Amar, según un humilde concepto
que pretendo expresar, es el sentimiento más natural, puro, esencial y extraordinariamente
sublime, que un ser humano, puede llegar a sentir, siempre que no se confunda, con
los pensamientos, las corazonadas, los intereses y todos aquellos aspectos que
a nuestro alrededor, de alguna manera intervienen en la dinámica de una
relación, basada en la confianza, lealtad, sinceridad, pasión, compromiso y
dedicación intrínseca, de parte y parte, y entre ambos seres...
Tal vez para algunas personas eso
pareciera escucharse como una utopía, algo irreal, idealizado, iluso y hasta imposible
de llegar a alcanzar entre dos seres humanos. Entre un hombre y una mujer,
entre dos personas, que por a veces razones inexplicables, pareciera que
nacieron el uno para el otro. Sin embargo y para no entrar en esas polémicas,
que muchas veces generan un desgaste inocuo, tal vez una mala interpretación
del concepto, o simplemente una idea banal, acerca de los sentimientos, que
nacen de almas, espíritus y corazones sensibles
y dispuestos a amar, más allá de nuestra comprensión, permítame manifestar
ciertos puntos, que defiendo como un ser humano, lleno de romanticismo,
serenidad y espiritualidad hasta el día de hoy. Con una visión muy clara,
acerca del concepto del amor, de la pasión (que es otro aspecto ligado a esto,
pero distinto), la devoción y el sacrificio por ese sentimiento, a veces
confuso o superficial para unos, y asombrosamente necesario para vivir y
continuar buscando para otros...
Dos etapas, fases, momentos o
tiempos, se viven con una intensidad que gradualmente va en incremento, a
medida que avanza ese contacto. Cuando dos personas posiblemente se atraen, por
ese sentimiento denominado “Amor”. El primero siempre estará vinculado con tal
vez el estándar de las parejas, el de las posibles relaciones, el de las
atracciones fortuitas o causales (no casuales, porque para mí, ese concepto
probable, es simplemente matemática filosófica, sin formula de comprobación
absoluta), entre un hombre y una mujer. Cuando ellos se encuentran, se ven,
sienten y perciben, ese extraño deseo de conocer, acercarse, buscar y tratar de
llegar prontamente a esa otra persona. Es un aspecto muchas veces de parte y
parte. Y otras veces es inducido por una de ellas, demostrando el interés y el
deseo de estar un poco más cerca de la otra. Aclaro algo sustancial y relevante,
esto no tiene nada que ver con el sexo y las feromonas que explotan, para
saciar un deseo carnal. Es simplemente algo que se siente, más allá de nuestra
comprensión biológica o racional...
La segunda etapa está más vinculada
a esos aspectos muchas veces inexplicables, aunque estén intrínsecamente vinculados
a los intercambios, el tacto, las sensaciones y las apreciaciones entre gustos
y disgustos, entre conocer sus aficiones y sus conocimientos acerca de una
relación seria, basada en la formación y consolidación de una relación de vida
y de una familia. Pretendo dejar eso temporalmente a un lado. Y quiero enfocar
el tema en el otro aspecto, ese que yo deseo exponer. Esas sensaciones de “mariposas
en el estomago”, de latidos acelerados del corazón, cuando esos pensamientos a
veces encontrados afloran. De esas sensaciones cuando tú deseas saber muy en el
fondo, si está pensando en ti, porque sientes en el organismo muchas veces, una
diluida sangre circular más rápido. Sientes que tus neuronas no te dejan a
veces pensar, o concentrarte de manera normal, como antes de este encuentro, tú
lo venías realizando. De esas sacudidas emocionales con ganas de liberar o
manifestar abiertamente, cuanto extrañas a esa persona. Cuando escuchas una melodía
musical y te transporta hacia lugares remotos e imaginarios, en tu mente,
interconectada con tu espíritu. Yo creo que tal vez las féminas pueden entender
a que me refiero con los términos expuestos...
Ahora bien entremos en esas pequeñas
señales a los cuales, tanto de un lado, como del otro, se comienzan a sentir,
fluir, emanar y hasta aflorar sin comprensión, tales como sensaciones y anhelos
encontrados, controvertidos, inexplicables, sublimes y hasta intensamente
apasionados. ¿Me equivoco? Yo creo que no. En la mujer tal vez es más
atenuante, sensible, conmovedor y hasta expresivo. Quizás por parte de esas
barreras culturales, acerca del hombre y las a veces pocas expresividades o
manejo de esas mismas emociones. Quizás por sentir que se pierde la bien
llamada “hombría” o “machismo superficial”. Aprendí a diferir de eso, y de
comprender que sigo siendo el mismo hombre, solo que intento expresar todo lo
que siento, sin vergüenza, sin remordimiento, sin atentar contra nadie, ni
manipular las emociones, ni intentando seducir a nadie, por quién no sienta
absolutamente nada. Por el contrario, el respeto y las consideraciones entre
ambos géneros, es totalmente necesario y sustancialmente relevante, para dejar
fluir la naturaleza misma de esas sensaciones...
Un hombre quien siente las
primeras señales de amor, por lo general y de acuerdo a muchas historias
reales, no de cuentos, no de libros, no de novelas precisamente, aun cuando
todos esos escritos en muchos casos se basan en situaciones cercanas a la realidad,
comienza a hacer ciertas cosas, que anteriormente no las hacia bajo una
conducta tal vez regular o típica. Esas son las primeras manifestaciones acerca
de los sentimientos inexplicables. Es el deseo de cortejar, de hacerse sentir,
de manifestar a través de los detalles, hacia donde desea llevar la posible
relación...
A una dama, a una mujer, a una
fémina, tal como lo han dicho miles de personas a lo largo de la historia de la
humanidad, debemos tratarla con delicadeza, con ternura, con educación, con
respeto, con intuición. Ir escalando poco a poco a través de las intrínsecas montañas
rocosas de su corazón, descubriendo las miles de galerías de cuevas, que están en
su escondida alma, y buscando esa pequeña luz, a través de su espíritu medianamente
encendido bajo una flama de baja intensidad en ese momento. Y así alcanzar la
cima, el clímax, las estrellas, tomar la luna, pero mantener la premisa, que
todo eso no acaba ahí. Tal cual planta que necesita riego eventualmente, quien
necesita alimentación, renovación, re-invención y mantenimiento permanente, a
sabiendas que siempre, cual jardín expuesto, miles y miles de elementos,
extraños seres y a veces torrenciales lluvias, hay que atenderlas en los
momentos apremiantes y de emergencia...
Nadie dice que sea fácil, nadie
dice que eso es imposible, nadie dice que sea una misión escabrosa en el tiempo,
y nadie puede decir, que aquello que nació de una sensibilidad extraña y hasta
inexplicable, por una pequeña chispa generada en un encuentro a veces
misterioso, tenga que apagarse, extinguirse, confiarse, abandonar o simplemente
asumir, que muy a pesar de que los sentimientos siguen ahí, no debemos expresarlos,
atenderlos y renovarlos, hoy, mañana, la siguiente semana y siempre, Tampoco
nadie pueda estar exento de cometer errores, pero siempre vale la pena
reconocerlos y enmendar, redimir y reconducir con humildad, para aceptar la mejor
de las disposiciones y continuar la caminata juntos, superando cada barrera y
cada prueba universal...
Caminar juntos por la misma
vereda, enlazados de las manos, a veces mirándonos tiernamente, tal vez riéndonos
de cualquier eventualidad o manifestación. Compartiendo cualquier detalle, un
helado, un chocolate, una galleta en la boca. Mirar al cielo, tal vez sobre las
bien creadas e imaginarias formas en las nubes, o tal vez observando el manto
estrellado en una noche fulgurante, viendo pasar una estrella fugaz, y ambos
pedir un deseo, tal cual tradición ancestral. Disfrutar del silencio a través
de una mirada, a través de un abrazo, a través de un roce, o un tierno beso. Tal
vez siempre decir cuánto te quiero hoy, cuanto te voy a querer mañana, y cuanto
estoy dispuesto a quererte y demostrarte siempre, lo que soy capaz de hacer por
ti. Solo son sentimientos, sin intereses, sin materialismo, sin condiciones,
sin pensar, sin medir, sin evaluar. Solo dejando fluir la naturaleza misma del
amor, hoy, mañana, siempre y tal vez pensar, más allá de la eternidad. Tal vez
renacer nuevamente, volver a encontrarte, volver a cortejarte, volver a
conquistarte y continuar la historia en otro tiempo de vida. Una vida que quizás
Dios mismo, nos pueda dar esa extraordinaria oportunidad de volverla a vivir...
Así como manifiesto y expreso los
sentimientos que hacia una mujer, hemos de hacer sentir, mantener y dedicar,
también en igual proporción y correspondencia, la naturaleza misma del amor,
del universo, y de algo que está más allá de nuestra comprensión racional, la
mujer en muchas ocasiones, hace lo mismo o quizás mucho más. Y es entonces
cuando ambos seres, inician una sana y maravillosa exploración y competencia
misma, de sensaciones, pasiones, deseos y manifestaciones, que nunca queremos
que termine, que se apague o que se extinga, hasta en los momentos apremiantes,
difíciles y complejos...
Y culmino esta primera parte de
este artículo, esperando con humildad, respeto y consideración, quizás miles de
observaciones, tal vez críticas de cualquier posición y posiblemente, puedan
continuar aportando aspectos, que han quedado fuera. No por intención alguna.
Solo que yo no soy el dueño de la verdad. No tengo el conocimiento absoluto o
suficiente, para aseverar muchas de estas manifestaciones. Solo intento yo
expresar, mis consideraciones, sentimientos y aspiraciones, acerca de hacia dónde
continuo mi búsqueda incesante, de una felicidad de vida compartida para toda
una vida, y tal vez como ya lo manifesté, más allá de la vida que hasta ahora
yo conozco...
De alguien que solo intenta escribir
y expresar, lo mejor que puedo tal vez haber aprendido a sentir con el tiempo...
Es de admiración sus anotaciones u escrituras, da placer ver plasmar en un hombre la esencia de su suave e segura masculinidad..proyectándose en el mundo de dos almas..donde esplicitamente declara la conciencia y esencialidad de que Somos un universo de inagotable risorse..en la unión tras dos seres.Es un gran Placer leerla.Gracias
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