Luego de
una noche dedicado a indagar, a buscar calmadamente en internet con mi laptop y
encontrar, tal vez, solo tal vez, yo encontré una manera de establecer otra
vía, una alternativa interesante para alcanzar acariciar el alma de esta chica.
Porque es posiblemente la manera de conocer un poco acerca de esos aspectos que
parecieran superficialmente no dicen nada, pero por el contrario, dicen mucho… Sí,
eso es lo que debería hacer para poder quizás explorar un terreno un poco
complicado, esos que se resguardan celosamente a muchos, y donde solamente
puede entrar el elegido. ¿Difícil? Sí, así yo lo creo, pero definitivamente no
imposible, y no pierdo el tiempo con intentarlo, después de todo “quien no
arriesga, jamás podrá saber si valdría la pena”, y por supuesto que siempre ha
de valer la pena. Sin embargo, dejemos esto para después, porque yo debo
continuar sacudiendo un espíritu que se encuentra intrigado, y mi deseo es
sacudirlo aún más...
Sin duda
alguna caminar “Por estas Calles” de esta ciudad, así como dice el nombre de aquella
novela televisada alguna vez que fue muy vista, en este caso deja impresiones
si se quiere placenteras, ver las personas en su día a día, la dinámica, el tráfico,
los pregoneros intentando conectar a las personas con las noticias del día, algunos
apurados a cumplir con sus asuntos laborales como es de destacar, otros ejerciendo
funciones para garantizar el orden y el buen desenvolvimiento de la ciudad, los
vendedores de la calle, y pare usted de contar. Así nuevamente salí del hotel
temprano caminando, de punta en blanco, totalmente en jeans, con camisa jeans,
botas y correa de cuero color canela, y por supuesto no sin antes darle los
buenos días a los camareros y a la chica bonita de la recepción, quien hoy
lucía un peinado con cola en su cabello, pero con un atado floreado con un
toque de verdes, que le hacían resaltar sus ojos color verde esmeralda, ella
amablemente me contesto y deseándome me fuese bien en mi recorrido, y así le manifesté,
“Claro que sí, sé muy bien me irá bien, gracias”...
Hoy fui a
otro lugar a desayunar, algo un poco más abierto e informal, pero ya me había
dicho previamente un taxista local, que allí preparaban algo de lo que yo debía
comer, y entonces pudiera llevarme una experiencia más grata acerca de la
variedad local popular. Entonces como buen degustador y curioso de todo aquello
de la gastronomía local, me dirigí a ese sitio para incentivar con un buen
plato local, mi mejor estado de ánimo...
Un
quiosco bien pintoresco, algo grande, rodeado de banderas de todos los países
de américa latina sobre su cubierta, pintado todo de color blanco, un logo muy
colorido impresionante con el siguiente nombre “Finta Light, Chesse, Chicken
& Green” y un toldo en el área de atención color verde, con mesas de
manteles verdes y sillas plásticas blancas distribuidas a su alrededor, no
muchas, pero si las suficientes para elegir un buen lugar. Todo muy pulcro. Pude
percatarme de sus uniformes, tres chicos y una señora de avanzada edad, quizás
la madre de los chicos y ellos sus hijos, había cierto parecido en sus
facciones. Todos con delantares negros y una pañoleta negra sobre sus cabezas. Uno
dedicado a tomar los pedidos al frente de la caja, muy cordial y muy hablador lo
que pude notar. Los otros dos en el pequeño espacio de preparación, cada uno
con guantes para la toma higiénica de los vegetales y demás ingredientes, y la
señora, con la misma vestimenta metida de lleno en el área de cocina,
calentando las diferentes presentaciones en una gran plancha metálica. Me
gustó, no había nada preparado con aceite o frituras, y todo se veía muy limpio
y de buen aspecto. El chico se dirigió a mi inmediatamente al llegar yo muy cerca
de la caja para ver la pantalla del mostrador y me abordo “Usted caballero turista, dígame ¿Que le puedo ofrecer? ¿Le puedo
sugerir? Sin pena señor, aquí estamos para atender y satisfacer… Y solo reí
y le dije abiertamente “¡Sorpréndeme!, yo
estoy abierto a probar lo que tú creas me gustará”, y así el chico me dijo,
“No sé va a arrepentir de dejarme elegir
para usted, y si no le gusta, no me paga”...
¡Wowowo!, definitivamente reí y con una señal pulgar arriba le
dije, “Dale”, esto debe ser muy
bueno. Sus hermanos lo vieron y rieron también, aunque la señora solo volteo,
me miro y ni se inmuto, continuo en su rutina, despachando todo lo que estaba
listo. Ubique una mesa y decidí sentarme a esperar, el chico me indico me sentara
que me llevaría el plato. El día estaba muy radiante, como el de ayer, yo con
gafas oscuras me senté a observar a mí alrededor sin quitármelas, con el perfil
de un turista de otro país y de repente, una grata y extraordinaria sorpresa ni
remotamente esperada...
Llego un
automóvil sedán pequeño ingresando a un área destinada para aparcar carros, muy
abierta y con granza sobre el área de pavimento, al abrirse la puerta del auto,
se bajó la chica, sí, así como lo leen, “Mi adorable Chica”, esta vez un poco
más informal, pero igualmente agraciada y encantadora. Con una cola ataba su
cabello (parece que las colas estaban de
moda hoy, jajaja), un jean modelo Diesel tipo strech, de esos desteñidos y ligeramente
rotos en el área de las piernas, muy a la moda, botines color café, y una blusa
beige abotonada manga larga, con el sorprendente prendedor de la orquídea que
le hice llegar, y definitivamente en toda su vestimenta se le notaban unos
senos espectaculares, ¿Quién puede obviar ver eso? Y todos los presentes
voltearon para verla al acercarse, se quitó las gafas oscuras, dio los buenos días
y saludo al de la caja alegremente (¡Ping!), las personas cerca contestaron los
buenos días, y de forma gentil el chico le dijo ¡Hola!…….. ¿Que llevas hoy? ¿Para cuantos? Y ella le indico, “Dame los mismo pero solamente para tres, es
para llevarle a mis sobrinas en casa, hoy me tomaré el día”...
Ella sacó
el monedero y le extendió su tarjeta para pagar, le cancelo al chico, y este le
indico “ya te lo sacamos, dame unos
minutos, si quieres siéntate”, pero ella le dijo “no te preocupes, yo espero”. Obviamente yo estaba como en shock,
presumo con mis pupilas dilatadas, pero nadie podía notarlo, no me quite las
gafas oscuras. Me sentía totalmente exaltado por dentro, con furor, con deseos
de abordarla, pero tenía que contenerme. Esto definitivamente no es casualidad,
no es, eso no existe, es de esas señales que tú no puedes tan siquiera explicar...
Mientras
tanto ella sacó su teléfono celular del bolso y comenzó a hablar con alguien, yo
discretamente la veía a través de mis gafas. Un celular de última generación
con una cubierta muy femenina, de color rosa. Pude ver sus manos más de cerca
al ella tocar la pantalla táctil de su teléfono, sus uñas, ligeramente pintadas
y sin adornos, un reloj tal vez de marca y pulseras metalizadas en dorado en la
otra muñeca. Un bolso color canela muy sencillo, de piel y modelo CH, y eso me
sigue corroborando lo que he dicho, coqueta y vanidosa como cualquier chica a
la moda hoy. Yo no quería dejar de verla con la discreción del caso, sin
embargo el chico de la caja me observaba al venir hasta mi mesa para traerme mi
desayuno, levante la cara y al ver la presentación del plato, le dije “No voy a preguntar hasta comerlo, pero se
ve espectacular, presumo debe saber rico”, el chico se echó a reír y volteo
a ver la chica igualmente, luego me miro a mí y me dijo en voz baja “Disfrute el desayuno y luego le digo lo que
usted quieres saber”, lo miré y dije “por
lo visto fue inevitablemente evidente” y el al regresar a su puesto de
trabajo me señalo con el pulgar arriba y solo me reí...
Unos
minutos después, luego de comenzar yo a desayunar, le estaban entregando en una
bolsa el pedido a “Mi Chica”, definitivamente ella era mi chica, aunque ella
aun no lo sabía. Ella alegremente se despidió de los chicos del puesto,
inclusive de la señora, quien le saludo y le manifestó estar contenta de verla.
De manera agraciada ella se dirigió al automóvil, y yo no pude evitar seguirla
con los ojos, dejando de comer temporalmente, ella abrió la puerta, se sentó,
coloco en el asiento de al lado la bolsa contentiva del desayuno, encendió el
auto y embrago en retroceso para partir, no sin antes yo creo haber sentido ella
me vio directamente, pero tal vez como un individuo mas quien la admiraba, quien
no podía dejar de verla, y con su cara muy seria siguió su curso tal vez a su
casa, como ella bien dijo...
Reanude mí
apetitoso desayuno, una vez ella se perdió en el trafico convencional y de la
vista mía, y que muy aparte de tener una buena presentación el plato,
definitivamente estaba muy esquicito, muy rico. Eran unos envueltos de tortilla
con harina de trigo, con cierto sabor crocante, mas no tostado, era muy adictivo,
rellenos de abundante vegetales verdes frescos, entre espinacas, lechuga romana
y acelgas entre los mas notados, con trozos de queso tipo mozarela y bañados con una mezcla cremosa
con sabor a queso amarillo y palta (llámese aguacate en nuestro lenguaje
coloquial), y trozos de pechuga de pollo a la plancha. Todo acompañado de un
jugo de papaya roja con naranja, endulzado con miel de abeja, no con azúcar, al
natural, no frío. El chico me observaba desde la caja y solo reía, diciéndome desde
allá “le dije que le gustaría”. Y
ciertamente me gusto, pero mucho...
Al
terminar de desayunar me quede un rato sentado meditando y tratando de asimilar
lo que paso. Son de esas situaciones inesperadas que te traen de cabeza y que
es imposible tratar de descifrar o pensar tan siquiera en ello. Las cosas
suceden porque suceden, cuando el universo así lo quiere. El chico se acercó,
ya estaba un poco despejado el lugar y me trajo una infusión aromática
endulzada con jalea real, así él me indico, por supuesto con un aroma muy delicado
y adictivo. Comenzamos a hablar un rato, primero acerca de mi visita y de donde
venía yo, él me manifestó que por mi acento había identificado mi nacionalidad,
luego le manifesté que venía por turismo, para conocer y ver los entornos más
atractivos de su país y por supuesto degustar su gastronomía. Me dijo que ellos
han conocido a muchos extranjeros gracias a su puesto de comida, porque ellos
son los únicos que ofrecen este tipo de preparaciones, sin grasas ni frituras,
y que esto les han permitido a toda su familia mantenerse. Luego entramos en la
conversación más interesante, la que obviamente esperaba y abordaría pacientemente...
Pero esta
parte que tiene que ver con “Mi Chica”, sí, precisamente la de “Mi Chica”, se
las contare en el siguiente capítulo, porque no todo quedó aquí en este
desayuno inesperado asombrosamente rico, fue mucho más allá, recuerden, apenas
es de mañana y quedo parte del resto del día en otros aspectos que me
permitieron ligeramente alterar lo convencional en el día a día de “La Chica de
la Pijama Roja”, jajaja, de veras que si
será bastante entretenido, esperen y podrán ver de qué se trata…
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