domingo, 15 de febrero de 2015

Lo que encontramos en nuestro andar...

Desde que aprendemos a caminar y en nuestro crecimiento personal, viniendo desde esa niñez añorada a veces, pasando por la adolecencia y en algunos casos la universidad, es mucho lo que nos encontramos en ese peregrinar. Lo llamo así porque al final es eso, una peregrinación que se inicia sin rumbo, para luego en los inicios de la madurez, comenzamos a buscar la ruta adecuada, tal vez elegida, sea acertada o erratica de ese camino...

Nos conseguimos de todo. Amistades en monton durante los primeros años de crecimiento. Por lo general llenas de muchas emociones divertidas, alegres, efusivas y a veces hasta atrevidas. Solo para cada persona dependera en la mayoria de los casos del entorno donde se desarrolló. En la adolecencia vamos un poco mas alla. Momentos alegres y momentos tristes. Nos reimos mucho en esa etapa, compartimos un sin fin de situaciones con diversidad de personas. Soñamos despiertos y nos expresamos con una ingenuidad que da envidia. No por ser soñador, sino por hacerlo de manera trasnparente, sin maldad, ni envidia, ni egoismo. Solo compartiendo con quienes están...

A medida que vamos avanzando, vamos reduciendo el circulo en nuestro entorno. Cambiamos incluso a las personas. Nos conseguimos con nuevas emociones, algo mas equilibradas. Es decir tantas alegrias se puedan con tantas emociones un poco menos agradables. Pero es asi, estamos tomando todo lo que encontramos en el camino, en el peregrinar. Esas emociones nos dan un poco mas de visión sobre lo que realmente queremos y hacia donde ir. Tal vez sin rumbo totalmente definido, pero con una idea mas cercana a l que en nuestros corazones deseamos...

Llegamos a la etapa donde dejamos de ser niños y adolecentes. Dejamos de ser universitarios (en los casos donde sea así), y comenzamos a definir el lugar a donde deseamos llegar. Iniciamos ese proceso de selección natural, buscando alguien con quien compartir y durante ese camino, se estrecha aún mas el circulo a nuestro alrededor. Lo que posiblemente pueda crecer es el circulo de compañeros de trabajos, aquel donde se cruzan los intereses, las conveniencias y las similitudes. En algunos casos se ganan amistades reales. En otros casos simplemente se está de paso. Y de esta manera continua ese periplo hacia un posible lugar, seguimos caminando y recogiendo...

Sembramos muchos veces la semilla de nuestra participación, dejando una huella, tal vez sencilla y superficial, tal vez profunda y grata. Eso lo dejamos porque es necesario dejar los testigos de nuestro andar. Unos lo llaman legado, otros lo llaman recuerdos, algunos lo llaman "alguien que nos dejo su huella". Mas alla de los términos es parte de la vida, parte de nuestro paso por el camino, parte de nuestro peregrinar. Experiencias y anecdotas a veces extraordinarias, otras no tan buenas y algunas algo dolorosas de profundo pesar. Sin embargo es lo que nos queda de ese andar...

Hay una etapa de reflexión, una etapa de tranquilidad, una etapa de retrospectiva, una etapa de necesidad absoluta de compartir. Tal vez con alguien especial, tal vez con personas que se identifiquen con ello. Tal vez para tratar de comprender el sin fin de cosas que conseguimos en el peregrinaje y que aun nos queda por conseguir. Momentos de paz y de madurez, que nos lleven a definir el curso de nuestro destino. Tal vez lo mas hermoso fuese realizarlo con alguien, que piense no tan igual que nosotros, pero que si entienda que vale la pena continuar encontrando cosas, pero juntos y de la mano, para llevarlas como testigo de los hechos...

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