domingo, 10 de mayo de 2015

A las Madres que día a día salen adelante a pesar de las circunstancias…



Cada año, durante cada segundo domingo del mes de Mayo, en muchas partes del mundo, se le rinde un homenaje a ese ser que por naturaleza propia, como decimos en nuestro argot popular, “hacen de tripas corazón para sacar adelante a su familia”. Totalmente apropiado el dicho, más aún en las lamentables condiciones que en nuestro país, a veces ni con tripas haces corazón, porque hasta eso ya ni lo consiguen. Sin embargo es muy loable y bien merecida la distinción que a muchas de ellas, se les retribuye, mucho más que en un sencillo homenaje, para continuar aportando y dando lo mejor de ellas, en aras de forjar un mejor futuro para sus hijos y su familia...

Madres que en algunos casos, por circunstancias de la vida llegan a temprana edad a esa responsabilidad, unas veces por ignorancia, otras porque el medio donde se desarrolla su vida las llevó a eso. Muchas mujeres en el mundo tratan en lo posible de planificar, de establecer ese momento a cuenta gotas, sin perder la esperanza en que algún día lograrán ese sueño. Otro grupo de ellas por razones biológicas, no pudieron lograr ser madres naturales, pero no se conformaron con eso. A muchas de ellas les llegó su momento de ayudar en la crianza de esas generaciones futuras. Algunas de ellas acompañados de sus padres biológicos, y otras por amor, devoción y a su naturaleza y voluntad propia, lo han conseguido. Existen miles de ejemplos, de casos, situaciones, eventualidades y circunstancias, sin embargo todas esas madres por su convicción y deseo, propician que esa labor permita forjar a una nueva generación, para lograr sacar al mundo a estos seres a educarse, a luchar por sus sueños, a trabajar y formar sus propias familias, dejando su huella en el tiempo...

Cada día vemos en nuestras calles, en el comercio, en las oficinas, en las instituciones de diversa índole, en los abastos, mercados y hasta en la informalidad, como se levantan muy temprano (antes de la salida del sol muchas veces), a preparar lo necesario para afrontar su día, a levantar a sus hijos para su formación en las escuelas, liceos y universidades, a salir a la calle a ganarse el sustento por su trabajo, por su labor, por sus sueños, y siempre con la esperanza de que algún día, las cosas han de mejorar, de conseguir y alcanzar aunque sea con un poco de éxito, su objetivo, con metas claras o no tan claras. Pero con el deseo y la voluntad de no sentirse doblegadas, por nada, ni por nadie, muy a pesar de las condiciones o de las circunstancias, que día a día se consiguen en su andar...

Las madres que hoy día son abuelas, sienten que lograron finalmente su cometido. Vieron crecer, formarse y salir adelante a sus hijos, con mucho esfuerzo, dedicación y sobre todo con inmenso amor. Muchas veces dejando de poseer y limitarse a sus deseos personales, por dárselo a sus hijos y que lograsen salir adelante. Preocupadas porque a su gente nunca le faltase nada. Compartiendo todas sus pertenencias y atendiendo todas las necesidades de los hijos. Esas abuelas hoy día solo desean que sus hijos, sus nietos y hasta sus bisnietos, alcancen la madurez necesaria y encuentren su lugar en este mundo, a veces hostil, complejo, difícil, pero maravilloso, oportuno y enriquecedor después de todo...

Vemos en los últimos años como muchas de ellas, jóvenes, profesionales, trabajadoras, emprendedoras, mujeres de hogar y de trabajo al mismo tiempo, hacen largas colas en cualquier establecimiento, buscando los productos necesarios que garanticen el sustento mínimo necesario para salir adelante, aun en las circunstancias que vive el país. A muchas las vemos en los vagones del metro arreglarse antes de llegar al trabajo, simplemente para dejar sentado que están prestas a asumir sus responsabilidades, alegres, bien presentadas, con voluntad y ánimo. Otras las vemos muy temprano en las colas interminables en nuestras vías de acceso, arreglándose en el automóvil, maquillándose, tomándose el tiempo necesario, para llegar impecable a cumplir sus obligaciones...

Las nuevas generaciones están viviendo tiempos difíciles, sin embargo el ciclo no se interrumpe, no se modifica, no se limita. Continúan con vitalidad, esperanza, alegría y llenas de entusiasmo, buscando su lugar, buscando su pareja ideal, buscando lograr tener su propia familia, buscando la manera de cumplir sus sueños, consolidando poco a poco su familia. Todas entusiasmadas con la idea de que algún día tendrán su hogar, su espacio propio, sus bienes y su legado, aunque en eso tarden un poco. Todas esas madres jóvenes, las ya maduras, las que son abuelas, destinan y han destinado gran parte de su vida, a la formación, creación y surgimiento de las nuevas generaciones. A la consolidación y aporte a una sociedad con muchos defectos, con problemas bastantes serios, de diversas religiones y creencias, con necesidades, con las ansias de propiciar el desarrollo de una nueva generación, que deben sumar, aportar, trabajar y terminar de capacitarse, para que esta sociedad imperfecta, complicada, y a veces ignorante, contribuyan en las decisiones que determinarán el rumbo de ella...

Buscando siempre ser actores y parte de un mundo lleno de oportunidades. En las que cada uno de estos seres por quienes fuimos bendecidos de la mano de Dios, al llegar a este mundo, contribuyamos, seamos agradecidos y aportemos con nuestro granito de arena, a que esas madres se sientan cada día más orgullosas de sus hijos, de lo que hicieron para que seamos cada día mejores seres humanos. Particularmente tengo la dicha de aun tenerla en vida. Blanca es su nombre y es esa mama que por siempre se ha preocupado por mi bienestar, por mis sueños, por mis inquietudes y por mis logros. A esa mama que siempre me dio amor incondicional y que aun lo sigue dando, y de la que de igual manera me siento orgulloso y agradecido eternamente. A la madre de mi bella hija, que de igual manera gesto a ese ser, ayudo en su formación y educación, aportando lo suyo con amor, a quien para ese momento formaba parte de esa nueva generación. Y a esa hija a quien de igual manera adoro, amo y quiero profundamente, a Adriana Carolina, que le ha llegado su turno, y que en su vientre gesta ese nuevo ser, de esa nueva generación a quien le dará todo su amor y dedicación, para que igualmente el ciclo continúe, y que ese ser tenga su lugar en este mundo cambiante y diverso...

Feliz y bello día tengan hoy, mañana y siempre todas las madres, como un sencillo homenaje que con mucho amor y dedicación, les desea este humilde servidor, que a través de estas letras, expresadas con la mejor intención, agradece con la bendición de Dios, su paso por esta vida y por todas las enseñanzas recibidas hasta ahora...


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