La noche
estaba algo poco fría, un viento helado corría a través de la ciudad, y eso se
notaba en las ramas de los árboles apostados sobre la avenida, estos se
sacudían como si temblaran sin cesar. Cerré la cortina y me senté a meditar. La
cena fue algo ligera realmente, me puse cómodo para conectarme con mi laptop y
pensar cómo hacerle llegar a través de un correo electrónico, algo que le
pudiera dar un poco más que pensar a esta chica. Primero, debía ser en total
anonimato, es decir no podía usar una dirección de correo electrónico que
delatara mi identidad. Segundo, debía causar mayor interés a lo que he
realizado (supongo que he tenido que causar interrogantes hasta ahora, bueno
eso creo yo), y tercero y sostengo, lo más importante, debía entenderse con un
interés absolutamente serio e interesante, bajo esta premisa debía dar el
siguiente paso...
Obviamente
el correo electrónico lo obtuve de manera sencilla, la empresa donde ella trabaja
tiene un sitio web donde ofertan sus servicios, y de alguna manera cualquiera
de los responsables que pudieran leer en primera instancia el mensaje de
correo, inmediatamente se lo enviara en su defecto a ella, es lo lógico, o por
lo menos le notificaran. Ahora bien en este mundo virtual puede pasar cualquier
cosa, puedes generar interés si sabes utilizar las palabras adecuadas, puedes
asociar imágenes muy claras alusivas al contenido del mensaje, y por último se
debe ser lo suficientemente gentil y
cortes, educado y tierno, y por supuesto romántico y quizás apasionado, para
que las palabras no hablen simplemente, se sientan y lleguen donde queremos se
posen...
Comencé
por redactar unas frases y algunas oraciones iniciales que puedan mantener la
línea hasta ahora dejada como migas, decir un poco más pero no dejar rastro o
evidencia de quien está detrás, despertar interés, interrogantes e intriga,
pero sin aburrir o distraer a mi querida lectora, y por supuesto hacer denotar
que estoy quizás en todas partes, pero que lamentablemente aun ella no me puede
ver hasta que sea el momento perfecto...
Y así
comencé a dejar que mis emociones se embarcaran en un flujo de pensamientos e
ideas que llegasen hasta algo interesante e intrigante...
Termine
acostándome algo tarde en vista de que cada palabra, cada frase y cada oración
debían estar acorde a lo meditado, al planteamiento pensado. Fue cerca de las
2.30 am que logre estructurar, revisar y definitivamente enviar la misiva
virtual. Quizás pudiera recibir alguna respuesta, o tal vez no, yo no lo sé,
pero utilizare todos los recursos disponibles y como lo dije, son simples
riesgos que valdrán siempre la pena. El día no estaba tan despejado como los
anteriores, una capa de nubes se posaban sobre la ciudad, una mañana si se
quiere un poco fría, las personas abajo en las aceras con abrigos, bufandas y
hasta guantes, definitivamente hacia frio. Y por lo visto pareciera que algo de
lluvia posiblemente caería, podía ver algunas personas con sus sombrillas en
mano. Yo, definitivamente con hambre, y con deseos de desayunar algo suculento,
algo así como un desayuno tradicional cargado de proteínas y vitaminas
combinadas, tenía intenciones de caminar, aun con el tiempo así como está
ahora, pero con la firme intención de pasarme un rato muy cerca del edificio
donde “Mi chica” trabaja, aunque solo fuese para verla por ahora desde una
distancia prudencial, y esa es la idea...
Una vez
al salir de la ducha, decidí vestirme con algo más discreto, intentando pasar
desapercibido entre las personas y no como un turista, uno más de esta ciudad,
una camisa gruesa de manga larga, un pantalón tipo jean color café, y una
chamarra de cuero de la misma tonalidad, algo de perfume con aroma a hombre y
nuevamente emprender mi aventura en esta ciudad que sorpresas me han traído, y
de las buenas. Cerré la puerta de la habitación al salir y decidí bajar por las
escaleras, solo eran dos pisos hasta el lobby. Cordialmente salude al personal
de servicios que ya se encontraban en cada piso subsiguiente en sus quehaceres
y obligaciones, una de las chicas me piropeo decentemente, y me dijo:
“Tiene
usted hoy un aura que le traerá suerte, que tenga un feliz día señor”...
Y le
agradecí amablemente, y eso ya era un buen síntoma de cómo sería mi día. Al
salir a la calle pude notar el viento frio y un poco menos de tráfico que otros
días, las personas caminaban con la cara hacia el piso, evitando el frio
directo sobre sus rostros. Yo no cargaba bufanda, pero eso no me detendría,
subiría cuadras arriba buscando un lugar cerrado, con chocolate caliente por lo
menos y con ese desayuno que tenía en mente. Luego pasaría nuevamente por la
floristería, primero para agradecer por el envío, y luego para realizar otro, pero esta vez hacia la oficina
donde ella trabaja. La curiosidad me mataba, pero debía mantener la ansiedad
porque más tarde que temprano obtendría información acerca de su reacción,
cualquiera que esta fuese, pero algo me decía que todo iba por buen camino, y
es muy simple, el solo hecho de encontrarla sin premeditación alguna casi de
frente, con el prendedor que le envié, y puesto sobre su blusa el día que la
vi, me decía claramente que cause alguna impresión, mas allá de las flores que
llegaron a su casa como por magia el día de ayer. Por supuesto entiendo que hay
algunas mujeres que no entienden la naturaleza del romance a través de estos
detalles, sin embargo estoy totalmente seguro que este no es el caso, y con
ella difícilmente tal vez no me equivoque...
Durante
mi travesía calles arriba no encontraba un lugar o algo que me llamase la
atención para desayunar, y de veras que tenía ganas absolutas de degustar un
buen desayuno. Recordé la tarjeta del amable taxista, la saque del bolsillo del
teléfono celular y le llame, le pedí si podía buscarme por……………. Y así fue, me
indico le tomaría aproximadamente diez minutos, estaba dejando un pasajero en
un lugar no muy retirado, e inmediatamente se dirigía hacia donde me encontraba.
Entonces asentí y lo espere, mientras solo pensaba, si, solo pensaba...
El hombre
llego, abrí la portezuela del taxi y lo aborde, le salude al igual que él y me
pregunto:
“Donde
usted quiere lo lleve”
y entonces le manifesté “Honestamente maestro, yo tengo hambre, pero
deseo un buen desayuno, uno de esos ya usted sabe, rico y sabroso, anoche cene
muy ligero y dormí algo tarde haciendo algunas cosas, me he levantado con
hambre de león, por favor indíqueme usted hacia donde puede llevarme”...
Y el
conductor tomo rumbo hacia las afueras de la ciudad, comenzó a hablarme de
algunos lugares donde preparan platos típicos y otras apetitosas entradas que
tal vez me gustarían. Luego de eso comenzó a hablarme de su país, de su
familia, de su trabajo mismo y de la impresión desea nos llevemos nosotros los
turistas acerca de estos lugares, que parecieran muy distantes de la
modernidad, de la tecnología e incluso de las características típicas de la
ciudad, pero que preservaban las costumbres y tradiciones culturales de un sociedad
en evolución, y que aun así nunca olvidaban de dónde venían y hacia donde
debían ir...
Conversamos
acerca del clima, tan cambiante y hasta extraño, muy a pesar de la altura, no
era ni tan frio, ni tan caliente, pero que se notaba con mucha peculiaridad
cuando hacía calor, y cuando hacia frio realmente. Pude observar durante el
transcurso del paseo las texturas de las montañas y una vegetación en algunos
casos escasa pero rica en colorido, y en otros casos floreciente y hasta
pujante. Campos que alguna vez quizás fueron sembrados y hoy en estado natural,
me decía que muchos han migrado del campo a la gran ciudad buscando
oportunidades, sin embargo la distorsión estaba en que pretendían mantener las
costumbres del campo en una ciudad con pujante desarrollo y eso era muy
contradictorio. Sin embargo esa era la tendencia en muchas ciudades de nuestro
continente, y que a pesar de las incongruencias, todos encontraban su lugar más
tarde que temprano. Tal vez algunos regresarían a la tranquilidad, y otros se
adaptarían buscando su espacio dentro de ciudades a veces hostiles e
inconformes. Es parte del desarrollo y de sus consecuencias...
Llegamos
al lugar, varios establecimientos muy típicos de la región, texturas con
predominio a colores tierra, todo muy artesanal y típico de la zona, con
diversos aromas, un clima frio pero aceptable, y por supuesto todos quieren
servir y ofrecer lo mejor que tienen. Deje que él me llevara al lugar que tenía
previsto, saludo a la dueña y me invitaron a sentarme. Le pedí a la señora
sobre mis ganas de degustar algo rico y sabroso, muy autóctono y ella solo me
miro y dijo:
“Señor,
no se preocupe, le traeré algo que nunca podrá rehusar y que le gustara, solo
tomara unos minutos, déjeme atenderle”...
Y así
fue, mientras duro la estancia en el lugar, pude degustar delicias muy
apetitosas y hasta de un sabor adictivo particular. Pasamos el resto de la
mañana conversando y hablando un poco de mi estadía, mi visita y mis
intenciones de quizás encontrar mi lugar en un sitio tan distante al mío. Todo
era cuestión de querer, arriesgar e intentar. Culmine mi suculento desayuno, le
agradecí a la señora, cancele por sus servicios y nuevamente regresemos a lo
que yo tenía previsto...
Al llegar
a la Floristería una vez más salió la encantadora dama quien me atendió la vez
pasada, e inmediatamente me saludo y pregunto qué había sucedido con el bello
ramo. Sonreí inicialmente y le manifesté que yo no tenía idea de la reacción de
la dama quien lo recibió, pero que yo esperaba causara la impresión que yo
había ideado en mi cabeza. Ella frunzo la cara y me dijo:
“No
puede ser señor, no puede ser, usted tuvo que haber causado una muy buena
impresión, seguro que sí, usted vera”...
Y le
indique con una sonrisa:
“Así
es, ahora es que yo siento está comenzando mi aventura, y cuando son difíciles,
es que más excitante y emocionante se pone, sin embargo ahora se las vamos a
enviar a su oficina de trabajo, y quizás yo pueda ver aunque sea desde lejos su
reacción ¿Usted qué opina?...
“Yo
quiero ahora lo siguiente, seis flores de estas ¿Se llaman Ave del Paraíso?
Tres Rosas Rojas, dos Rosas Blancas como estas y una Orquídea pero la más
oscura que usted tenga y grande, los mismos ramos verdes frondosos, y todo
envuelto en papel transparente, con un lazo rojo”...
“Y
permítame una tarjeta y un sobre, le escribiré algo a Mi Chica, así ella no
sepa aun quien es su admirador”...
Y la
pequeña dama sonrió alegremente, entregándome la tarjeta, luego de ello se puso
a hacer el arreglo con cierto ánimo, y eso nos agradó a ambos. Mientras el
amigo taxista esperaba afuera aparcado al borde de la acera, apenas eran las 3.30
de la tarde. Aun no llovía pero se presumía quizás llovería al inicio de la
noche. Inicie mí...
“Aun
distante, aun latente, y aun continuo dejando rastros de un admirador silente,
son detalles, son presentes, son entregas en un silencio emergente, y aun tu no
ves quien se atreve, a intentar hacer sonreír a ese rostro hermoso e inocente,
lleno quizás de dudas y de preguntas frecuentes, pero en tu corazón algo te
dice, hay un alma quien te susurra muy cerca, sin aun el poder verte...” ...Solo espera una señal quizás diluyente...
Así
escribí con mi propia letra sobre la tarjeta, abrí el sobre y la coloque, luego
escribí sobre el sobre:
“Solo
para los ojos de……………….”
Mmmmmmm…
y le entregue a la pequeña dama el sobre, le indique deseaba fuese entregado
junto al ramo de flores a las 5.00 pm de la tarde del día de hoy en esta dirección.
Por supuesto mucho le agradecí la entrega pasada, le dije había estado muy
cerca pero que no la presencie. Pero esta tenía la intención de tal vez estar
un poco más cerca, aunque fuese para verla de lejos. Aun no era tiempo de que
se enterase de quien soy yo...
La señora
sorprendida asintió y solo dijo:
“Es
bonito y muy romántico lo que usted hace y seguro ella se sorprenderá cuando
tenga el gusto de conocerlo. Sera así y usted se acordara de mi”...
De esta
manera agradecí y me despedí, subí nuevamente al taxi y nos dirigimos muy cerca
del edificio para quedarme a esperar por la entrega. No tenía ganas de
almorzar, había desayunado muy tarde y había quedado satisfecho de aquel
suculento plato. Le cancele al amigo y me despedí también. Comencé a caminar un
rato por los alrededores mientras llegaba la hora pautada, por supuesto con algo
de ansiedad por desconocer la situación y la reacción de mi adorable chica, y
eso me mantenía excitado, estaba seguro mis expectativas estaban bien
fundamentadas y orientadas...
Mientras
retornaba al sitio previsto donde aguardaría la llegada de la entrega, me
detuve en un quiosco sobre la avenida y adquirí una revista y compre unas
galletas para pasar el tiempo. Continúe caminando hasta llegar y solo imaginaba
los escenarios en mi cabeza, eventualmente me reía y los transeúntes se me
quedaban viendo como si estuviera loco, sin embargo ni pendiente, les saludaba
y continuaba riendo, total era mi momento...
Llego la
hora y la camioneta panel se estacionaba a un lado de la acera, frente al
edificio y se bajó un chico, yo no sé si era el mismo de la otra vez, pero
igual todo estaba saliendo según lo previsto. De pronto paralelamente un
automóvil sedan estaba aparcando también en el mismo lugar, bajaban tres
chicas. Era ella y sus sobrinas, aparentemente venían animadas con algunos
paquetes, tal vez venían de compras y por supuesto ella se veía espectacular
con su cabello descubierto, sus botas altas que cubrían los tobillos de sus
pantalones vaqueros claros y una chamarra de cuero negro, una bufanda roja
sobre su cuello la protegía del frio que aún se mantenía en la ciudad.
Definitivamente no podía ver más nada, bombeaba sangre a millón por todo el
cuerpo y mi adrenalina se incrementaba, mejor imposible...
Todos
entraron al mismo tiempo al lobby del edificio, fue lo que pude percatar. Vi a
través de los cristales de la entrada, como las chicas abrazaban a………………,
tenían retenido al chico de la entrega, supongo preguntando acerca del
remitente, pero obviamente desconocía absolutamente todo. El chico salió riendo
a carcajadas y se subió nuevamente al automóvil, lo encendió y partió una vez
más rumbo quizás a otra entrega, o a la floristería. Ellas posiblemente
subieron a la oficina, y yo esperaría hasta que salieran nuevamente para verlas
retornar a su casa. Mientras la emoción me embriagaba de júbilo, sabía que le
había sorprendido una vez más, y esas eran mis expectativas...
Cuarenta
minutos después estaban saliendo del lobby del edificio, el vigilante de la
recepción les abrió la puerta, todas contagiadas supongo de alegría por el acontecimiento,
sus sobrinas solo le decían cosas acerca de las flores, y ella, si, ella
simplemente rozagante y orgullosa con el ramo, viéndolo y disfrutando de ellas,
y en la otra mano, donde colgaba su cartera podía ver el sobre contentivo de la
tarjeta. Pude ver a lo lejos que algo le decía a una de ellas y se llevaba el
sobre al pecho como identificándose con su contenido. Me encontraba
definitivamente satisfecho...
Las
vi subir todas al automóvil y partir rumbo a...
Solo
sonreí, mire al cielo nublado y entonces...
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