sábado, 7 de septiembre de 2019

Re-escribiendo una Historia - Capítulo IV – Sintiendo tu presencia, escuchando tus ilusiones y tus promesas, y viendo a través de tu silueta la belleza de tu esencia… Mamá…


“Y su alma aferrada en su vientre se extasió en dicha, en alegría y compasión, porque ella comenzaría a sentir la magia del sentir, del cariño, de esa paz y de tanto amor…”

Fue tal vez un presagio, fue tal vez la señal de algo tan efusivo allá desde el universo, quizás tan iluso y tan deseado quien desde el cielo preguntó y preguntó, e insistió pero tanto, que finalmente consiguió bajar desde ese bello lugar del firmamento, para sentir en carne propia lo que los mortales anhelan jamás ceder, es el comienzo de una vida, desde eso tan indivisible y tan pequeño, tan sensible y delicado que requiere tanto cuidado para alcanzar la gloria acá en esta tierra, donde todo es posible y donde todo es hasta soberbio, es el clímax de la vida mientras pasa su tiempo aferrándose a sus deseos, es la madre, es la hija, es el amor que las unirá más allá de lo que muchos quizás no puedan preverlo, porque solo esos seres especiales pueden entender, pueden palpar, sentir y vivir lo que nadie podrá ni tan siquiera imaginar lo que será una vez abra ella los ojos para mirar y comenzar a sentir lo que imaginó desde el cielo, y hasta quedar con la esperanza de vivir más allá del desconcierto…

“Quienes serán todos ellos, quienes estarán viendo, quien me querrá cargar”…
“Y escucho melodías aun en el silencio, y escucho la voz angelical con quien yo sueño”…
“Siento las caricias de alguien quien me consuela, quien me quiere también en el desvelo”…
“La maravilla de la vida, la magia de lo que yo anhelo, las ansias de vivir y disfrutar aquello que desde allá, desde el cielo, donde estará siempre mi maestro… y así también yo lo sueño”…

Son las sensaciones y pensamientos a través de una interpretación quien seguramente preguntará y responderá aunque cueste a veces creerlo, es como la vida misma en ese diminuto contexto, donde van y vienen imágenes, donde hay muchos sueños, donde se sienten caricias, donde el maestro vela así tanto por su cuidado y por su alma para darle consuelo, donde dos corazones palpitan, donde no hay penas, donde todo es posible aunque parezca incierto, donde dos almas se unen en un baile que durará lo que Dios así lo tenga previsto en este mundo imperfecto, pero que todo habrá de llegar en el momento correcto, para quedarse y dar continuidad a una historia de amor maternal más allá de lo que nadie podrá entenderlo, es ese amor, esa pasión, esos deseos que apenas interpretamos otros pero que estamos muy lejos de poder comprenderlo, sin embargo aun así brindamos con alegría, con dicha y amor para que por siempre dure esa unión bendecida desde ese bello lugar allá en el cielo…

“Alguien quizás escribirá y pintará mi historia, alguien quizás verá lo que yo tanto quiero”…
“Algunos me enseñaran mil cosas, algunos me guiarán y me dirán como hacerlo”…
“Algo dejaré yo por mi paso, algo me dejarán en mis momentos y algo será tan cierto”…
“Y algo viviremos juntos mientras el Universo confabule a favor de todos los nuestros”…

Este periplo y aventuras desde el recinto los cielos tampoco ha sido fácil, pero el tiempo de Dios es indiscutible y perfecto, sin desatino, sin improvisaciones, sin preocupaciones, porque el renacer de la vida es una rutina que continua en total movimiento, y así el tiempo transcurre en el vientre de una madre que anhela y sueña con ese día, mientras en espíritu ella continua tomada por las manos de su amado maestro, aprendiendo en cada paso de él un sinfín de oraciones, de poemas, y hasta de versos, que le hablan de una vida, que le bendicen su aventura y que ella cambiará bajo sus propias reglas y sus propios momentos…

Y acá en esta tierra bendita, acá desde las montañas andinas, sus amados padres continúan preparando su llegada, la de esa Princesa quien ha de llegar desde el cielo, mientras ellos dilucidando un nombre que ya está reservado desde tiempo atrás sin entender que ya es un hecho, quien entre los albores del tiempo, donde todo es posible, donde todo será en ese instante perfecto, aun en este mundo a veces injusto, desconcertante pero maravillosamente complejo, ellos buscaran mil maneras de agraciar todos sus deseos, le enseñaran en ocasiones como torear los avatares del momento, y aun así ella aplicará todo con sus propias manías, con su propio talento, porque ella viene preparada como tromba marina para afrontar al oleaje de cada momento, ella es y será así tan ella como ese ángel quien desde el cielo siempre saltó sobre la congregación en cada pregunta, en cada respuesta, que en ocasiones dejo a muchos en total desconcierto, y donde el maestro quizás le permitió afrontar sus deseos y aventuras en esta tierra, esa que el mismo avizoró para dejar que su guerrera y Princesita del amor aprendiese de esta vida mortal, a sonreír y hasta llorar, a escuchar y hasta hablar, a bailar y hasta anhelar dar la carrera que no muchos lograrían más allá de lo que otros tal vez no entenderán, porque ella simplemente es Sophía, una niña quien vino a cautivar, a unir y a dejar un semblante que marcará la vida de unos cuantos que a su alrededor ellos por siempre allí permanecerán…

Esta historia tal vez intento yo re-escribirla, intento yo contagiarle, intento yo mantenerla en el vilo, no sé si ha de ser un poema, no sé si son versos desde la alejada estepa, no sé si podrá ser un canto que redunda desde la algarabía de su esencia, ha de ser ella esa musa por quienes los poetas ríen y lloran a través de recuerdos que inundan todos sus dilemas, no sé si ha de ser pintada sobre un lienzo, no sé si a través de un sinfín de palabras compondrán a esta pequeña obra maestra, esa que deseo perdurará por siempre desde los mares hasta más allá de las arenas, no sé sin son los colores de ese sueño que me inspira a jamás yo perderla, no sé realmente como expresar esos sentimientos que me conmueven, que me tientan y hasta me llenan, quizás solo sé que alguien desde el cielo me indica y me susurra como plasmar la magia en cada letra, con profunda humildad, con pasión y devoción y hasta con sutileza, con el argot de una vida que gira a nuestro alrededor y que pretendemos siempre mantenerla, que también inspira sublimemente a ese artista, a quien transforma todas estas palabras de cada capítulo en una imagen casi perfecta, a quien ella llamará en vida Tuto, porque tal para cual son imagen en el espejo de algo asombrosamente idénticos en sus esencias, ella ya lo vio desde el cielo, lo detalló, lo marcó, lo atraerá a su mundo y lo bendecirá por siempre en este viaje que inicia su tiempo bajo la luz de un amor por quien ella aun en el vientre lo sueña, es todo un dilema, es toda una obra maestra, no de nosotros, no de quien escribe, ni de quien pinta, ni de quien dibuja la silueta de una niña a quien se querrá como a una Princesa, es ella misma quien se trae bajo la manga sus jugadas, sus malabares, sus artimañas, entre ardides y estrategias, para que todos la escuchen y en ocasiones hagan lo que ella quiere que sea, es toda una artista quien nos enseña, quien nos conmueve y quien nos encontrara a través de nuestras almas lo elemental de nuestras esencias…

“Ay Mamá, siénteme, escúchame, guíame, aquí yo estuve, aquí yo estoy, aquí yo estaré”…
“Ay Mamá, la vida para ti es tan hermosa y tan bella, la vida para mí es la flama que yo mantengo serena, la vida es un canto en la gloria que escuchamos tú y yo en esencia”…
“Ay Mamá, tranquila, tranquila, aquí estuve, estaré y saldré de tu vientre despierta”…
“Ay Mamá, jugaremos las dos, los tres, hasta cuatro, cinco y seis, y muchos más cuando llegue yo ahí, y tú me enseñaras, y yo te enseñaré para que tú sientas mi esencia”…

Imágenes que inundan sus pensamientos, palabras que emanan de su alma y de sus sentimientos, es la esencia misma, es el principio de una vida, es la magia del universo quien confabula más allá de lo que ella sueña por este paso de vida, es la ilusión de una Mamá esperando el arribo de una pequeña niña, de ese angelito, es la sensación de algarabía que las ilusionará toda la vida, son los pensamientos de esa Princesita en este viaje, en esta hermosa aventura, en este ínterin quien al cruzar el umbral del universo hacia lo terrenal, han de llamar por siempre Sophía




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