Uno de
esos días definitivamente muy complicado, algo estresante, compromisos cumplidos
fuera de tiempo, simplemente porque no hay manera de hacer entender a las
personas que nuestro tiempo es tan valioso como el de ellos, y por supuesto eso
a veces molesta, pero lamentablemente tenemos que convivir con estas
trivialidades de nuestros días, no hay otra manera. Claro, hasta que algo
cambie para bien, tal vez propiciado por alguna persona caída del cielo,
jajaja...
Pero así
es ese itinerario convencional, en esos días continuos de trabajo, y realmente se
compensan las noches cuando a casa llego, a veces algo ligero para la cena, a
veces una avena caliente, un té de hierbas con jengibre y miel de abejas, o
unas rosquillas, de esas con canela, tan dulces y adictivas. Luego una ducha
con agua caliente, y así entrar después a la cama para conectarme a la red,
revisar mi buzón de correo, contestar y anotar asuntos pendientes para la
agenda, leer algunos comentarios a través de las redes sociales, intercambiar y
comentar algunas publicaciones con amistades que he logrado consolidar a lo
largo de estos últimos años, y llenarme con algo de entusiasmo por aquello que
simplemente siento naturalmente desde muy dentro...
A veces
yo no sé si esperar algo, creer que sucederá o solamente continuar con la
cotidianidad que hasta ahora ocupa mi espacio y mi tiempo. Sin embargo no dejo
una vez que otra de meditar, es mi naturaleza aun cuando evito tan siquiera
pensar...
Sin
embargo todo eso formaba parte de su tiempo libre, revisar sus asuntos
personales y de trabajo, navegar sobre la red, leer algunas publicaciones más o
menos interesantes, otras veces subía algunos post de su propia inspiración y
en ocasiones intercambiar comentarios acerca de esos aspectos de la vida misma.
De esta manera ha conocido algunas personas con quien hoy mantiene amistad. Oyente
por naturaleza, consecuente e interesante, lo que le permitía a veces también aconsejar
y dejar entrar a su mundo interior un poco de esas historias contradictorias,
tristes y hasta complejas, lo que le aleja de esas creencias acerca de las
trivialidades y de realidades en un contexto de vida inusual, pero así es su
realidad, y tal vez por eso se oculta durante todo este tiempo a través de sus
ocupaciones y su inagotable soledad...
Pero
precisamente esa noche, dentro de sus lecturas y entre algunas publicaciones
que disfrutaba leer, hubo algo que pudo llamar toda su atención. Quizás entre
esa soledad que a veces embriaga y una leve caricia que llego hasta su ser,
sintió un leve despertar, una esperanza, como esa luz que a veces se quiere
encontrar entre suspiros en la oscuridad...
No sabía
si escribir, agradecer, o simplemente aceptar un agradable y esplendido
comentario que lo sintió más allá de lo
convencional, pero algo si sabía en el fondo, sabía bien que eso era tal vez lo
que deseaba encontrar, y entonces decidió simplemente intentar...
Solo
espero, espero y espero, ver alguna reacción al otro lado del monitor,
cualquier manifiesto y eso por supuesto impacienta. Otros comentaban y
agradecían por la sutileza y profundidad de aquellas palabras. Pero nada de lo
que imaginaba terminaba de llenar esa ansiedad, solo llego contradictoriamente
una pequeña aceptación de lo que había respondido, y eso definitivamente
confundió su percepción...
Amaneció
una vez más, otro día que inicio desde muy temprano, una ducha para afrontar
las trivialidades de una ocupada agenda, una rutina vinculada a ella misma, una
vestimenta acorde a los compromisos, un desayuno sencillo y salir a cumplir con
lo pautado. Sin embargo y a pesar de ocupar sus pensamientos en los asuntos
usuales de su vida y su trabajo, distante y latente mantenía muy adentro esa
insatisfacción de la noche anterior, algo que le rondaba la cabeza y se
asemejaba a esa pesadilla musical, esa canción que suena y suena de manera
seguida, y que no puedes sacar de tu mente, eso sí que perturbaría en algo su
día, y solo debía esperar hasta llegada nuevamente de la noche...
Y como
era de esperarse, sonó su teléfono celular:
“Hola,
buenos días, ¿Qué tal? ¿Cómo amaneces?”...
“Hola,
muy bien, estoy por salir, solo déjame terminar de desayunar y nos vemos a las
9.00 am tal como está pautado, recuerda llevar los documentos que te pedí ayer
por favor...
“Si
claro, ya los tengo en mi mano, nos hablamos, y no vayas por………………, hay un
cierre temporal por reparaciones sobre la avenida, busca una vía alterna, hay
mucho tráfico ¿OK?...
Ok.
Nos alcanzamos en la notaria en un rato...
De esta
manera ocuparía una vez más todo su tiempo, en diversas actividades que de
forma continua previamente preparaba a través de su agenda, era su día a día,
su rutina, y eso llenaba en gran medida su espacio. Reuniones, visitas, firmas
de documentos, eventualmente almuerzos y por supuesto la revisión de todas sus
gestiones en oficina. Eran tan normales y cotidianas sus labores, que la
seriedad, responsabilidad y agudeza con que atiende cada uno de sus asuntos,
apenas le permitían disfrutar escasamente de algún tiempo de ocio. No le
animaba más nada salvo su propio trabajo...
Había
algo de tráfico más de lo habitual, tal vez por el cierre temporal de la
avenida, muchas personas en la calle, un sol radiante y sabía que debía tomar
previsiones al respecto. Entre el colapso vial, las incumplidas pautas a la
hora señalada con miles de excusas y una serie de posibles negociaciones y
acuerdos que eventualmente alteraban internamente su estado emocional, era
necesario equilibrar todo eso y nunca dejar nada en evidencia ante los demás.
Era tal la carga impositiva por cual luchaba para mantenerse intachable, con
dedicación y promover su negocio, más allá de estímulo, evitaba alterarse en su tan probada conducta...
Durante
su hora de almuerzo y luego de haber
cumplido con parte de su agenda, recordaba una vez más lo sucedido la noche
anterior, con desconcierto por no esperar la respuesta que sus pensamientos
reflejaban, sin embargo esperaría llegar a casa en la noche, para intentar ver
qué pasaría si al ver otra publicación que sucedería. Y por supuesto invocando
a esas emociones y sensaciones que desde muy dentro le manifestaba hacerlo una
vez más. Había algo, no era curiosidad, era algo más, tal vez de esas cosas que
mueven y motivan, y que quizás te pudiera conectar con esas señales que se
meten muy dentro quizás, era un poco extraño pero tentador y en si esto se
convirtió inexplicablemente en un reto personal. No lo dejaría sencillamente pasar...
“Hay
que ir mañana a ver unos terrenos que están algo retirados de la ciudad,
prefiero salgamos temprano, es posible que debamos reunirnos con algunas
personas para obtener información adicional que nos permita orientar
posibilidades”...
Por
supuesto ¿Hay algo adicional que debamos llevar? ¿Cuánto tiempo crees nos
demoremos allá?...
Tal
vez máximo 45 minutos a una hora máximo, de esta manera retornamos y atiendes
los otros asuntos pendientes en la oficina, ¿Ok?...
Así
será, me avisas cuando salgas hasta la casa a buscarme...
Termino
de esta manera un agitado día, un poco abrumador y exigente, tal como lo había
esperado en realidad, pero aun así antes de retornar a la casa decidió ir por
unas rosquillas de canela, necesitaba un poco de dulce para calmar un poco el
estrés acumulado. Luego iría a casa, para hacer lo mismo que ha hecho a lo
largo de tanto tiempo, simplemente, predecible...
Al llegar
a casa, lo normal, estar un rato en la terraza, ver caer la noche, meditar como
normalmente en ocasiones lo hace, le llegaron a sus pensamientos nuevamente lo
que estuvo presente durante el día, imagino acerca de las consecuencias de su
accionar, y decidió nuevamente volver a intentarlo, y entonces se terminó de
comer la última rosquilla y entro a la habitación para revisar su buzón de
correo y entonces...
Compartió
algunas publicaciones, realizo algunos comentarios a los cuales obtuvo ciertas
respuestas de personas cercanas a su entorno, de algunas reía y hablaba en
solitario, de igual manera recibió elogios y agradecimientos por ello, estuvo
bien por un buen rato. Luego converso a través de su celular con dos personas de su entorno más cercano,
de forma animada intercambiaban aspectos de sus vidas personales, escucho
pasivamente sobre esas preocupaciones las cuales con frecuencia tienen las
personas y dio sus apreciaciones y consejos como normalmente intentaba hacerlo,
sin embargo no despegaba sus ojos del monitor y oportunamente...
Leyó con
detenimiento ese comentario que estaba esperando, definitivamente tenía un
contenido que superaba su curiosidad y emotividad ¿Era alusivo o no? ¿Qué
atraía su atención? ¿Cómo debería responder sin delatar su real intención?
¿Valdría la pena? Preguntas que flotaban en sus pensamientos sin dejar en el
fondo de intentar continuar más allá de su real condición. No perdió tiempo y decidió
comentar, dispuso de otras publicaciones pero en un contexto más directo,
simplemente para ver que sucedía y simplemente espero la reacción, y con
ciertas expectativas...
Y
entonces nuevamente ocurrió lo que no esperaba, esto altero su pasividad y solo
dejaba pensamientos en el aire de frustración, sin embargo también leyó otros
comentarios acerca de percepciones bajo otra óptica, esa que quizás vean otros
desde lejos, y aun así la impotencia ante hacer o dejar de hacer, para intentar
entender el porqué de esa condición...
Entonces decidió continuar intentándolo
hasta definitivamente propiciar lo que buscaba, porque sentía esto como un reto
personal y había algo en el fondo que le indicaba que quizás era lo correcto, inexplicablemente lo hizo y...
¡Oh dios suspenso!, y ¿ahora qué sucederá?
ResponderEliminarCreo que deberas esperar al siguiente capitulo, simplemente para intentar descifrar el enigma...
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