Cada año, durante cada segundo
domingo del mes de Mayo, en muchas partes del mundo, se le rinde un homenaje a
ese ser que por naturaleza propia, como decimos en nuestro argot popular, “hacen
de tripas corazón para sacar adelante a su familia”. Totalmente apropiado el
dicho, más aún en las lamentables condiciones que en nuestro país, a veces ni
con tripas haces corazón, porque hasta eso ya ni lo consiguen. Sin embargo es
muy loable y bien merecida la distinción que a muchas de ellas, se les retribuye,
mucho más que en un sencillo homenaje, para continuar aportando y dando lo mejor
de ellas, en aras de forjar un mejor futuro para sus hijos y su familia...
Madres que en algunos casos, por
circunstancias de la vida llegan a temprana edad a esa responsabilidad, unas
veces por ignorancia, otras porque el medio donde se desarrolla su vida las
llevó a eso. Muchas mujeres en el mundo tratan en lo posible de planificar, de
establecer ese momento a cuenta gotas, sin perder la esperanza en que algún día
lograrán ese sueño. Otro grupo de ellas por razones biológicas, no pudieron
lograr ser madres naturales, pero no se conformaron con eso. A muchas de ellas
les llegó su momento de ayudar en la crianza de esas generaciones futuras.
Algunas de ellas acompañados de sus padres biológicos, y otras por amor, devoción
y a su naturaleza y voluntad propia, lo han conseguido. Existen miles de
ejemplos, de casos, situaciones, eventualidades y circunstancias, sin embargo
todas esas madres por su convicción y deseo, propician que esa labor permita
forjar a una nueva generación, para lograr sacar al mundo a estos seres a
educarse, a luchar por sus sueños, a trabajar y formar sus propias familias,
dejando su huella en el tiempo...
Cada día vemos en nuestras
calles, en el comercio, en las oficinas, en las instituciones de diversa índole,
en los abastos, mercados y hasta en la informalidad, como se levantan muy
temprano (antes de la salida del sol muchas veces), a preparar lo necesario
para afrontar su día, a levantar a sus hijos para su formación en las escuelas,
liceos y universidades, a salir a la calle a ganarse el sustento por su
trabajo, por su labor, por sus sueños, y siempre con la esperanza de que algún
día, las cosas han de mejorar, de conseguir y alcanzar aunque sea con un poco
de éxito, su objetivo, con metas claras o no tan claras. Pero con el deseo y la
voluntad de no sentirse doblegadas, por nada, ni por nadie, muy a pesar de las
condiciones o de las circunstancias, que día a día se consiguen en su andar...
Las madres que hoy día son
abuelas, sienten que lograron finalmente su cometido. Vieron crecer, formarse y
salir adelante a sus hijos, con mucho esfuerzo, dedicación y sobre todo con
inmenso amor. Muchas veces dejando de poseer y limitarse a sus deseos
personales, por dárselo a sus hijos y que lograsen salir adelante. Preocupadas
porque a su gente nunca le faltase nada. Compartiendo todas sus pertenencias y
atendiendo todas las necesidades de los hijos. Esas abuelas hoy día solo desean
que sus hijos, sus nietos y hasta sus bisnietos, alcancen la madurez necesaria
y encuentren su lugar en este mundo, a veces hostil, complejo, difícil, pero
maravilloso, oportuno y enriquecedor después de todo...
Vemos en los últimos años como
muchas de ellas, jóvenes, profesionales, trabajadoras, emprendedoras, mujeres
de hogar y de trabajo al mismo tiempo, hacen largas colas en cualquier
establecimiento, buscando los productos necesarios que garanticen el sustento mínimo
necesario para salir adelante, aun en las circunstancias que vive el país. A
muchas las vemos en los vagones del metro arreglarse antes de llegar al
trabajo, simplemente para dejar sentado que están prestas a asumir sus
responsabilidades, alegres, bien presentadas, con voluntad y ánimo. Otras las
vemos muy temprano en las colas interminables en nuestras vías de acceso, arreglándose
en el automóvil, maquillándose, tomándose el tiempo necesario, para llegar
impecable a cumplir sus obligaciones...
Las nuevas generaciones están
viviendo tiempos difíciles, sin embargo el ciclo no se interrumpe, no se
modifica, no se limita. Continúan con vitalidad, esperanza, alegría y llenas de
entusiasmo, buscando su lugar, buscando su pareja ideal, buscando lograr tener
su propia familia, buscando la manera de cumplir sus sueños, consolidando poco
a poco su familia. Todas entusiasmadas con la idea de que algún día tendrán su
hogar, su espacio propio, sus bienes y su legado, aunque en eso tarden un poco.
Todas esas madres jóvenes, las ya maduras, las que son abuelas, destinan y han
destinado gran parte de su vida, a la formación, creación y surgimiento de las
nuevas generaciones. A la consolidación y aporte a una sociedad con muchos
defectos, con problemas bastantes serios, de diversas religiones y creencias,
con necesidades, con las ansias de propiciar el desarrollo de una nueva
generación, que deben sumar, aportar, trabajar y terminar de capacitarse, para
que esta sociedad imperfecta, complicada, y a veces ignorante, contribuyan en
las decisiones que determinarán el rumbo de ella...
Buscando siempre ser actores y
parte de un mundo lleno de oportunidades. En las que cada uno de estos seres
por quienes fuimos bendecidos de la mano de Dios, al llegar a este mundo,
contribuyamos, seamos agradecidos y aportemos con nuestro granito de arena, a
que esas madres se sientan cada día más orgullosas de sus hijos, de lo que
hicieron para que seamos cada día mejores seres humanos. Particularmente tengo
la dicha de aun tenerla en vida. Blanca es su nombre y es esa mama que por
siempre se ha preocupado por mi bienestar, por mis sueños, por mis inquietudes y
por mis logros. A esa mama que siempre me dio amor incondicional y que aun lo
sigue dando, y de la que de igual manera me siento orgulloso y agradecido
eternamente. A la madre de mi bella hija, que de igual manera gesto a ese ser,
ayudo en su formación y educación, aportando lo suyo con amor, a quien para ese
momento formaba parte de esa nueva generación. Y a esa hija a quien de igual
manera adoro, amo y quiero profundamente, a Adriana Carolina, que le ha llegado su turno, y
que en su vientre gesta ese nuevo ser, de esa nueva generación a quien le dará
todo su amor y dedicación, para que igualmente el ciclo continúe, y que ese ser
tenga su lugar en este mundo cambiante y diverso...
Feliz y bello día tengan hoy, mañana y
siempre todas las madres, como un sencillo homenaje que con mucho amor y dedicación, les
desea este humilde servidor, que a través de estas letras, expresadas con la mejor
intención, agradece con la bendición de Dios, su paso por esta vida y por todas
las enseñanzas recibidas hasta ahora...
No hay comentarios:
Publicar un comentario