martes, 30 de junio de 2015

Nuestro Mundo Perfecto…



A lo largo de la evolución de la humanidad, hemos sido testigo a través de nuestra propia historia, de diversas situaciones, eventos, acciones y conductas del ser humano en todos sus contextos, en todas las circunstancias y todas las reacciones ante las condiciones de esos momentos. Sea en términos personales, de familias, de amistades, de sociedades y hasta de los gobiernos y los mismos imperios, hoy día extintos desde hace cientos pero cientos de años. En todos los países tanto del viejo, como los del nuevo continente. También de los que están más allá de nuestras fronteras cercanas, como se expresa bien en muchos y muchos libros. En el plano material, humano, territorial y hasta espiritual. Y aún bajo toda y esta amplia historia de nosotros, bien detalladas, bien explicadas y bien argumentadas, de todas las sociedades que habitamos en cada pueblo, en cada ciudad, en cada país, más allá de nuestras costumbres, nuestra diversidad de culturas y de nuestra propia evolución, nunca terminamos de aprender, pretendiendo generalmente saberlo todo y terminamos repitiendo los esquemas, apuntando a un personaje, un midas, o como diría personalmente, a esos encantadores de serpientes de cualquier género, que con sus discursos, embelesan a una, dos, tres y hasta cientos y cientos de personas, creyendo que esa es la persona, es el elegido o elegida, es el equipo o grupo idóneo, es el movimiento, es o son la salida, que por ahí es la cosa y bien puede ser la solución. Es a quien debemos atender, escuchar, seguir, apoyar, amar, querer y darle el voto de confianza. Bajo todos los contextos y aspectos que el ser humano determina, bajo todos los planos existenciales y espirituales, en todos los estratos sociales. Y continúa siendo así de común aún en este año 2015, denominada la era del siglo XXI que actualmente vivimos...

Es cierto que muchos han sido los ejemplos e historias más significativas en cuanto a nuestra evolución, muchas de ellas a través de la perseverancia y persistencia, en las creencias y en el demostrar que muy a pesar de los contratiempos, las injustas y a veces situaciones, las condiciones mismas, después de todo logran su cometido, alcanzando esa victoria anhelada. Terminando de demostrar a las personas, a las familias, a la sociedad y al país que los ha visto posiblemente crecer y surgir, que si se puede y que los resultados hablan por sí solos. Sin embargo reitero, el común denominador es que persistimos en equivocarnos bajo los mismos esquemas, las mismas características y en estereotipos bastante similares, independientemente del tiempo y del momento. Eso es lo que somos y pareciera que no dejaremos de ser. Aprender a los golpes y trancazos como popularmente se manifiesta. A ciegas porque queremos verlo nosotros mismos valga la contradicción. A asumir conductas de inocentes y hasta de ignorantes, en cualquier circunstancia, sin importar el modelo, ni la posible estadística demostrativa, ni siquiera la historia misma, que ha logrado exponer quienes fuimos en el pasado, quienes somos en el presente y quienes pretendemos continuar siendo allá adelante, en ese futuro con expectativas...

En las relaciones personales, en las relaciones familiares, en las relaciones profesionales y laborales, en las relaciones seculares y religiosas, en las relaciones financieras y de negocios, en las relaciones políticas, tanto en el campo local, regional, nacional e internacional. Las relaciones de cualquier característica existente, tangible y posible de cualquier persona, familia, amigos, grupos o sociedades, independientemente de la cultura y de sus costumbres, sin distinción de género alguno. Sin embargo también es bastante cierto que ha existido y están la constancia de ello, el éxito que muchas han logrado y obtenido. Muchos a lo largo de la historia han tenido como se dice en los cuentos, finales felices. Circunstancias tal vez poco adversas, o tal vez no tan complejas como a muchos otros. Finales de una parte de esas historias que a través de sacrificios, trabajo consecuente, perseverancia y sobre todo llenos de una profunda fe y convicción a sus ideales, pudieron lograr en el tiempo ese éxito que ha merecido admiración, elogios y frutos a la larga, aún después de mucho tiempo...

¿Hemos aprendido algo? Pienso que sí después de todo, sin embargo creo que ese aprendizaje definitivamente es temporal. Ese aprendizaje lo aprovechamos mientras estamos en vida algunos, o tal vez muchos seres humanos reiterando sin distinción de género, raza o religión. Después que cruzamos el umbral de lo terrenal al plano espiritual, pasa al olvido en el tiempo y se repite nuevamente el ciclo. Es una muestra de todo, es una respuesta a las circunstancias y como dicen las madres y los padres, no hay un manual para criar, para educar a los hijos, para procrear y fundar una familia. Solo hay una serie de consejos útiles, experiencias y hechos que han de servir y considerar, para así minimizar o tratar de evitar los errores muy propios. Pero, porque siempre hay y habrá un pero. Nadie aprende ni desea aprender de los demás. Aprendemos de nosotros mismos y de nuestras vivencias, situaciones y reacciones ante la eventualidad. Son los momentos de nuestras propias cruzadas, odiseas o viacrucis, sin caer literalmente en un sufrimiento dogmático, sino pensando que cada quien establece la forma como queremos abordar cada situación en nuestras vidas. Nada llega fácil porque así como llega, así se va. Nada es imposible, tal vez hay que trabajar bastante y ser paciente, consiente y persistente. Nada es tal vez tan extremo de complejo, tal vez no puede ser tan fácil porque nos debe doler, debemos quererlo de veras, necesitamos sentirlo como un anhelo, un deseo o una necesidad imperativa. Solo y siempre dependerá de las circunstancias y condiciones a las que estamos expuestos en el transcurso del camino. Y cuando sea el momento de tener la determinación, el valor y fe en nosotros mismos, tomar la decisión de comenzar, sea la mejor de ellas o tal vez la menos conveniente...

Sin embargo y después de tantas y tantas experiencias en todos los campos, sean sociales, espirituales, románticos, económicos y de negocios, académicos, políticos, deportivos, humanos, culturales, religiosos y muchísimos otros más, que abarcan y envuelven el ímpetu humano por salir adelante, por creer, por tener fe, por ser consecuente y tener voluntad ante las circunstancias, todas esas historias, situaciones y moralejas ante todas y cada una de esas eventualidades que cada ser vive, comparte y desea difundir en y para la sociedad donde se circunscribe, la vida misma sigue siendo perfecta en un mundo imperfecto, contradictorio, y a veces complejo, cruel, injusto y hasta mortal socialmente hablando. Porque al identificarte con una causa, con una forma de vida, con una conducta o un modelo de vida ante nuestras propias creencias, hemos de ser marcados y señalados, para bien o para mal. Se siente contradictorio, se siente amenazante, se siente injusto, pero lamentablemente así es nuestra sociedad. Somos catalogados dentro de un grupo, una secta, un estereotipo, un sector o como mejor cualquiera los desee llamar o nombrar. Pero reitero este es el “Mundo Perfecto” que tenemos, que amamos, que queremos. Esta es la vida que Dios nos otorgo elegir. Esta es la forma como los seres mortales entendemos que nacimos y llegamos a este mundo para ser educados y formados, para contribuir y para continuar aportando estando en un entorno, independiente de género, religión o raza, independiente del aspecto y la circunstancia, sea de la mejor manera, o de aquellas que conllevan al camino equivocado, terminando muchas veces muy mal para esa minoría global...

Muchas veces acertamos y atinamos. Muchas veces nos equivocamos y nos volvemos a equivocar. Muchas veces creemos fervientemente en la buena voluntad de los demás, pero muchas veces también esa misma creencia nos traiciona y pagamos las consecuencias de ello. Muchas veces tenemos la convicción que los cambios son para bien, sin embargo también muchas veces esos cambios a final de cuenta, son más bien para empeorar las situaciones. Muchas veces planificamos y tratamos en lo posible de seguir literalmente aquello que consideramos es el camino, pero lo que muchas veces no consideramos, son las barricadas, las zanjas, los obstáculos y las intromisiones de otros, simplemente para así evitar se pueda triunfar en esas metas debidamente planteadas. Hay pero tantas maneras de afrontar las circunstancias durante el camino que transitamos, que también muchas veces los sacrificios son de un tamaño y una magnitud, que solo y únicamente los que están viviendo en carne propia esas vicisitudes y circunstancias, son los que marcan la diferencia dentro de una sociedad imperfecta, que esta circunscrita en lo que llamamos nuestro “Mundo Perfecto”...

Pero así lo queremos, así lo amamos, así lo vivimos, así lo sentimos y así perseveramos en continuar creyendo, que más allá de todo lo que nos sucede día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, seguiremos apostando que en nuestro “Mundo Perfecto”, algún día las cosas serán mejor que hoy, y que siempre, pero siempre el sol saldrá para todos, aun después de las tormentas y las tragedias...

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