miércoles, 10 de enero de 2018

La chica de la Pijama Roja – Capítulo V - “Y Dicen que todos los caminos conducen a Roma, entonces…”



La noche estaba algo poco fría, un viento helado corría a través de la ciudad, y eso se notaba en las ramas de los árboles apostados sobre la avenida, estos se sacudían como si temblaran sin cesar. Cerré la cortina y me senté a meditar. La cena fue algo ligera realmente, me puse cómodo para conectarme con mi laptop y pensar cómo hacerle llegar a través de un correo electrónico, algo que le pudiera dar un poco más que pensar a esta chica. Primero, debía ser en total anonimato, es decir no podía usar una dirección de correo electrónico que delatara mi identidad. Segundo, debía causar mayor interés a lo que he realizado (supongo que he tenido que causar interrogantes hasta ahora, bueno eso creo yo), y tercero y sostengo, lo más importante, debía entenderse con un interés absolutamente serio e interesante, bajo esta premisa debía dar el siguiente paso...

Obviamente el correo electrónico lo obtuve de manera sencilla, la empresa donde ella trabaja tiene un sitio web donde ofertan sus servicios, y de alguna manera cualquiera de los responsables que pudieran leer en primera instancia el mensaje de correo, inmediatamente se lo enviara en su defecto a ella, es lo lógico, o por lo menos le notificaran. Ahora bien en este mundo virtual puede pasar cualquier cosa, puedes generar interés si sabes utilizar las palabras adecuadas, puedes asociar imágenes muy claras alusivas al contenido del mensaje, y por último se debe ser lo suficientemente gentil  y cortes, educado y tierno, y por supuesto romántico y quizás apasionado, para que las palabras no hablen simplemente, se sientan y lleguen donde queremos se posen...

Comencé por redactar unas frases y algunas oraciones iniciales que puedan mantener la línea hasta ahora dejada como migas, decir un poco más pero no dejar rastro o evidencia de quien está detrás, despertar interés, interrogantes e intriga, pero sin aburrir o distraer a mi querida lectora, y por supuesto hacer denotar que estoy quizás en todas partes, pero que lamentablemente aun ella no me puede ver hasta que sea el momento perfecto...

Y así comencé a dejar que mis emociones se embarcaran en un flujo de pensamientos e ideas que llegasen hasta algo interesante e intrigante...

Termine acostándome algo tarde en vista de que cada palabra, cada frase y cada oración debían estar acorde a lo meditado, al planteamiento pensado. Fue cerca de las 2.30 am que logre estructurar, revisar y definitivamente enviar la misiva virtual. Quizás pudiera recibir alguna respuesta, o tal vez no, yo no lo sé, pero utilizare todos los recursos disponibles y como lo dije, son simples riesgos que valdrán siempre la pena. El día no estaba tan despejado como los anteriores, una capa de nubes se posaban sobre la ciudad, una mañana si se quiere un poco fría, las personas abajo en las aceras con abrigos, bufandas y hasta guantes, definitivamente hacia frio. Y por lo visto pareciera que algo de lluvia posiblemente caería, podía ver algunas personas con sus sombrillas en mano. Yo, definitivamente con hambre, y con deseos de desayunar algo suculento, algo así como un desayuno tradicional cargado de proteínas y vitaminas combinadas, tenía intenciones de caminar, aun con el tiempo así como está ahora, pero con la firme intención de pasarme un rato muy cerca del edificio donde “Mi chica” trabaja, aunque solo fuese para verla por ahora desde una distancia prudencial, y esa es la idea...

Una vez al salir de la ducha, decidí vestirme con algo más discreto, intentando pasar desapercibido entre las personas y no como un turista, uno más de esta ciudad, una camisa gruesa de manga larga, un pantalón tipo jean color café, y una chamarra de cuero de la misma tonalidad, algo de perfume con aroma a hombre y nuevamente emprender mi aventura en esta ciudad que sorpresas me han traído, y de las buenas. Cerré la puerta de la habitación al salir y decidí bajar por las escaleras, solo eran dos pisos hasta el lobby. Cordialmente salude al personal de servicios que ya se encontraban en cada piso subsiguiente en sus quehaceres y obligaciones, una de las chicas me piropeo decentemente, y me dijo:

“Tiene usted hoy un aura que le traerá suerte, que tenga un feliz día señor”...

Y le agradecí amablemente, y eso ya era un buen síntoma de cómo sería mi día. Al salir a la calle pude notar el viento frio y un poco menos de tráfico que otros días, las personas caminaban con la cara hacia el piso, evitando el frio directo sobre sus rostros. Yo no cargaba bufanda, pero eso no me detendría, subiría cuadras arriba buscando un lugar cerrado, con chocolate caliente por lo menos y con ese desayuno que tenía en mente. Luego pasaría nuevamente por la floristería, primero para agradecer por el envío, y luego para  realizar otro, pero esta vez hacia la oficina donde ella trabaja. La curiosidad me mataba, pero debía mantener la ansiedad porque más tarde que temprano obtendría información acerca de su reacción, cualquiera que esta fuese, pero algo me decía que todo iba por buen camino, y es muy simple, el solo hecho de encontrarla sin premeditación alguna casi de frente, con el prendedor que le envié, y puesto sobre su blusa el día que la vi, me decía claramente que cause alguna impresión, mas allá de las flores que llegaron a su casa como por magia el día de ayer. Por supuesto entiendo que hay algunas mujeres que no entienden la naturaleza del romance a través de estos detalles, sin embargo estoy totalmente seguro que este no es el caso, y con ella difícilmente tal vez no me equivoque...

Durante mi travesía calles arriba no encontraba un lugar o algo que me llamase la atención para desayunar, y de veras que tenía ganas absolutas de degustar un buen desayuno. Recordé la tarjeta del amable taxista, la saque del bolsillo del teléfono celular y le llame, le pedí si podía buscarme por……………. Y así fue, me indico le tomaría aproximadamente diez minutos, estaba dejando un pasajero en un lugar no muy retirado, e inmediatamente se dirigía hacia donde me encontraba. Entonces asentí y lo espere, mientras solo pensaba, si, solo pensaba...

El hombre llego, abrí la portezuela del taxi y lo aborde, le salude al igual que él y me pregunto:

“Donde usted quiere lo lleve” y entonces le manifesté “Honestamente maestro, yo tengo hambre, pero deseo un buen desayuno, uno de esos ya usted sabe, rico y sabroso, anoche cene muy ligero y dormí algo tarde haciendo algunas cosas, me he levantado con hambre de león, por favor indíqueme usted hacia donde puede llevarme”...

Y el conductor tomo rumbo hacia las afueras de la ciudad, comenzó a hablarme de algunos lugares donde preparan platos típicos y otras apetitosas entradas que tal vez me gustarían. Luego de eso comenzó a hablarme de su país, de su familia, de su trabajo mismo y de la impresión desea nos llevemos nosotros los turistas acerca de estos lugares, que parecieran muy distantes de la modernidad, de la tecnología e incluso de las características típicas de la ciudad, pero que preservaban las costumbres y tradiciones culturales de un sociedad en evolución, y que aun así nunca olvidaban de dónde venían y hacia donde debían ir...

Conversamos acerca del clima, tan cambiante y hasta extraño, muy a pesar de la altura, no era ni tan frio, ni tan caliente, pero que se notaba con mucha peculiaridad cuando hacía calor, y cuando hacia frio realmente. Pude observar durante el transcurso del paseo las texturas de las montañas y una vegetación en algunos casos escasa pero rica en colorido, y en otros casos floreciente y hasta pujante. Campos que alguna vez quizás fueron sembrados y hoy en estado natural, me decía que muchos han migrado del campo a la gran ciudad buscando oportunidades, sin embargo la distorsión estaba en que pretendían mantener las costumbres del campo en una ciudad con pujante desarrollo y eso era muy contradictorio. Sin embargo esa era la tendencia en muchas ciudades de nuestro continente, y que a pesar de las incongruencias, todos encontraban su lugar más tarde que temprano. Tal vez algunos regresarían a la tranquilidad, y otros se adaptarían buscando su espacio dentro de ciudades a veces hostiles e inconformes. Es parte del desarrollo y de sus consecuencias...

Llegamos al lugar, varios establecimientos muy típicos de la región, texturas con predominio a colores tierra, todo muy artesanal y típico de la zona, con diversos aromas, un clima frio pero aceptable, y por supuesto todos quieren servir y ofrecer lo mejor que tienen. Deje que él me llevara al lugar que tenía previsto, saludo a la dueña y me invitaron a sentarme. Le pedí a la señora sobre mis ganas de degustar algo rico y sabroso, muy autóctono y ella solo me miro y dijo:

“Señor, no se preocupe, le traeré algo que nunca podrá rehusar y que le gustara, solo tomara unos minutos, déjeme atenderle”...

Y así fue, mientras duro la estancia en el lugar, pude degustar delicias muy apetitosas y hasta de un sabor adictivo particular. Pasamos el resto de la mañana conversando y hablando un poco de mi estadía, mi visita y mis intenciones de quizás encontrar mi lugar en un sitio tan distante al mío. Todo era cuestión de querer, arriesgar e intentar. Culmine mi suculento desayuno, le agradecí a la señora, cancele por sus servicios y nuevamente regresemos a lo que yo tenía previsto...

Al llegar a la Floristería una vez más salió la encantadora dama quien me atendió la vez pasada, e inmediatamente me saludo y pregunto qué había sucedido con el bello ramo. Sonreí inicialmente y le manifesté que yo no tenía idea de la reacción de la dama quien lo recibió, pero que yo esperaba causara la impresión que yo había ideado en mi cabeza. Ella frunzo la cara y me dijo:

“No puede ser señor, no puede ser, usted tuvo que haber causado una muy buena impresión, seguro que sí, usted vera”...

Y le indique con una sonrisa:

“Así es, ahora es que yo siento está comenzando mi aventura, y cuando son difíciles, es que más excitante y emocionante se pone, sin embargo ahora se las vamos a enviar a su oficina de trabajo, y quizás yo pueda ver aunque sea desde lejos su reacción ¿Usted qué opina?...

“Yo quiero ahora lo siguiente, seis flores de estas ¿Se llaman Ave del Paraíso? Tres Rosas Rojas, dos Rosas Blancas como estas y una Orquídea pero la más oscura que usted tenga y grande, los mismos ramos verdes frondosos, y todo envuelto en papel transparente, con un lazo rojo”...

“Y permítame una tarjeta y un sobre, le escribiré algo a Mi Chica, así ella no sepa aun quien es su admirador”...

Y la pequeña dama sonrió alegremente, entregándome la tarjeta, luego de ello se puso a hacer el arreglo con cierto ánimo, y eso nos agradó a ambos. Mientras el amigo taxista esperaba afuera aparcado al borde de la acera, apenas eran las 3.30 de la tarde. Aun no llovía pero se presumía quizás llovería al inicio de la noche. Inicie mí...

“Aun distante, aun latente, y aun continuo dejando rastros de un admirador silente, son detalles, son presentes, son entregas en un silencio emergente, y aun tu no ves quien se atreve, a intentar hacer sonreír a ese rostro hermoso e inocente, lleno quizás de dudas y de preguntas frecuentes, pero en tu corazón algo te dice, hay un alma quien te susurra muy cerca, sin aun el poder verte...”  ...Solo espera una señal quizás diluyente...

Así escribí con mi propia letra sobre la tarjeta, abrí el sobre y la coloque, luego escribí sobre el sobre:

“Solo para los ojos de……………….”

Mmmmmmm… y le entregue a la pequeña dama el sobre, le indique deseaba fuese entregado junto al ramo de flores a las 5.00 pm de la tarde del día de hoy en esta dirección. Por supuesto mucho le agradecí la entrega pasada, le dije había estado muy cerca pero que no la presencie. Pero esta tenía la intención de tal vez estar un poco más cerca, aunque fuese para verla de lejos. Aun no era tiempo de que se enterase de quien soy yo...

La señora sorprendida asintió y solo dijo:

“Es bonito y muy romántico lo que usted hace y seguro ella se sorprenderá cuando tenga el gusto de conocerlo. Sera así y usted se acordara de mi”...

De esta manera agradecí y me despedí, subí nuevamente al taxi y nos dirigimos muy cerca del edificio para quedarme a esperar por la entrega. No tenía ganas de almorzar, había desayunado muy tarde y había quedado satisfecho de aquel suculento plato. Le cancele al amigo y me despedí también. Comencé a caminar un rato por los alrededores mientras llegaba la hora pautada, por supuesto con algo de ansiedad por desconocer la situación y la reacción de mi adorable chica, y eso me mantenía excitado, estaba seguro mis expectativas estaban bien fundamentadas y orientadas...

Mientras retornaba al sitio previsto donde aguardaría la llegada de la entrega, me detuve en un quiosco sobre la avenida y adquirí una revista y compre unas galletas para pasar el tiempo. Continúe caminando hasta llegar y solo imaginaba los escenarios en mi cabeza, eventualmente me reía y los transeúntes se me quedaban viendo como si estuviera loco, sin embargo ni pendiente, les saludaba y continuaba riendo, total era mi momento...

Llego la hora y la camioneta panel se estacionaba a un lado de la acera, frente al edificio y se bajó un chico, yo no sé si era el mismo de la otra vez, pero igual todo estaba saliendo según lo previsto. De pronto paralelamente un automóvil sedan estaba aparcando también en el mismo lugar, bajaban tres chicas. Era ella y sus sobrinas, aparentemente venían animadas con algunos paquetes, tal vez venían de compras y por supuesto ella se veía espectacular con su cabello descubierto, sus botas altas que cubrían los tobillos de sus pantalones vaqueros claros y una chamarra de cuero negro, una bufanda roja sobre su cuello la protegía del frio que aún se mantenía en la ciudad. Definitivamente no podía ver más nada, bombeaba sangre a millón por todo el cuerpo y mi adrenalina se incrementaba, mejor imposible...

Todos entraron al mismo tiempo al lobby del edificio, fue lo que pude percatar. Vi a través de los cristales de la entrada, como las chicas abrazaban a………………, tenían retenido al chico de la entrega, supongo preguntando acerca del remitente, pero obviamente desconocía absolutamente todo. El chico salió riendo a carcajadas y se subió nuevamente al automóvil, lo encendió y partió una vez más rumbo quizás a otra entrega, o a la floristería. Ellas posiblemente subieron a la oficina, y yo esperaría hasta que salieran nuevamente para verlas retornar a su casa. Mientras la emoción me embriagaba de júbilo, sabía que le había sorprendido una vez más, y esas eran mis expectativas...

Cuarenta minutos después estaban saliendo del lobby del edificio, el vigilante de la recepción les abrió la puerta, todas contagiadas supongo de alegría por el acontecimiento, sus sobrinas solo le decían cosas acerca de las flores, y ella, si, ella simplemente rozagante y orgullosa con el ramo, viéndolo y disfrutando de ellas, y en la otra mano, donde colgaba su cartera podía ver el sobre contentivo de la tarjeta. Pude ver a lo lejos que algo le decía a una de ellas y se llevaba el sobre al pecho como identificándose con su contenido. Me encontraba definitivamente satisfecho...

Las vi subir todas al automóvil y partir rumbo a...
Solo sonreí, mire al cielo nublado y entonces...

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