domingo, 22 de septiembre de 2019

Re-escribiendo una Historia - Capítulo V – Una reunión ansiosamente esperada, un encuentro que ha anhelado tener, entre esas travesuras y quizás algunas cartas bajo la manga… Esos son y serán por siempre sus abuelos a quienes por siempre ella va a querer…


“Dibujando todavía ella se encuentra trazando pinceladas sobre el lienzo de esa vida anhelante, esa donde tal vez encontrará todo aquello que ilusionó estando en el cielo…”

Falta menos, si, falta un poco menos… el tiempo transcurre entre ese dulce vientre materno y los momentos que acude a vislumbrar aquellos personajes quien ella ve desde el cielo, afinando detalles ella aun está, preguntando y saltando, y susurrando consecuentemente al oído de su maestro, le continua cantando, en ocasiones ella va de júbilo y alegrías, en otras quizás con temores y hasta con cierta melancolía, porque ella ha de cruzar el umbral de su universo hasta las vivencias terrenales de eso que aún no conoce, de eso que pasará en su bienvenida estadía, y sin embargo cual artista indomable, quien intenta maniobrar con esas manos y mucha algarabía, ella va descubriendo, va plasmando y dibujando a quienes serán sus cómplices de esas aventuras que muchas veces hará con ellos a escondidas, que muchas veces ella manejará sin entender como lo alcanzaría, simplemente porque ella es y siempre será así, esa niña especial a quien muchos querrán comprender y descubrir en esos tumbos que darán tanto de noche como en cada momento de sus hermosos días…

Aquí en estas tierras, entre la familia elegida por ella, quienes la acogerán al arribar a este mundo extraño pero aun circunstancial, proclive y genuino, e inclusive quizás ella será a veces tan extrovertida y displicente, tan selectiva y hasta tan especial, habrá siempre de esas peripecias, de sus complacencias y de aventuras, esas que solo sus abuelas a ella siempre le permitirán, porque ella viene ya preparada y siempre sabrá mover cada una de su piezas, cual jugadora de ajedrez en un mundo al revés, y hasta maniobrar con excelencia, quizás no tanto por su benevolencia o intransigencia, más bien por estar en los tiempos de ese aprendizaje, que tal vez a través de su ingenuidad le dará un diluyente bienestar…

De colores ella ve ese mundo sobre su lienzo, ese que ella dibuja e intenta plasmar allá arriba desde el cielo, y también lo hará aquí abajo como lo vemos todos sin percatarnos de lo que el creador ha dejado sobre este asombroso planeta y hasta complejo mundo, y el rojo destacará por siempre entre sus preferencias, entre sus dogmas y apetencias, no el blanco, no el amarillo, ni tan siquiera el azul, sino el de la flama siempre encendida, ese que para ella por siempre será su asombroso y genuino dibujo, ese lienzo que solo tendrá la marca de una pequeña diva más allá de su contagiante discurso, mientras allá ella arriba baila y canta con algarabía, allá ella arriba se contagiará también con quienes serán sus guardianes, unos perritos que ya la esperan, por quienes ella sentirá compasión y mucha alegría, y por supuesto siempre tendrá esos detalles, esos que la avivan entre borlas y flecos, entre pepas y sus afanados movimientos, entre la agudeza viva y la picaresca esencia de lo que será su adorable vida, y por supuesto con la complacencia de su adorable mama y de sus queridas abuelas, quienes le han de cargar como decimos nosotros acá en nuestro patio, el chuco, las ganas, el chinche y mil vainas, ay bendita niña quienes esperaran de tus andanzas, bendita sea la Princesa quien surcará desde el cielo para contagiarnos a través de su mundo y de su eterna algarabía…

“Ay abuelita, espérame que pronto estaré yo por ahí al llegar, para juntas quizás hasta cocinar, para juntas quizás hasta cantar, hasta reír de mis ocurrencias y de mis apetencias, porque yo seré la luz que te traerá las sonrisas en cada uno de tus días y te susurraré en ocasiones allá en tu cama, donde yo intentaré verte todos los días”...

“Ay ABUE, yo sé que tú estás ahí, esperando por mí, con esa sonrisa llena de picardía, con tus ojos verdes radiantes, donde tú y yo intentaremos por siempre darle a los perros parte de nuestra comida, porque ellos siempre serán los guardianes de nuestras andanzas, de nuestras aventuras y de esas travesuras en cada uno de nuestros días”...

“Ay abuela, mi amada y querida abuela, yo sé que tú me llevarás a ver tus hermosas cascadas, esas hermosas cortinas de aguas creadas por mi maestro, por allá donde los parques son bellos y el verdor es un gran consuelo, donde tú has vivido gran parte de tu vida, por allá donde el sol y las aguas son la esencia de la vida y de tu gran algarabía”...

“Ay mi abuelito, a ese a quien yo llamaré cariñosamente mi abue el loquito, también yo te invitaré a ser partícipe de mis andanzas, de mis loqueras, de mis enseñanzas, de mis malabares y de mis artimañas, de mis trucos y de tus ocurrencias, para seas también cómplice de lo que yo haré junto a ti a escondidas de mi mami, a quien yo amaré más allá de esta innegable vida”...

Y así continua transcurriendo eso que conocemos como tiempo, ese espacio interminable entre el universo y nuestros terrenales momentos, contando las horas, contando los minutos, los segundos y el tic-tac del reloj imparable desde donde aguardamos en ocasiones con desespero, donde cuantificamos todo para entender nuestro hermoso universo, así entre el periplo de las incursiones de ese ángel allá en el firmamento, donde el Creador ha diseñado todo, donde el Maestro continua entregando todo, donde el Universo sigue siendo tan mágico y tan imponente, donde no deja nunca nada al azar ni a la suerte de la gente, donde todo ha de estar escrito, aun entre la inocencia e ingenuidad de los seres benditos, donde todo fue, donde todo es, donde todo será, en la benevolencia de los sedientos y los agradecidos con su suerte, donde muchos esperamos la perfección en este mundo abstracto, en ocasiones desobediente y hasta complaciente, pero donde todo pasará por alguna razón, sea lógica o inconcebible en nuestra concepción, donde todo puede ser arte y una obra maestra dilucidada a través de nuestra alma y nuestra mente, donde la espiritualidad de una Princesa lleva un matiz arraigado desde siempre, donde se intenta re-escribir una historia a través de un poema que deja anécdotas de una vida creada desde el cielo y para un montón de gente, donde se intenta dibujar la silueta, los colores, las maromas, las travesuras, las intenciones y las aventuras de un ángel convertida en una Princesa, de la que habrá que hablar mucha gente, y no por una cuestión de honor, más bien por el sueño y la ilusión de una niña que ha de llegar a vivir la maravillosa esencia del amor a través de sus incursiones entre tantas y tantas fantasías, desde lo más lejano a nuestra mente, ay Princesa mía de verás que yo lo intento, yo en ocasiones hasta te entiendo, te he escuchado, hasta creo haberte visto, te he dibujado como tú a mí lo has hecho desde el laberinto de tus ilusiones, de tus sueños y de tu alma inalcanzable e insurgente, y así vamos cariño, así tú y yo continuaremos juntos, plasmando la esencia misma de tus peripecias desde el cielo, cuando tú me susurras esto que yo plasmo para toda nuestra gente y toda tu magia que ha de llegar desde el cielo y más allá de nuestra mente…

Siempre el Maestro ha de tomar ciertas medidas, él implementará por siempre su plan maestro, él creara esas estrategias, modificando sobre el camino todo aquello que quizás abrirá un compás, donde todo en alguna ocasión ha de ser un tormento, quizás en ocasiones un choque de emociones y de sentimientos, una sintaxis a través de nuestros tiempos, un porque y un tal vez no lo sé, donde ella formará parte de ese plan hasta abstracto y donde yo simplemente seré ese testigo necesario de comprender y tal vez de plasmar, una historia de vida de alguien quien será sin dudar, un ángel quien desde el cielo eligió y no precisamente al azar, a un grupo de personas, de hombres y mujeres, de niños y de cómplices, tal vez para que nos enseñasen a amar, a aceptar y a entender, de ese alguien quien nos unirá más allá de la comprensión, de la ilusión en ocasiones para ver, desde un sueño eterno a quien yo llamaré por siempre, la sutil e idealizada musa, quien mi inspiración ha de ser, la Princesa por quien siempre yo escuchare esa única canción, donde sonarán campanas y melodías de amor, donde sus abuelos a pesar de todo, ellos también se armaran de valor, para entender la ilusión y el sueño de la bella Sophía, un ángel devoto elegido por Dios para dejarnos simplemente su pasión y su innegable y floreciente amor…

“Quizás habrá un instante de nuestras vidas, donde todo sucederá como esa luz que apenas logramos ver de una estrella fugada, esa que se va tan lejos y hacia la deriva, donde no entenderemos su perspectiva, donde dirán mil y unas palabras acerca de una circunstancial vida, pero donde el espíritu de una niña por siempre estará presente más allá de las fantasías y hasta de esos sueños recurrentes, de esos que entre los mortales y los ángeles hay y habrán en momentos insurgentes, inexplicables y difíciles de describir en este mundo solemne y hasta impredecible, pero donde únicamente el maestro ha bendecido, aun en los momentos que puedan ser tristes y hasta sorprendentes”… Simplemente una interpretación espiritual de alguien quien intenta plasmar la historia de un ángel a quienes llamaremos por siempre Sophía...


1 comentario:

  1. que belleza amigo al fin pude leer este hermoso capitulo con lagrimas en m,is ojos de ppor tantos sentimientos encontrados . un abrazo

    ResponderEliminar