Cual albatros quien alza su vuelo, hasta lo más alto de un hermoso cielo,
buscando libertad, sintiendo seguridad, y persiguiendo a una ansiada luz a lo
lejos, surca con su apacible volar, hacia un horizonte muy apartado, allá a lo
lejos, intentando alcanzar esa tierra anhelada, y anidar con su compañera amada,
para así iniciar nuevamente, una nueva vida, en algún risco salvaje, una vida casi
efímera, de una especie muy divina, de un descendiente más, para una vida
plena. Un mortal también sueña y desea, esa libertad, esa seguridad, cual sinónimo
de felicidad, anhelada y deseada, en esta tierra, sin vergüenza y también sin ninguna
pena...
Un mortal sigue sus instintos, apasionada tentación de espíritu libre y
sediento, seguro de preservar, su deseo de encontrar, más allá del tiempo, solo
un alma en el desierto, en las tierras de nadie, en las intrínsecas laderas, de
montañas, de colinas, de praderas o de estepas, en ciudades habitadas, por
diversas sociedades, de géneros y libertades, instruidas o entrenadas,
aprendidas o bienaventuradas, al azar o a la suerte, o por un destino incierto,
quien marca la ruta, quien marca el camino, hacia un horizonte quizás lejano,
al alba o al ocaso, sin descanso, y con aliento, de un alma sedienta de amor,
de mil sustentos, de mil secretos, de mil enigmas, en este maravilloso universo
inmenso, en este firmamento tan extenso, y hambriento de almas eternas...
A la mar, a cielo abierto, sobre olas, en calma o en las tormentas, bajo un
silencio latente, al inclemente sol, o bajo las lluvias en las noches oscuras, grita
su alma desnuda, alza su voz desde muy dentro, pide ayuda al universo, asciende
a las alas, de Ángeles en vela, quienes siguen sus ansias, sigue sin pena, sigue
destinado, a encontrar su alma gemela...
Historias y relatos, de cuentos y de fábulas, de encuentros cercanos, de
tierras en vida ajena, en las arenas del desierto, o en las cuevas más
profundas sobre esta tierra, anécdotas en el tiempo, de leyendas que se cuentan,
manifiestos de romances, testigos de amores quienes sufrieron, de amores cual
castigo, fue amar sin vergüenza, afrontando los avatares, los designios de mil escenas,
de sorpresas y de eventos, quienes nunca entendieron, cuál fue su culpa, solo
haberse encontrado, de haber sentido, de haberse amado, solo por un amor que en
esencia, fue escrito, allá a lo lejos, allá en el firmamento, en este
maravilloso universo, quien conspira si lo tientas, quien te obliga sin saberlo...
Hemos de llegar como mortales, sedientos de hambre, sedientos de penas, con
designios y misiones, a esta bendita tierra, a dejar una huella, una marca, un
legado, por nuestra paso, en una época cualquiera, a veces en guerras, otras en
apacibles eras, aprendiendo y enseñando, de alegrías y tristezas, de avatares y
circunstancias, de momentos ajenos, a la madre naturaleza. Nacimos solos,
desnudos y de una madre, quien nos amamanta, quien nos enseña, quien nos cuida,
hasta cuando estamos aptos, para continuar por nuestra cuenta, pero buscamos
insaciable, buscamos a nuestra alma gemela...
Preservamos nuestra esencia, cuidamos a los nuestros, continuamos nuestra
búsqueda, imperfecta, anhelante, y errada, con deseos de alcanzar solo nuestra
meta, no es fácil, no es directa, no es perfecta, nadie sabe, nadie la espera,
simplemente así llega, cuando el universo así lo quiera. Pero siempre salimos
adelante, intentando sin vergüenza, somos vidas, somos almas, somos razas, de
una especie con mucha fuerza, de coraje, de valor, de entereza, de impulsos, de
nobleza, de aciertos y de fracasos, de sueños y de esperanzas, y algún día, en
algún momento, en un instante, en un tiempo, de esta era, de la siguiente, o de
la que fuera, encontraremos esa ruta, esa luz, esa señal, de quien complementa
nuestras penas. Somos almas que buscamos, buscamos esa puerta ajena, quien
espera nuestro encuentro, quien alegra a nuestras vidas, quien descubre un
nuevo mundo, junto a un alma sedienta, y justo es, esa quien nos complementa...
Sé que estas en esta tierra, se que estás allá afuera, sé que estás
esperando, que descubra tus gemidos, que escuche tu ansiedad, que brille tu
aura al cielo, que sienta tu alma sedienta, quien por tus ojos doy la vida,
quien escribe en estas letras, que paciencia es la que tengo, que nuestro libro
aun no comienza, y que será una bella historia, llena de arte, llena de
sorpresas, de amores, de romances, de sueños y de tenencias, de mil sucesos, de
mil encuentros, de mil años, de mil épocas, y mi llanto es un susurro, escucha
con paciencia, que mas tarde que temprano, nuestro encuentro será una fiesta, y
solo sabrás de mi, cuando el universo así lo quiera...
Con esperanzas y melodías enteras, con música sublime, con tonadas y bailes
de suaves sedas, de ritos y costumbres, nunca antes visto en tu tierra, tú me
enseñas las vivencias, aprendidas en tus praderas, yo te enseño mis
experiencias, de una vida y mil intentos, de buscarte yo en la escena, de
laberintos y mil cuevas, sin descanso, sin vergüenza, y entregarte yo mi vida,
a tu alma ya sedienta. Espérame en el cielo, espérame allá en la tierra, espérame
pronto, que llego yo a tu tierna vida, y alegrar pretendo tu alma, acariciar tu
piel de seda, por siempre así será, más allá de la vida eterna...
Llegamos solos, nos vamos escoltados. Llegamos errantes, buscando a un
acompañante. Llegamos aprendiendo, nos vamos enseñando. Llegamos dando tumbos,
nos vamos en calma serena. Llegamos indagando siempre, llegamos aprendiendo del
presente, nos vamos sin saber aun mucho, nos vamos prediciendo el futuro. Pero
no llegamos para solos estar, no llegamos para andar, volar o navegar, en la
soledad y con rumbos sin escalar. Solo hemos de llegar, para ansiar salir, para
buscar partir, descubriendo con mucho sufrir. Amando sin descanso, buscando la
pasión, a una compañera con amor, compartiendo con valor, todo lo que llega,
todo lo que encuentras, en las sendas del amor...
Grito y pido al universo, grito y pido al firmamento, elevo mi alma, elevo
mi voz, elevo las ansias, los sueños, y los anhelos, de un corazón errante,
quien busca a su alma gemela. Solo letras de amor, de romances, de pasión y
deseos, desde los secretos, desde la tumba de mis penas, con sueños de un
mortal, busco tu alma con conciencia, te busco hasta en la oscuridad plena, y
la luz brillará en algún momento, cuando sientas mis latidos, de un corazón
errante, quien grita hasta el cielo, por una mirada, sobre mi alma sedienta...
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