acomodándose sobre un saliente que encontró sobre la superficie, bajo unas especies de ramas flotantes, frondosas, de colores verdes y amarillos en distintas tonalidades, pero muy agradables a la vista. Decidió cerrar momentáneamente sus ojos y le volvieron poco a poco a llegar esas imágenes algo difusas, de alguien que le resultaba familiar, de un lugar distante, de conversaciones y de chicos igual a él. Pero no lograba definir sus rostros de manera precisa, pero intuía que era algo muy cercano a su pasado. Lo que no sabía Alhaayt era que para el Creador todo era visible, todo era audible, todo lo sentía y él no escapaba a ello. Desde un lugar no visible lo observaba, dejándolo entrar en esos momentos de introspección sin intervención alguna. Porque eso particularmente lo ayudaría en lo sucesivo a realizar las tareas que le serian asignadas…

Y esta breve historia continuara…

No hay comentarios:

Publicar un comentario