“Hoy quizás
no he de plasmar tanta poesía, ni frases reiterativas acerca de, porque y como
fue, es y tal vez será, solo dejaré lo que tal vez Dios ha de querer para
nuestro tiempo…”
Ha sido una elección
desde el jardín de los cielos, allá donde el creador mantiene una legión de
nobles guerreros, donde uno de tantos ángeles pidió la oportunidad para bajar
desde ese universo, dar un paso crucial a través de ese umbral desde esa
explanada espiritual donde apenas algunos imaginamos como es y cómo será, desde
donde la ilusa inocencia y tal vez hasta la ingenuidad la llevara más allá,
donde todo puede ser, donde el tiempo no es posible cuantificar, donde las tristezas
quedan atrás en cualquier pasado circunstancial a través de esta vida en este
mundo terrenal, donde las alegrías se expanden sin tan siquiera meditar o
pensar, porque no se trata de nuestra existencia en este paso temporal, se
trata más bien de un loable sueño, de una bonita ilusión, de una única elección,
de un pedimento sublime, mágico y quizás hasta eterno, y donde marcará un
presente y un futuro a través de nuestros corazones, a través de nuestros
pensamientos, en el mismísimo fondo de nuestras almas, más allá de lo inimaginable,
de lo creíble y hasta de lo indomable, fuera de dogmas, de manifestaciones o
palabras que solo intentan expresar un único sentimiento, ese de un amor más
allá de lo que se siente, se lleva y se impregna como flama ardiente, de quien
intenta plasmar la historia de una Princesa que llegará, que llegó, que aun en
cualquier circunstancia elegida por Dios nos bendecirá y nos traerá alegrías,
sorpresas y preguntas que se repiten y se repetirán sin encontrar en ocasiones respuestas
o contradicciones escritas desde el cielo...
Si, definitivamente
más allá de cualquier lógica o de atenuantes que algunos pudiéramos ver,
escuchar o sentir, antes, en el inmediato presente o en un futuro hasta
divergente, hubieron, existen y habrán consecuencias de aquello que no
conocemos, de aquello que en ocasiones ni tan siquiera entendemos, pero que
solo sabemos que existe en algún lugar un ser supremo, benévolo, generoso,
creador y hasta escritor de nuestras propias historias, quien ha de estar allá desde
el reino de los cielos, hilvanando, dilucidando, planificando y moviendo las
piezas en el tablero de nuestro propio terreno, otorgando oportunidades,
regalándonos la vida, dejando que quienes llegan desde el cielo emprendan entre
elecciones y decisiones todas aquellas acciones para aprender y dejar lecciones
en el ínterin de nuestros momentos, a pesar de tantas alegrías y de momentos de
tensión, de tristezas y hasta agonías, intentando sumergirnos en pasiones y
deseos, aun entre las imperfecciones y circunstancias en cada intento, y no es
simplemente cualquier historia, ni redundar en lo que busca ser, quiere
encontrar, desea elegir, planea experimentar o convivir, también es de lo que
intenta Dios hacernos comprender, más allá del sacrificio y proeza de ese ángel
quien llegara desde el cielo, para juntar algunas personas como cadenas de un
rosario bendecido entre rosas, amapolas, claveles y crisantemos, porque a pesar
del colorido que el Creador intenta plasmar junta a ella desde el cielo, todo
siempre tendrá una razón que prevalecerá aun cuando no la entendamos a pesar de
los sucesos, pero donde solo y únicamente su amor fortalecerá la vida aquí en
esta tierra bendecida, la de estas montañas andinas, la elegida por ella para
compartir todos esos momentos, donde ella solo intentará hacer y aprender,
dejar y enseñar, expresar y alentar a todos quienes de una u otra manera compartirán
esa vida que ella disfrutará tal vez a su manera, y donde solo Dios destinará
su tiempo, su estadía, su camino, sus sonrisas, sus ansias, sus ilusiones y sus
andanzas...
Se dice desde
tiempos atrás que quienes llegan por alguna razón desde el cielo, pertenecen a
esa legión de nobles guerreros, llamados aquí ángeles, cuidadores, seres queridos
quienes serán por siempre eternos, esos que han de dejar huellas, historias,
momentos, lecciones y obran por el bien de muchas personas en este mundo
imperfecto, que en ocasiones corrigen, enmiendan, se cruzan y hasta propician
de esas cosas que a veces nunca suceden sin la presencia de ellos, que todo
sucede porque Dios siempre estará presente en cada instante de vida en nuestro
entorno y en cada momento, pero que el tiempo del Creador siempre ha de ser el
más idóneo y el más perfecto, y que a pesar de las alegrías y tristezas solo
nos queda agradecer todo de Dios y también por ellos, y donde a pesar de
nuestras acciones todo ha de estar escrito desde allá, desde el reino de los
cielos, y donde todo brillará con los colores, con el aroma, con los sabores
que nos otorgó la creación de Dios desde el flamante universo, y que esta bella
Princesa traerá su entereza para alegrarnos por cada día de vida y por cada
evento, y donde solo intento plasmar esta historia susurrada y apenas
visualizada a través de mis sueños, simplemente para que me percate de intentar
mostrar lo que yo interpreto de ello, es entre sutilezas, entre ilusiones,
anhelos, tentaciones y un montón de cosas que desea intentar en la presencia de
sus amados seres que a veces yo muestro, señalo, acoto, hasta hablo con
complicidad intentando atinar con cualquier fuente que llevo, ay de mis
incursiones, "Ay de mis apreciaciones, ay de cada cosa que llega a mi desde el
reino de los cielos, ay mi Princesa tan bella como yo por siempre te quiero..."
Tal vez palabras
vienen y van durante este periplo que intento yo desdibujar, algunas por
siempre se irán, pero otras simplemente se quedarán en el alma, en nuestro espíritu,
en cada rincón de nuestros pensamientos, en cada segmento de nuestros
sentimientos, en el corazón a veces golpeado, quebrado, mancillado, en
ocasiones triste pero reservado, cubriendo fisuras y cicatrices de dolor y
penas sin dejar de continuar la carrera hacia lo soñado, intentamos a veces
hilvanar la cinta de nuestra historia, ir atrás, volver adelante, pero allá
desde el cielo la historia escrita está reservada, en el tiempo de Dios, ese
perfecto, la de nuestro Maestro Creador quien todo lo ve, quien todo lo
escucha, quien todo lo sabe, aun entre muchas alegrías y las inolvidables
penas, sin embargo aun así siempre intentaremos revertir en este mundo parte de
esas historias no tan ajenas, tan cercanas, misteriosas y hasta con el
ingrediente secreto, fue, es y por siempre será así, una y mil vidas, una y mil
historias, uno y mil intentos, una y hasta mil penas, entre amaneceres y noches
entre penumbras, entre los susurros y voces de ángeles quienes en ocasiones nos
cuidan y buscan bajar al templo de los mortales, para aprender de nosotros,
para enseñar lo que por terquedad no hacemos, para dejar una marca en su
historia, en las nuestras y en la de quienes vinculados están entre tantas y
tantas alegrías y penas, y todo esto quizás es lo que siempre vio nuestra amada
Princesa, al pretender elegir y pedir bajar a esta tierra imperfecta,
encontrando esa puerta abierta, esa quien la traerá a esta vida y situaciones
diversas, entre especulaciones, sesiones y obras de teatro de nuestra vida sencilla
y compleja, y convertirse en un miembro actoral de esta obra de teatro llamada
la vida re-escrita de una Princesa a quien por siempre llamaremos Sophía...
Al inicio lo dije,
quizás intentar expresar con las palabras correctas esta historia que no deseo
dejar apenas cubierta, es una narrativa con frases y poesía de una melodía selecta,
una música única, como el lienzo que ella pinto desde el cielo de este ángel quien
pidió al Creador bajar a esta tierra y encontrar a la familia perfecta,
aprender de los mortales, a enseñar por nuestras elecciones y decisiones, a
intervenir en nuestras acciones y a aprender a convivir y compartir de nuestras
emociones, sentimientos, incomprensiones y contradicciones, a entender lo que
en algún momento tal vez no deseamos aceptar o permitir, porque en nuestra
racionalidad Dios no interviene, solo nos deja señales y nos envía en ocasiones
a los ángeles como divinidad fortuita a través de esta vida compleja, y a pesar
de dilatar cierto espacio de tiempo en continuar esta tierna historia, solo encontré
la necesidad de manifestar lo que interpreto del Creador y de este ángel para
que forme parte de esta narrativa en ocasiones elocuente y muy diversa, llena
de parodias, de momentos, de situaciones y emociones que suman y restan, se
multiplican entre transeúntes, amigos, familiares y gente muy cercana, y nunca ha de dividir las
intenciones de una niña a quien llamaremos Sophía…
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