Es triste cuando nos acercamos a
los medios de comunicación, sea la televisión, la radio, los periódicos e
incluso hasta en las redes sociales, la inmensa cantidad de notas, manifiestos,
noticias, artículos que describen como en los últimos años, se han perdido la
escala de valores, los principios fundamentales y la noción de todo aquello que
una vez nos sembraron, nos enseñaron, lo que vivimos algunos y lo
interpretamos, como una forma de convivir, de compartir y de acompañar a una
sociedad que pretendía ser eficiente, justa en muchos casos aunque no fuese
perfecta y progresista. Todo dentro de lo que conocíamos como “La convivencia
entre nuestra gente”...
Venezuela no es el único país,
aunque presente en América la mayor cantidad de aberraciones, injusticias,
inconsistencias y violación a los derechos fundamentales de libertad, cuando
supuestamente se vive en democracia. Sin embargo el precio para vivir en
democracia hoy día, en algunos países del continente, relativamente es bastante
alto. No escapas a las situaciones que muy a pesar de tal vez y en muchos
casos, no ser responsable, no estar involucrado y tratándose de andar con el
cuidado correspondiente, mas tarde que temprano algo pasa muy cerca de ti, de
tu familia, de tus amigos y seres allegados, y hasta muy cerca del entorno
donde te movilizas. Fuera de nuestro lamentable país, los casos
delincuenciales, de robos, de crímenes, de violación y de situaciones extremas,
son casi que el “pan de cada día”. Bogotá, DF en México, Tegucigalpa, San
Salvador, Honduras, Buenos Aires, Sao Paulo y hasta en Asunción, las diferentes
notas del día ya no sorprenden, en cuanto al tema con la que encabezo este
escrito...
Ejemplos como los crímenes contra
43 estudiantes en Ayotzinapa en Iguala, México son de los sucesos inconcebibles
e irrepudiables, mas aun cuando muy a pesar de la presión por parte de la
sociedad, de los padres de estos jóvenes y de las mil y una exigencias
realizadas a través de los medios de comunicación, para el estado resulta muy
fácil escudarse en ocultar la verdad detrás del telón. Según el estatal
comisionado de los derechos humanos en Honduras, desde el 2003 hasta lo que va
del 2015, han asesinado en ese país 51 personas ligadas a los medios de
comunicación social. Se ha convertido en ese país, un blanco fácil cuando
alguno de ellos, denuncia, informan o sacan a la luz pública, algo que
comprometa los intereses de esos poderes ocultos, tras bambalinas o instancias
que dejan mucho que desear. Las violaciones constantes entre robos y asesinatos
sin razón alguna, en algunas de las estaciones del trasmilenio en la ciudad de Bogotá
y los crímenes en contra de menores de edad, por simplemente violar una niña de
15 años de edad, que apenas estaba saliendo del cascaron, para tratar de
alcanzar sus sueños. El caso en Asunción, en Paraguay, de la niña de 10 años de
edad que fue violada, ultrajada y ahora se encuentra embarazada, cuando
moralmente es inconcebible que el estado prohíba un aborto por razones morales
o legales. No se trata de religión, ni de Dios, ni del Espíritu Santo. Se trata
de conciencia y de que forma un ser humano que aun no ha terminado de salir del
cascarón, traiga a la sociedad un ser, que mas allá de no ser culpable de cómo fue
concebido, llegara marcado para siempre, por todos los argumentos y aspectos
sociales que no escapan a nuestra sociedades, cuando se ufanan y humillan, sin
consideración alguna, como si fueron estos seres responsables de lo sucedido...
Violaciones de niños y niñas en ciudades
como Potosí, en Bolivia, asesinatos en Sao Paulo y Rio de Janeiro en Brasil por
un par de zapatos, un celular o la cartera, los niveles de corrupción en la
ciudad de Buenos Aires, detrás del telón estatal, entre miembros y personas
cercanas al estado, como los crímenes contra aquellos que denuncian, como el
caso supuesto del Fiscal Nisman, donde se ha vuelto toda una novela dantesca,
evitando a toda costa le salpique las implicaciones y consecuencias de esas
supuestas denuncias. Las bandas armadas delincuenciales y pandillas que
controlan las inmensas barriadas y calles de San Salvador, en El Salvador, como
una marca obligada dentro de la sociedad, con apenas 11 años comienza la intrépida
escalada, aprendizaje y sobrevivencia de estos menores que en pocos casos
pueden alcanzar los 21 años de vida, con una decena de muertos ya encima. La saturación
en todo el continente del flagelo más representativo del planeta, el consumo y
la comercialización de drogas, estupefacientes y sicotrópicos, deteriorando aun
mas a las nuevas generaciones en las grandes y medianas ciudades del
hemisferio. Toda una característica de la marca en los barrios y zonas de la
periferia de las grandes capitales. Y a pesar de los esfuerzos en materia de
contrarrestar dicho flagelo por parte de la fuerza pública, lamentablemente
entra hasta en las filas de esas instancias públicas, se corrompe a tal punto
que todo llega a pasar disfrazado muchas veces...
El caso venezolano es una muestra
relevante del deterioro progresivo de la sociedad. De la inconformidad por
parte de una buena parte de ella. Del cansancio a estas alturas del partido de
siempre escuchar por los mismos actores cual es la salida a esta situación, y
lo lamentable es que se profundiza aun mucho más. Los niveles de inseguridad
están visibles, permanentes y disgregados en todos los ámbitos y sectores. Ya
ni siquiera puedes ir seguro a una sala de cine, un café, un restaurant, una arepera
o un automercado. Somos blanco y presa fácil de los individuos y grupos hoy día
organizados, para amedrentar, robar, ultrajar y hasta asesinarte por el celular,
el mercado o la pinta que llevas puesta. Esto no es un secreto, porque hasta
militares y policías han asesinado en las puertas de estos establecimientos.
Las carencias absolutas en todos los sectores de producción, los precios
irrazonables de los productos, artículos y bienes. La humillación al hacer una
cola absurda por adquirir un jabon de tocador, un shampoo, o un paquete de
pañales, que hasta la partida de nacimiento del bebe debes llevar y de paso
marcarte como al ganado...
Sabes en muchos casos a qué hora
sales a tu rutina diaria, pero muchas veces no sabes en algunos casos si
regresaras o simplemente si llegaras a casa. Pretendes en algunos casos tratar
de medio comprar lo que puedas o con lo que te alcance, pero sobre simplemente
lo que hay en los anaqueles o lo que queda. Muchas veces hay que calarse una
cola de hasta dos y tres horas para ver si existe la posibilidad de llegar a
tomar uno de los productos de primera necesidad que se requiere. Y ya no te
queda tiempo para ti, para tu pareja, para tus hijos, porque llegas extenuado,
cansado y harto de los miles de problemas que a diario tienes que superar, para
medio cubrir lo necesario en el hogar. Todo se traduce en que absolutamente
todo lo que está a nuestro alrededor, mas tarde que temprano se convierte en un
arma de doble filo, y en nuestras relaciones personales, se llega a convertir
en un instrumento hasta violento...
Las relaciones interpersonales y
de pareja se han vuelto complejas y hasta poco llevaderas. Las necesidades del
hogar se han convertido en una prioridad y hemos dejado de un lado los
sentimientos, las caricias, las notas o los obsequios eventuales, tales como un
chocolate, un ramo de rosas, una tarjeta o simplemente un detalle para hacer sentir
a nuestras parejas, que aun en estas situaciones, estamos ahí. Todo es de parte
y parte. Es muy general, es en ambas partes y para algunos pues todo puede
llegar a molestar y perjudicar. Las caras en el transporte público ya no son
contagiadas de alegría o satisfacción, por el contrario, son algo tristes y
preocupadas, porque al final del día hay que seguir resolviendo muchas cosas, o
simplemente durante el transcurso del día, algo nos salpica y algo nos afecta...
Como antes mencione, nuestra
escala de valores se perdió. Nuestros principios morales y de familia están en
un proceso de extinción. Las nuevas generaciones están en peligro de poder
alcanzar lo que nuestros padres sembraron en nosotros, las ganas de alcanzar
nuestros sueños, nuestras metas y nuestros anhelos. Para algunos pocos la vida
tal vez les ha sonreído y no han sobrellevado lo que a muchos hoy día es
bastante cuesta arriba. Para algunos pocos tal vez han tenido la fortuna del
apoyo incondicional aun de sus familias. Pero para una gran mayoría aun está
lejos de llegar a soñar con alcanzar aunque sea una pequeña parte de lo que sus
padres consiguieron. Las personas en estas sociedades hoy día están en un
laberinto de situaciones y eventualidades, que muchos solo y únicamente sobreviven,
tal vez a expensas de otros, tal vez llevándose a otros por delante, tal vez
volteando la cara para evitar sentir compasión por el de al lado. Pocos ayudan
a otros, simplemente porque dejo de ser parte de nuestros valores...
Todo ello producto del reconcomio
y el rencor de un grupo de personas oportunistas que se lograron montar en la cúspide,
vociferando y especulando sobre aquellos que realmente trabajaron duro para
obtener lo que alcanzaron. La envidia, la maldad y la desfachatez de algunos
pocos en utilizar instrumentos, situaciones y aspectos por su cuota de poder,
han logrado que hoy día, esa fuerza con la que siempre nos caracterizo a salir
adelante, nos la quieran quitar, eliminar y hasta lograr atemorizar, para
evitar salir de esta debacle, de esta situación nunca antes vista y de la que
siempre en algún momento tengamos como lección aprendida, que aquellos que por
el simple hecho de hablar coloquialmente un lenguaje o un vocabulario bastante
popular, no indica que son los adecuados, los formados o los indicados para
alcanzar seamos una sociedad justa, ejemplar, imperfecta, pero que logra
superarse según sea la visión de ser mejores en todos los sentidos, tanto
humanos, espirituales y materialistas...
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