Aun en la tristeza,
aun en los recuerdos, en ocasiones yo intento interactuar a través de este
misterioso universo, a través de esos sonidos que redundan y susurran
ocasionalmente a través de mis sueños, y ahí precisamente yo te vuelvo a ver, logro
verte cantando, bailando, mirando ese panorama desde ese pequeño rincón del
cielo, tú tan risueña, tan cálida, tan alegre, algo hasta tremenda y atrevida,
intentando siempre alcanzar la maravillosa vida que lamentablemente dejaste atrás,
aquí en estas tierras, aquí en nuestro laberinto de vivencias y de tan bellos
momentos, y ahora tu desde simplemente ahí, desde ese pequeño rincón del cielo...
Aun así yo solamente
como simple espectador te veo, escucho tus alabanzas, escucho tus oraciones
tarareando cada canción entre esas melodías que antes ni tan siquiera logre
admirar en esos pocos encuentros, ahora logro verte bailar al muy estilo
flamenco, con ese traje de seda rojo, adornado entre borlas y flecos con un
hermoso ruedo, y en ocasiones tu me ves, me señalas con tus pequeñas manitos y
tus diminutos dedos, al bailao tan frenético guiñándome un ojito con ese tan hermoso
gesto, ay mi linda, ay mi bella princesa, ay por los cánticos que perduraran
por siempre en esos gloriosos sueños...
Aun bajo los días de
cielos azules y radiante sol, o entre la penumbra nublada de remembranzas y hasta
de ese dolor, mantengo la escucha de esos cánticos que me traen alegría y me
alejan de todo aquello que me ha traído un poco de desilusión; sin embargo cada
melodía que me recuerda tu bella ensoñación, ha de inspirarme desde el día que
te atreviste a dejar el cielo por momentos de compañía y de creer siempre en lo
mejor, es cuando todavía me traes de vuelta tú con esa sonrisa de picardía que
mostrabas sin ningún estupor, entre tantas ocurrencias, entre tantos malabares,
de risas sueltas y de esos cánticos que apenas yo vi cuando aun estabas por
aquí, dejando tus huellas limpias a través de ese camino que transitamos todos con
esos recuerdos desde las laderas alentadoras llenas de tanto amor, pues yo sigo
aquí escuchando esos cánticos, a esa cantaora y bailaora quien a veces desde
Levante o desde Lyon, en ocasiones desde Santa Marta o Lima, pasando por Los
Andes y en ocasiones llegando a Caracas, a Monterrey o hasta por allá por la
isla desde La Asunción, he de sentir todo eso al calor del verano en la punta
de allá por los lados de Falcón, o en la primavera de la bella Colonia, o en los
inviernos de Santiago y el otoño acaramelado de la romántica Verona, porque por
allá a través de este mundo que algunos vemos, recordamos siempre todo aquello
que tú hiciste por supuesto mucho mejor...
Aun yo te sigo escuchando,
aun yo te veo ahí mi bella niña, aun tú me deleitas entre mis buscados y
anhelados sueños, verte cantando y bailando hasta con descontrol, toda tú,
simplemente tú Sophía, la bailaora, la artista, la atrevida que ahora desde el
cielo muestra sus atributos ante el divino Creador, ante los ángeles que
sonríen alegres con mayor ilusión, ante un humilde espectador quien intenta
plasmar esta bella historia que evitare yo claudicar con mucha atención, porque
cual musa de un artista, cual tonada de un vida, cual monologo que expresa
apenas una historia de una vida, desde un antes o hasta un después, simplemente
tu has de inspirar a un humilde escritor, quien más allá de ser tu abuelo busca
entre poesías, desde un libreto, o desde una bella melodía y un poco de aun ese
humor, la simpleza de una vida sin mayor distinción, y he de permanecer en
ocasiones al anonimato, plasmando capítulo a capítulo una bella historia de un
sueño inmenso y lleno de mucho amor, lleno aun de esperanzas y de anhelos por
una vida que aun me queda, llena de sorpresas, llena de tropiezos, hasta de
enseñanzas y de lecciones en la búsqueda siempre de todo lo mejor, y por
supuesto siempre en tu compañía quien desde el cielo, más allá de cantarme, de
bailar, de guiñarme tus ojos, de sonreírme y alegrarme esos momentos de tristeza
que no escapan a cualquier situación, tú me proteges y hasta me cuidas en mis
aventuras e ideas que intento yo alcanzar sin vergüenza y con todo el amor, y
aquí sigo mi niña bella, escuchando tus arrebatos, tus canciones y melodías
desde allá, desde donde yo intento siempre verte para que me inspires con mucho
ilusión...
Aun espero así a
través de las estelas que dejan las estrellas como cometas que transitan por esa
canción, esas composiciones del alma que te llevan más allá de ese cántico
profuso lleno de amor, escuchar desde el cielo simplemente esa voz, esas voces,
esos cánticos, esas melodías que traen esperanza, que traen mucha ilusión, que traen
la semblanza de mas de un recuerdo de un paso por tierras benditas para
albergar todo tu amor, aun cuando tu estancia fue corta y una partida
intempestiva que nos lleno de dolor, así todavía yo me aferró a escuchar tu divina
canción, en cada viaje que yo hago y en cada sueño que yo tengo por alcanzar
más que tu humilde atención, tu cariño y por supuesto todo tu amor...
Y aun así al sabor
de un buen gelato desde la bella Florencia, de una almojábana por el Caquetá, o
de un caldo de Sapuara por la antigua Angostura, o un rico pastel de queso y
champiñones por los Paramos de estas tierras benditas donde tu arribaste, yo quiero
junto a estas melodías y estos cánticos que aun mantengo en todo mi ser, que
escucho a través de esos aventureros sueños que me atrevo yo a tener, continuar
verte es lo que le pido yo al Señor, simplemente tener esa y una y mil veces más
que una única opción, y para no olvidar jamás que si tu alcanzaste tu sueño de
bajar a este mundo para tú conocer, hasta compartir y también para aprender, con
un poco de todo hasta casi que nada, y sin dejar de ser quien tu siempre has de
ser, permíteme alcanzar con la esperanza de esa bella inspiración, que a través
de esas miradas picarescas, de esas melodías tan sedientas, de esas sonrisas
que sigues dejando a través de mi ser interior, aun más allá de mis aventureros
sueños llenos de algo de humor, hoy yo intento mantener tu recuerdo más vivo que
nada y así yo mantengo este humilde libreto, plasmado cada décimo día a través
de estas humildes letras que yo aquí te dejo, y que ruego a Dios también te
lleguen como cada canción, esa que aun yo escucho en mis sueños todavía con
mucha ilusión...
Tu querido abuelo, tú
poeta y velador de esos sueños, quien bendice a ese angelito del cielo con muchísimo
amor. Esdras...
No hay comentarios:
Publicar un comentario